¿Clitoriniano o vaginal? “Es lo que más me preguntan y siento decirlo pero el 80% de las mujeres jamás tendrá un orgasmo vaginal”. ¿Cómo? ¿Y el famoso punto G? “Con penetración tradicional no es estimulable y hay pocos juguetes que lo estimulen, es muy difícil de encontrar”. Cruda y directa contesta Marina Castro, sexóloga, responsable de los talleres sobre orgasmo femenino que se imparten desde hace 15 años en Barcelona. Este sábado, además, se ha organizado una jornada completa sobre el placer sexual de la mujer.

Castro tiene respuestas para todo aquello que, sí, vayamos al tópico, todo lo que siempre quiso saber y nunca se atrevió a preguntar sobre sexo. Tópico, decimos, porque seguimos casi igual que hace décadas. “Las mujeres de 60 años que vienen a mi taller se sorprenden de la falta de información de las chicas de 20 con las que comparten la clase”.

El instituto de estudios de la sexualidad y la pareja se creó en Barcelona en 2001 y desde el principio imparten talleres sobre orgasmo femenino. Han organizado ya 53 ediciones por las que han pasado más de 800 personas, casi todas mujeres. Son talleres de día entero, pero “la mayoría se queda con ganas de más, porque cuando empiezas a informarte te das cuenta de lo poco que sabes”.

¿Qué sucede a estas alturas de la vida para que todavía hablemos de orgasmo femenino con pudor y sin información?  “El porno ha hecho mucho daño”, dice Castro. Claro, uno se imagina a esos hombres copulando durante 40 minutos y a mujeres disfrutando con eso, y la trampa está servida. “Todos queremos ser normales”, dice Castro, “¿quién se atreve a ser la primera en decir que con el sexo vaginal disfruta poco o nada? Así empezamos a fingir orgasmos... ¡para que se termine rápido ese infierno!”.

La charla transcurre entre risas porque la verdad, cuando la tienes cerca, puede llegar a ser cómica. Hay mujeres que jamás han tenido un orgasmo, mujeres que nunca se han masturbado, que llegan a los talleres para saber cómo aumentar su deseo, para saber cómo complacer a sus parejas. Mujeres perdidas.

¿Y los hombres? “El porno también les ha hecho mucho daño, y esta sociedad, tan masculinizada, los deja en mal lugar. Se supone que lo saben todo de sexo y les cuesta mucho preguntar. Fíjate, hemos organizado un montón de talleres sobre orgasmo masculino, se apuntan muchos hombres y al final hemos tenido que cancelarlos casi todo porque no vienen”.

Lo que no se ha tenido que cancelar es la jornada sobre orgasmo femenino de este sábado, un maratón de talleres y conferencias para doctorarse en la materia en tan solo un día. Es un buen plan de sábado... “Claro, hay talleres cerrados desde el lunes -25 personas por sesión-, se ha apuntado muchísimas gente, nos han desbordado”, responde Marina Castro, quien nos da pistas de lo que se tratara en las jornadas. “Queremos definir qué es el orgasmo femenino de manera global”. Para ello, hay talleres muy variados. Aquí van unos cuantos:

Maternidad y sexualidad. ¿Qué les pasa a la mayoría de mujeres embarazadas o recién paridas? “Que se centran en su estado y en el bebé y se olvidan del sexo”. Elena Crespi, sexóloga y codirectora del IESP, impartirá un taller para dar pautas y lograr que “después del nacimiento de un hijo la sexualidad no quede muy tocada”. No quiere desvelar todas sus armas (sucede con todos los ponentes con quienes hemos hablado) pero sí nos da algunas pistas de lo que cuenta en sus talleres. “Es muy importante hacerse un rincón para la pareja, conservar un espacio de novios, no abandonarse y excitarse tanto mental como físicamente”. Un obstáculo sexual es la autoestima, sobre todo la de las mujeres. Suele suceder: “Después de parir las tetas se caen, la barriga no desaparece nunca, la piel desmejora... Tenemos que entender y aceptar que el cambio del cuerpo es uno de los peajes que pagamos por ser madres”.

Orgasmo femenino y literatura. Cuando una pareja empieza a contonearse sexual,ente en una película, se suele recurrir a eufemismos y metáforas. Un cohete (en Garganta profunda, ¿recuerdan?), fuegos artificiales e incluso los pies de los protagonistas retozando. Dice la escritora Roser Amils que “esas cursiladas se tienen que acabar”. “Estamos en un momento de reivindicar la feminidad, de ser explícitos. ¿Qué no quieres ver una vagina? Pues toma, un primer plano”. En este contexto, su taller servirá para ilustrar “lo bonito que es el orgasmo femenino bien contando”. Y lo hará a base de fragmentos y reflexiones autobiográficas, tanto de novelas como de ensayos y hasta de periódicos. “Nos reiremos y aprenderemos, saldremos con la autoestima más alta, siendo mejores personas, mejores parejas y hasta mejores padres”.

Las profesoras encargadas de impartir el curso.

Las profesoras encargadas de impartir el curso.

Autoestima y sexo. “Si tienes un problema de autoestima y eres competente en materia sexual, puede ser que intentes reafirmarte, que intentes que te quieran a través del sexo. Entonces te decepcionas porque solo encuentras sexo”. Antoni Bolinches, reputado sexólogo, autor de numerosos libros e incontables teorías psicológicas, presenta su última idea: la teoría de la seguridad personal. “Hay cuatro fuentes para lograr seguridad”, nos cuenta, “la autoestima, la autoimagen, el autoconcepto y la competencia sexual. Para disfrutar del sexo hay que sentirse pleno como persona, insiste Bolinches, quien suele formar a sus pacientes en una regla de oro: “En el sexo hay que disfrutar y hacer disfrutar, no hay que esforzarse demasiado y hay que hacer todo, repito, todo lo que te apetezca”. Reforzaremos estas fuentes para que encaren el sexo con más seguridad.

Sexo lésbico. “Hay que decir coño, no infantilizar nuestro órgano sexualidad con el lenguaje”, dice Paula Alcaide, experta en sexología y LGTB. “En mi taller se resalta la importancia de hablar de un sexo silenciado, olvidado: del sexo entre mujeres. Durante una hora haremos un repaso de la anatomía femenina, analizaremos las palabras prohibidas y exploraremos como nos sentimos ante el sexo lésbico”. Alcaide planteará a las asistentes explorar el sexo entre mujeres con “dinámicas divertidas”. Dice que su taller es “original y nuevo y nos acerca al autoconocimiento como mujer, como amante de otra mujeres, como adulta libre y sin prejuicios ni estigmas respecto al sexo lésbico”.

Punto G y eyaculación femenina. “La mayoría de mujeres jamás se han mirado los órganos genitales e incluso les da pudor porque creen que no les gustará lo que van a ver”, dice Marina Crespo, responsable de este taller. Detractora del porno convencional, al que culpa de muchos de los males sexuales de nuestra sociedad, Crespo dice que en este tipo de películas “los genitales femeninos aparecen infantilizados, sin pelo, rasurados, recortados, simétricos... ¡Nadie tiene unos genitales así!”. Lo mismo sucede, insiste, con la eyaculación femenina: “No, no te preocupes, no vas a mojar a tu pareja de arriba a abajo cuando eyacules, son fantasías del porno, algunas mujeres eyaculan mucho per nunca como en el porno”. En el taller no se mirarán los genitales pero sí contarán como hacerlo en casa.

Hablar de sexo a los hijos. Imaginen la escena –o recuérdenla si ya la han vivido: abren la puerta y se encuentra a su hija de cinco años tocándose con su primo de siete. ¿Qué hacer? “Nada”, responde Elena Crespi, “como si estuvieran jugando a coches”. Buf. “Que sí, que donde tú ves sexo ellos ven naturaleza, lo único que hacen es comparar sus cuerpos, ver lo que tiene cada uno. Con los hijos hay que normalizar el sexo, pasearse desnudo delante de ellos, besarse con la pareja sin pudor... No hace falta llegar al sexo completo, claro que no, pero darles pistas con el ejemplo es importante, sobre todo si todo está basado en el amor”. En su taller, Crespi expone situaciones en las que se pueden encontrar los padres, como ese clásico ‘jugar a médicos’, y da pautas de respuesta. “Hay una regla básica: nunca castigar al niño por algo relacionado con el sexo”.

La entidad queha organizado esta jornada, el instituto de estudios de sexualidad y la pareja es un organismo privado, que no cuenta con subvención alguna, que imparte clases y ofrece terapia desde 2001. Su director, Pere Font, considera que de este modo pueden trabajar mejor, “sin bajarnos los pantalones”. La entidad, “sin ánimo de lucro”, colabora además con universidades catalanas con las que imparte masters y posgrados sobre sexología. Este año, por ejemplo, cuentan con 200 alumnos.

“Y más que pasarán”, puntualiza Font, “porque hay cosas que siguen ancladas en el siglo XIX”. Los talleres debían hacerse en el recinto Martí Codolar, un centro de los salesianos. Según relata el director del instituto, los sacerdotes dieron su aprobación inicial pero a medida que fueron conociendo la temática y los títulos de talleres y conferencias, se echaron para atrás. “Muy progres y modernos dicen que son pero al final nos pidieron que cambiáramos los conceptos o no nos dejaban el centro”. Las jornadas, al final, se celebran en el Poble Espanyol. “Esta sociedad sigue siendo pacata y quien diga que no es que ha viajado poco”.