Las manifestaciones de Pedro Sánchez a Jordi Évole (La Sexta) en las que, tras mostrar su decisión de competir de nuevo por la secretaría general del PSOE abogaba por colaborar "codo con codo" con Podemos y lamentaba haber tachado a esta formación de "populista", han puesto patas arriba el partido.

Sus manifestaciones, que hubieran sido polémicas en cualquier circunstancia, han causado un enorme malestar al haber sido pronunciadas sólo 24 horas después de que los parlamentarios de Podemos aplaudieran a los diputados de ERC y de Bildu que trataron de humillar a la bancada socialista en el pleno de investidura.

Iglesias, envalentonado

Pero además, las declaraciones de Sánchez han servido para envalentonar a Pablo Iglesias, que este lunes aseguraba que el ex secretario general del PSOE le ha dado la razón en cuanto a que son los "poderes oligárquicos" los que manejan los hilos en España y que si esa "valentía" la hubiera demostrado antes, el país tendría hoy un Gobierno de izquierdas.

La gestión de Pedro Sánchez al frente de los socialistas ha tenido luces y sombras. Acertó cuando se acercó a Ciudadanos en busca de una alternativa de regeneración y se equivocó al empecinarse en el "no es no" a Rajoy -y a cualquier otro candidato del PP-, como ha acabado demostrando el tiempo. Ahora, con estas últimas manifestaciones emborrona definitivamente su etapa. Baste decir que entre sus propios partidarios hay muchos a quienes no ha gustado en absoluto su declaración de amor a Podemos.

Mutismo de Susana Díaz

Lo descorazonador para el PSOE es que frente al disparate de Sánchez de pedir la convergencia con un partido como Podemos que plantea, entre cosas, la acción en la calle y el referéndum en Cataluña, haya reinado el silencio. Es cierto que le han contestado líderes como Javier Lambán o José María Barreda, pero una carga de esa profundidad merecía que Susana Díaz -lideresa potencial del partido- saliera a la palestra a dar la cara.

Si la presidenta andaluza está dispuesta a dirigir el PSOE no puede permanecer agazapada un día más. Más pronto que tarde habrá un congreso del partido que tendrá que elegir un equipo y marcar el rumbo. Lo que no es de recibo es que la gestora -nombrada para una situación excepcional- alargue mucho la actual situación de interinidad. Como tampoco se entiende que hoy los socialistas sólo puedan elegir entre el desatino y el vacío.