Mariano Rajoy ha optado por una especie de continuidad corregida para afrontar su mandato más complicado, lo que resulta congruente con su estilo flemático. Mucho se había especulado sobre si el nuevo Gobierno tendría el marchamo dialogante y audaz que el propio presidente reivindicó en el debate de investidura, pero ha presentado un gabinete muy similar en lo fundamental al de la mayoría absoluta. De hecho, el poder político y el económico, como hasta ahora, sigue recayendo sobre Soraya Sáenz de Santamaría y el tándem Guindos-Montoro.

Por lo que respecta a los pulsos internos, la vicepresidenta le gana la mano de forma contundente a María Dolores de Cospedal, que logra entrar en el Consejo de Ministros al frente de Defensa, un departamento con más protocolo que enjundia política. Y Luis de Guindos gana terreno a Cristóbal Montoro, que mantiene Hacienda. 

Por la atribución de áreas y responsabilidades cabe concluir que Sáenz de Santamaría suma enteros en clave sucesoria. No sólo se mantiene como vicepresidenta y conserva el control del CNI, sino que asume en persona la gestión del pulso secesionista como ministra de la Presidencia y para las Administraciones Territoriales. Además, la presencia de varios ministros de su cuerda, como el propio Montoro, Íñigo Menéndez de Vigo como nuevo portavoz, o Álvaro Nadal la confirman como auténtico peso pesado del nuevo gabinete.

Los 'quemados'

El presidente no ha dudado en prescindir de los ministros más quemados, al dejar caer a Morenés, García-Margallo y Fernández Díaz; ha premiado la gestión de Méndez de Vigo -que asume la portavocía-; y también ha confirmado en sus carteras a Báñez (Empleo), Tejerina (Agricultura) y Catalá (Justicia). Hay que interpretar el fichaje de la catalana Dolors Montserrat al frente de Sanidad como un guiño en clave de cuota territorial, si bien entre las nuevas incorporaciones brilla otra persona próxima a la vicepresidenta:el exsecretario de Estado Álvaro Nadal, que como rutilante ministro de Energía, Turismo y Agenda Digital asume un área que supone el 20% del PIB.

Otras sorpresas son la entrada en el Gobierno de Íñigo de la Serna como responsable de Fomento y del ex alcalde de Sevilla Juan Ignacio Zoido -persona de la confianza de Cospedal- como ministro del Interior. El nuevo responsable de Exteriores es el hasta ahora embajador en Bruselas, Alfonso Dastis.

En definitiva, el presidente ha presentado un gabinete pensado a la medida de la vicepresidenta, a quien encomienda, junto al ministro de Economía, la defensa de sus líneas rojas: preservar la unidad territorial y cumplir los compromisos con Bruselas. Todo ello, sin olvidarse de contentar a Cospedal -que de momento mantiene las riendas del PP- y dando entrada a nuevas caras para soltar lastre y para apuntalar una gobernabilidad vulnerable de mano de Ciudadanos.