El gesto de Pedro Sánchez de descolgar el teléfono y llamar a Rajoy para mostrar unidad y compromiso frente al desafío separatista es de una enorme relevancia política. Su llamada permitió visualizar este lunes un gran frente constitucionalista (PP, PSOE y Cs) horas antes de que Puigdemont reuniera a las formaciones partidarias del referéndum unilateral de independencia. 

Tomás Serrano

Con un sola frase, Sánchez despejó las dudas que se habían generado en torno a la posición del PSOE en la cuestión territorial, después de que en la campaña de las primarias hablara de España como "nación de naciones". "El PSOE estará en la defensa de la legalidad y de la Constitución contra cualquier intento de romperla", le dijo el líder socialista al presidente del Gobierno.

Cumbre desinflada en la Generalitat

Su declaración de intenciones deja poco resquicio a la duda: si los separatistas cometen un acto flagrantemente inconstitucional se encontrarán con una decisión de intervenir la autonomía (artículo 155 de la Carta Magna) consensuada por una amplísima mayoría del Parlamento. Sólo Pablo Iglesias se queda por ahora fuera de entre los grandes partidos nacionales. 

El anuncio de Sánchez desinfló la cita del Palau de la Generalitat, que además contó con la ausencia de En Comú, la formación de Ada Colau. Por más que tras la reunión, la portavoz del Govern, Neus Munté, intentó trasladar idea de solidez y firmeza en sus posiciones, la imagen que queda es la de que los promotores de la independencia siguen siendo los mismos del principio... sólo que con menos apoyos en la calle, como revelan las encuestas, y ahora con un gran bloque constitucionalista enfrente.

Agitar la calle y elecciones

A ERC y PDeCAt, los principales impulsores de la ruptura, la estrategia que les queda es seguir agitando la calle con la esperanza de que, en unos nuevos comicios autonómicos presentados nuevamente como constituyentes,  la sociedad catalana se movilice para volver a tener la mayoría del Parlament. Esa es la hoja de ruta de quienes ven cómo sus expectativas se derrumban.

Habrá tensión, seguro. También momentos de dificultad. Pero la unidad de los demócratas frente a quienes pretenden romper la soberanía nacional garantiza un final en los términos previstos por la ley. De ahí la trascendencia del gesto de Pedro Sánchez de este lunes.