Nos endilgan este año un spot de la Lotería Nacional digno de análisis morfológico, sintáctico, fonológico, fonético, semántico y discursivo. Todo a la vez, removido en vez de agitado y en el mismo pack lacrimógeno de la sensiblería rampante.

Carmina. O revienta. Porque a alguien le acabará algún día de estos estallando el píloro en ese hogar, dulce hogar, con esos inacabables breakfast que, al alba, siempre al alba, factura esa sesentroner para su muchachada. Arrastra esta Carminaorrevienta los rigores reguleros de una eterna Posguerra Fría. Ni Terelu Campos trasiega así, de modo tan voraz, recién levantada. ¡Bienvenidos a la España de las Monstruas de las Galletas, de los Gordos fuleros y de los botes de cacao pérfidamente desetiquetados!

Permanece el perrofláutico del nieto de Carmina conectado al iPhone 7 desde que abre un ojo. Y lo flipa en colores cuando su abuela cree que le ha tocado El Gordo y empieza a gimotear como si se le hubiese marchitado, de golpe y porrazo, el árbol genealógico. ¡Madre mía, qué escandalera! Y entonces llega el hijo y la mira, alucinándolo, como diciendo: “¡Joder!, ¿pero qué hace esta cabra loca con las pastillas para la memoria que la recetó el médico? ¿Maquetitas de plazas de toros?”.

Y, de ahí, parten a celebrar tan insultante cretinez, pero ponen cara de entierro. Acaban en un bar en el que todo tiene pinta sospechosa y el vecindario parece haberse caído de una de las novelas gordas de Cela, Camilo José. Muy de posguerra resulta todo en este spot malsano que no hay por dónde cogerlo. Y ahí sigue Carmina, sin reventar, aunque dándole al cava como si no hubiera un mañana. Porque otra cosa no, pero sopla Carmina con la misma sed que si se hubiera comido a todos los peces del villancico.

Ahí estamos. Estafando a viejas preferentistas, en pleno 21 de diciembre. Mintiéndolas como bellacos. Somos metáforas prenavideñas y vivientes de esta España moribunda. Díganos, Carmina, ¿cómo se siente? “¡Como loca! ¡Estoy enloquecida, de verdad! ¡Nos vamos a ir todos al faro a pasarlo fenomenal!”. Y revolotean cuatro gaviotas. Y un cura se cabrea. Y dos polis motorizados encabezan la procesión chorra de Carminaorrevienta y Su Medicación Cambiada.

Nos acabarán tocando todos los Gordos del mundo. Si ya sé lo que me vais a decir. Pero a una madre hay que hacerle caso siempre. Aunque sigamos siendo pobres y honrados. Y anda que como nos toque El Gordo mañana... Por mucho que sea 18 de noviembre...