El PP basa su precaria fortaleza en las carencias de la oposición y no en su voluntad de aprovechar su pacto de gobierno con Cs para enderezar el rumbo y generar ilusión y credibilidad. De otro modo no se entiende la obcecación con la que Mariano Rajoy desoye el clamor existente -dentro y fuera de su partido- para que asuma de una vez compromisos de regeneración.

Los datos del último sondeo de SocioMétrica para EL ESPAÑOL referidos a la continuidad de Rajoy y a la falta de transparencia en su partido suponen una seria advertencia, pero las últimas decisiones del presidente del PP sólo son indicativas de su desdén hacia las opiniones ajenas. Casi la mitad de los votantes del PP y el 77% de los del partido de Albert Rivera -que le sirve de sustento- no quieren que Rajoy vuelva a ser el candidato. Sin embargo, él no desaprovecha ocasión de presumir de las "ganas" que tiene de continuar y marea la perdiz para no respetar el compromiso de limitación de mandatos adquirido con Cs.

Limitación de mandatos

Este lunes hemos constatado de nuevo su marrullerismo, pues aunque el PP ha aceptado la propuesta jurídica de Cs para modificar la ley y que el presidente del Gobierno no pueda serlo más de dos legislaturas -como hicieron Aznar y Zapatero-, la literalidad del texto, que no entrará en vigor mientras no se firme, le permite alentar su propia perpetuación.

El rechazo a Rajoy es indisociable de su estilo antidemocrático -un tercio de los votantes del PP cree que la dirección hizo trampa para mantener a Cospedal de secretaria general- y de su incapacidad para reaccionar ante la corrupción. En este sentido, la decisión de Rajoy de blindar al presidente de Murcia, Pedro Antonio Sánchez, unas horas después de confirmarse su imputación en un caso de corrupción sólo puede interpretarse como una irresponsabilidad que pone en riesgo la gobernabilidad de esa Comunidad, que depende de Ciudadanos.

Corrupción sin respuesta

Pedro Antonio Sánchez tendrá que declarar como investigado por irregularidades en la asignación de fondos públicos para la construcción del auditorio de Puerto Lumbreras en la época en la que fue alcalde. El propio Sánchez dijo que dimitiría si resultaba imputado y el pacto de gobernabilidad en Murcia es taxativo al respecto. Rajoy no puede pretender volver a hacer un sayo con la depuración de responsabilidades políticas cuando el propio PP presumió de "haber aprendido la lección" en su congreso y cuando se trata de una decisión que compromete además la imagen de Cs.

El sondeo de SocioMétrica indica que PP y Cs ampliarían su hegemonía hasta los 189 escaños de haber hoy elecciones. Esta ecuación de esta ecuación es posible porque Cs subiría de 32 a 50 escaños, mientras que el PP no se mueve. Rajoy debería fijarse en el presidente francés, Françoise Hollande -con el que acaba de estar- y aprender cuando conviene dar un paso atrás en lugar de perseverar en el error y seguir tirando de una cuerda que ya no aguanta.