Ciudadanos propone la gestación subrogada si la madre de alquiler tiene motivaciones altruistas, la legalización del cannabis si el consumidor sigue preceptos médicos, la limitación de mandatos sin menoscabo de la perpetuación de Rajoy, la igualdad de los españoles sin revisión de la foralidad navarra y el adecentamiento de las instituciones sin perjuicio de asumir el sacrificio de sus convicciones en el altar de la estabilidad.

Abrir o perpetrar debates para que, por falta de fortaleza o determinación, permanezcan inconclusos es el peor modo de poner en valor las propias carencias sin que nadie repare en lo que las iniciativas aportan a la vida pública.

Confundir la razón de Estado con el vértigo de la propia existencia puede tener un altísimo coste de oportunidad. En el mejor de los casos acabas pareciendo un ingenuo; en el peor, un cínico. Si Ciudadanos acepta los pretextos jurídico-técnicos del PP para blindar al presidente de Murcia, Pedro Antonio Sánchez, imputado en el caso Auditorio, acabará pagando la factura de la corrupción del PP.

El caso PP Murcia es ya el asunto Cs porque así como no existe ninguna duda de que Rajoy cierra filas con el presidente investigado, llamado como está a suceder a Ramón Luis Valcárcel al frente de la organización regional, nadie sabe qué acabará haciendo Albert Rivera.

De momento, el portavoz de Cs en Murcia ha anunciado que ha enviado una "carta" para abordar las situación con el interfecto "la próxima semana". Vamos, que en los tiempos del WhatsApp, las redes sociales y la dictadura de la inmediatez, Cs fía al correo ordinario el trance de la defensa escrupulosa de su pacto de gobernabilidad: no había un modo más lento de postergar el órdago, se entiende; una paloma mensajera puede sobrevolar Murcia entera en diez minutos.

En política la credibilidad viene condicionada por la utilidad y Cs se arriesga a dejar de parecer útil, y por tanto a merecer crédito alguno, si en este asunto peca de entreguismo y dejación. Cuando la irreductible y pluriempleada Cospedal dijo en la clausura del Congreso del PP que su objetivo a medio plazo era "recuperar a los votantes desencantados" los medios entendimos que Cs era la pieza a batir.

Ahora comprendemos, además, que la estrategia del PP no pasa por volver a seducir con buenas artes a los votantes que huyeron al partido naranja, sino en demostrarles -a fuerza de comprometer a Rivera- que el suyo fue un viaje a ninguna parte.