La Justicia ha tumbado por discriminatorio e inconstitucional el programa plurilingüe que Vicent Marzà pretendía implantar en la Comunidad Valenciana a partir de septiembre. El conseller de Educación -del ala más nacionalista de Compromís- se proponía relegar el castellano en las aulas utilizando como palanca de cambio la enseñanza en inglés, lo que ha motivado un durísimo fallo del TSJ de la Comunidad Valenciana.

Marzà quería premiar con más horas y un nivel más alto de inglés a los colegios que optaran por la línea en valenciano, lo que supone una flagrante “vulneración del derecho a la igualdad” y un “claro agravio comparativo para el alumnado que opte por mayor presencia del castellano”.

"Sanción indirecta"

Lejos de ser un estímulo -como alega Marzà-, este sistema funcionaba como un mecanismo disuasorio con el que se “inflige una sanción indirecta” al aprendizaje en castellano. El conseller de Educación ha coaccionado de facto a los alumnos y a los colegios, al impedir la coexistencia en un mismo centro de una línea de enseñanza en valenciano y otra en castellano -más inglés-, como hasta ahora.

El TSJ valenciano ha ordenado lógicamente la vuelta al modelo trilingüe de 2012 impulsado por el PP. El problema es que el daño que ya se ha hecho a los alumnos que se vieron obligados a cambiar de centro para matricularse en castellano no resulta fácil de reparar a un mes del inicio de curso. 

Más varapalos judiciales

La comunidad educativa no tiene por qué ser pagana del radicalismo de un conseller a quien los tribunales ya han enmendado antes por sus recortes a la concertada y por su pretensión de que los estudiantes de medicina y enfermería de universidades privadas pudieran hacer prácticas en hospitales públicos. 

El presidente Ximo Puig no puede seguir mirando para otro lado después del último varapalo de la Justicia a un modelo que quiebra la igualdad de oportunidades de los niños en el acceso a la enseñanza del inglés. Debe ordenar la apertura de un periodo de matriculación extraordinaria, para revertir la situación y que los alumnos que quieren estudiar en castellano puedan continuar haciéndolo en sus centros de toda la vida. 

Marzà debe dimitir o ser cesado hoy mismo. Al frente de la Conselleria de Educación de una Comunidad con zonas en las que sólo se habla castellano no puede estar un fanático de la inmersión lingüística.