La abrumadora victoria del ‘No’ en el referéndum para la reforma de la Constitución impulsada por Matteo Renzi ha precipitado la dimisión del primer ministro italiano, que nada más conocer el resultado asumió su responsabilidad en la derrota y anunció que su mandato toca a su fin.

La dimisión de Renzi es congruente, pues él mismo había planteado la consulta como un plebiscito. A medida que los sondeos -las últimas semanas- pronosticaban el fracaso en las urnas del proyecto de reforma constitucional, Renzi trató de matizar su compromiso de renuncia. Finalmente, el rechazo del 59% de los italianos a su proyecto más ambicioso deja al dirigente socialdemócrata sin capacidad alguna para seguir al frente de un país que en 70 años ha ‘devorado’ a 63 mandatarios.

Renzi quiso cambiar el sistema bicameral italiano y reducir el número de senadores para liberar la acción de Gobierno. Sin embargo, un exceso de confianza, y algo de soberbia, aunaron en su contra a la derecha de la Liga Norte, al Movimiento Cinco Estrellas, al partido de Silvio Berlusconi y a exprimeros ministros de la talla de Mario Monti y Massimo D'Alema. Será inevitable que los populistas traten de cobrarse la pieza.

El resultado del referéndum italiano no es en modo alguno comparable a la victoria del ‘brexit’, pero el golpe acumulado debilita aún más a Europa, La caída de Renzi aboca a Italia a otro periodo de inestabilidad que puede tener consecuencias negativas a nivel económico y político en todo el continente. Principalmente, porque su fracaso enardece a extremistas, eurofóbicos y demagogos de todo pelaje en un momento en el que el fantasma del populismo barre Europa.