Tan sólo unos días después de atacar unilateralmente posiciones de Bachar al Asad en Siria con 59 misiles Tomahawk, Donald Trump ha lanzado la madre de todas las bombas sobre un reducto terrorista en la provincia afgana de Nangarhar. Además, ha desplazado a la península de Corea un portaviones atómico para disuadir a Kim Jong-un de que realice un ensayo nuclear durante la conmemoración -este sábado- del 105 aniversario del nacimiento de su abuelo: el fundador del régimen Kim Il-sung. El clima prebélico ha prendido en pocas horas sin que nadie sepa a ciencia cierta cuál puede ser el desenlace de esta crisis.

El bombardeo a las tropas de al Asad y la presión a Rusia para que deje de proteger al dictador sirio, el estreno en Afganistán del artefacto no nuclear más potente jamás lanzado y la posibilidad de que Trump termine ordenando un “ataque limitado” de carácter preventivo sobre Corea del Norte responden a un cambio radical en la política exterior americana ante el que la comunidad internacional se tienta la ropa.

Escalada de tensión

Pyongyang ni desmiente ni descarta que vaya a intentar un nuevo alarde armamentístico y China ya advierte abiertamente del riesgo de un "conflicto termonuclear". Habría que remontarse a la crisis de los misiles de Cuba, en plena Guerra Fría, para recordar una escalada de tensión similar entre potencias.

La UE, Turquía, Israel y Arabia Saudí Europa aplaudieron inmediatamente la acción militar de EEUU en Siria porque consideraron que el régimen de al Asad había cruzado la línea roja al usar armamento químico contra la población civil. Sin embargo, ahora guardan un silencio atronador tras la exhibición de poder de EEUU en el frente afgano y los tambores de guerra en la península de Corea.

Trump, "orgulloso"

El presidente de EEUU ha dicho estar “orgulloso” de sus acciones militares, lo que demuestra, principalmente, su determinación a seguir actuando por su cuenta en todos los frentes. Nadie desea que al Asad gasee a civiles inocentes ni que una dictadura como la de Corea del Norte fabrique armas nucleares y amenace a sus vecinos disparando cohetes de medio alcance cada dos por tres. En esto sólo se puede estar de acuerdo con EEUU Tampoco se le puede reprochar a Washington que intente acabar cuanto antes con los terroristas que ponen en riesgo la vida de sus soldados en Afganistán.

Pero el mejor modo de actuar en política exterior es concitar alianzas y actuar de forma coherente y proporcionada. Las respuestas impredecibles sólo elevan la tensión, cuando lo principal es no poner en riesgo la paz mundial.