Los socialistas aún no han puesto fecha a su próximo congreso, pero PP, Podemos y Ciudadanos, que se retratarán en febrero, encontrarán a buen seguro en el último macrosondeo de SocioMétrica para EL ESPAÑOL motivos sobrados para reflexionar. Ni arrellanarse en el inmovilismo ni la tentación endogámica y cesarista de las cúpulas de los partidos solucionarán el desprestigio creciente de los políticos.

Los españoles reclaman más democracia directa a los partidos, libertad de voto para los diputados y un cambio drástico en el modelo de finaciación para que -al contrario de lo que sucede- pesen más las donaciones privadas y las aportaciones de los afiliados que las subvenciones.

En concreto, el 70% de los españoles quiere que los líderes de los partidos sean elegidos en primarias y no en congresos precocinados a través de delegados o compromisarios tutelados por sus jefes y empleadores. Al 80% le gustaría que los diputados tuvieran autonomía de voto, en lugar de ejercer de obedientes transmisores de las directrices marcadas por quienes mandan en cada organización. Por último, el 75,5% preferiría que cada partido sufragara sus gastos con aportaciones privadas, en lugar de depender tanto del dinero público.

La letra pequeña

De la letra pequeña del sondeo también se extraen lecturas muy interesantes, en tanto que reflejan el efecto de algunas decisiones de las cúpulas dirigentes sobre los simpatizantes. No parece casual que hasta un 93,3% de los votantes del PSOE apueste por la libertad de voto de los diputados después de que el Comité Federal impusiera la abstención en la sesión de investidura. Tambien es significativo que siete de cada diez votantes del PP quiera primarias, frente a la renuencia de Rajoy a asumir mecanismos democráticos internos. Tampoco es casual que el apoyo a las primarias sea diez puntos superior entre los votantes del PP que entre los del descabezado PSOE.

En EL ESPAÑOL no podemos estar más de acuerdo con el sentir mayoritario en estos asuntos cruciales para los partidos. Por eso, entre nuestras obsesiones, defendemos el desarrollo del artículo 6 de la Constitución -que establece que su "estructura y funcionamiento interno deben ser democráticos"- y proponemos que las subvenciones públicas dependan del compromiso democrático que adopten las formaciones en su vida interna. Idénticos criterios deberían aplicarse a los sindicatos y a las organizaciones empresariales, que también beben de la teta pública.

Los resultados del estudio de SocioMétrica demuestran que los ciudadanos son mucho más ambiciosos que sus representantes en lo que refiere a la asunción de garantías tendentes a democratizar los partidos. Es más, la opinión mayoritaria constituye una enmienda a la partitocracia y un serio tirón de orejas al anquilosamiento de las organizaciones políticas.