El Diario Oficial de la Generalitat publicó el viernes el decreto del presidente Puigdemont que establece tres días de duelo en Cataluña por los atentados terroristas de Barcelona y Cambrils. Los primeros que no la han respetado han sido los separatistas.  

No ha habido día desde que se produjo la masacre que los impulsores del proceso independentista no hayan tratado de utilizarla para hacer política y barrer para casa, lo cual les desacredita.

Vimos comparecer a las autoridades catalanas -presidente, vicepresidente y alcaldesa de Barcelona- para informar del atentado y enviar un mensaje a la sociedad. Lo hicieron en catalán y sin la presencia de ningún representante del Gobierno, como si el ataque terrorista afectara sólo a barceloneses y catalanes y no al conjunto de los españoles. No le falta razón al exministro Jaime Mayor Oreja cuando asegura que los ciudadanos de todo el país "merecían" esa atención en un momento además de gran incertidumbre.  

Víctimas catalanas y víctimas españolas

Pero hemos visto también a todo un conseller de Interior, Joaquim Forn, distinguir entre "personas catalanas" y "personas de nacionalidad española" al informar de la identificación de las víctimas, demostrando que ni siquiera tiene pudor a la hora de utilizar a los muertos en su intento de empujar hacia la independencia.

Hemos asistido a los mensajes de la Assemblea Nacional Catalana, una de las organizaciones independentistas más activas, hacer campaña dentro y fuera de España para que no se utilice la bandera nacional cuando se muestre solidaridad con los afectados, recomendando en su lugar el uso de la senyera o la estelada.

Con los cuerpos aún calientes de las víctimas, hemos comprobado cómo el jefe de prensa de Puigdemont, Pere Martí Colom, presumía de que Cataluña mantendría intactas sus relaciones con el exterior en el caso de independizarse. “Recordad que decían que no tendríamos relaciones internacionales, que no nos recibiría ninguna. Cierto, el conseller Raül Romeva los recibe en su despacho”, manifestó. Pero es que, además, la información era falsa.

Manifestación contra el terrorismo

Ahora vemos cómo la CUP avisa de que podría no acudir a la manifestación contra el terrorismo que se prepara en Barcelona porque habrá representantes del Estado y del Gobierno. Según la diputada autonómica Mireia Boya, las autoridades españolas encarnan "un imperialismo económico que ha financiado a los autores del atentado" yihadista.

Quienes se han hartado de dar lecciones de moralidad y ética política a los partidos constitucionalistas y al Gobierno, hablando de decencia, de diálogo y de actitudes antidemocráticas han quedado retratados. Sólo les interesa el 1-O.