¿Podrá sobrevivir el chef David Muñoz (alias @Dabizdiverxo) al agotador personaje mediático que se ha creado? Yo confieso que no he visto su docureality ni sigo al detalle su vida privada o su actividad en las redes sociales. No estoy ni en el bando de los que le idolatran ni entre sus haters. Aún así, no puedo evitar pensar si no se estará achicharrando con tanta sobreexposición. Su restaurante tres estrellas Diverxo acaba de caer 20 puestos (del 59 al 79) en la lista de los mejores del mundo. En el comando gourmet tuvimos hace un par de años una trifulca con ellos por su mala gestión de las reservas y aún no he podido probarlo. Así que mi alternativa será ir a la versión low cost y callejera, Streetxo.

La cocina de Streetxo

La cocina de Streetxo J.S.

 

Aunque a primera vista lo parezca, lo peor de llevar tanto tiempo en Bruselas no es el tiempo gris (al menos esta semana nos ha dado tregua). Lo insoportable es que los amigos llegan y se marchan y les echas de menos. También tiene su parte positiva: alojamiento gratis en muchas ciudades y excusas para ir a nuevos restaurantes. En mi última visita a Madrid, quedo a comer en el Streetxo con mi ex colega de gimnasio en Bruselas y su chica, a los que no veía desde hace meses. Es mi tercera visita al restaurante y creo que ya tengo claro lo que me gusta y lo que no me gusta.

La zamburiña ahumada

La zamburiña ahumada J.S.

 

Empecemos por lo malo. Lo primero las colas, porque no se admiten reservas. Ya sabéis que yo lo prefiero antes que estar mil años en una lista de espera. Pero además hay una forma fácil de evitarlas: ir a comer a deshoras. Por ejemplo, un viernes de mediados de mayo a las 15:30. Mi otro problema temo que es de más difícil solución, porque forma parte de la política de la casa: la música atronadora, que mata el placer de la conversación durante una buena comida. Tenemos que hablar a gritos. Por favor, BAJAD EL VOLUMEN!

El salmonete de roca con huevas de trucha

El salmonete de roca con huevas de trucha J.S.

 

Pese a todo, gana de lejos lo bueno. Me encanta el ambiente del local, industrial, punk y con un punto macarra. Y sobre todo el espectáculo de la cocina abierta en el centro. Quizá los taburetes en torno a la barra no son todo lo cómodos que deberían, pero ofrecen el mejor lugar para no perderse ni un detalle del show: la coreografía de los cocineros, en uniforme de camisa de fuerza; las brasas, las llamaradas y los sopletes; o la puesta en escena de los platos. Muchos de ellos se presentan simplemente sobre láminas de papel blanco y los cocineros acaban de prepararlos ante nosotros como si pintaran un lienzo. Como el cordero de lechal tandoori a la llama con causas limeñas de patata, trufa de verano y trompetas de la muerte.

El cordero de lechal tandoori

El cordero de lechal tandoori J.S.

 

 

No quiero olvidarme de los cócteles, que están todos espectaculares: dejaos guiar por los camareros, no os digo más. Pero lo mejor del Streetxo es por supuesto la comida. En casi ningún otro lugar he probado platos con mezclas tan locas, creativas, elaboradas y sabrosas. La inventiva de Muñoz parece no tener límites. Altísima cocina de vanguardia a precios muy asequibles, entre 10 y 17 euros. Mi colega se queda con la lasaña coreana de wonton y vaca vieja gallega con shitakes, tomates escabechados picantes, bechamel de cabra y cardomomo.

La lasaña koreana de wonton y vaca vieja

La lasaña koreana de wonton y vaca vieja J.S.

 

De mis visitas anteriores todavía me acuerdo de las navajas con crema de coco, y eso que el coco no es santo de mi devoción precisamente. Esta vez mi plato favorito es el salmonete de roca “frito al revés” con huevas de trucha y papas moradas fritas. A la chica del grupo le gusta sobre todo la zamburiña ahumada con kimchee casero, cremoso de coco y salsa xo. Hasta los gin tonics del postre son originales. Nunca había probado uno picante! Y nos dejan tomarlos en la terraza, con vistas espectaculares de Madrid.

 

Restaurante Streetxo. El Corte Inglés Gourmet Experience. 52, Calle Serrano. Madrid. Cocina de vanguardia callejera. Precio: 24 euros por persona (sin contar los cócteles)