La plataforma organizadora de Rodea el Congreso ha justificado la necesidad de tomar la calle y protestar en las inmediaciones del Parlamento, mientras los diputados votan la investidura de Rajoy, con argumentos muy radicales que encierran una gran contradicción. 

La Coordinadora 25-S no sólo repudia la legitimidad del sistema que ampara su derecho a manifestarse, sino que lo hace con expresiones y afirmaciones incompatibles con el respeto democrático que se presume a la labor parlamentaria. Por ello, es lógico que el grado de adhesión de Podemos a la protesta esté generando un intenso debate dentro del propio partido.

Gobierno 'ilegítimo' 

La Coordinadora 25-S, en la que se integran el grupo Anticapitalista -corriente de Podemos- e IU, considera la investidura de Rajoy un "golpe de la mafia" y asegura que el Gobierno será "ilegítimo". También desacredita la "mal llamada Transición", arremete contra la Monarquía y los dos partidos mayoritarios, y anima a "llenar las plazas de lucha" para reclamar un proceso constituyente. La ilustración que acompaña este cúmulo de exabruptos representa a Mariano Rajoy, Susana Díaz y Felipe González caracterizados de gánsteres.

La renuencia de Íñigo Errejón a ligar la imagen de Podemos a Rodea el Congreso está más que justificada. La implicación tanto de la corriente Anticapitalista como de IU compromete a Unidos Podemos con el resultado de una manifestación de espíritu exaltado y cuyas convocatorias anteriores -septiembre de 2012 y abril de 2013- acabaron en altercados, cargas policiales, heridos y detenidos. Es un disparate que, con estos precedentes, la tercera fuerza política del país medite siquiera su presencia testimonial.

Dentro y fuera

En su afán por apoderarse de la calle y sacar rédito a una protesta difícilmente controlable, Pablo Iglesias y Alberto Garzón están jugando con fuego. Al margen de lo incongruente que resulta querer rodear el Congreso estando dentro, se arriesgan a aparecer ante la opinión pública como unos agitadores. Y, tal y como ha sido redactada la convocatoria, no es descabellado pensar que cualquier fanático se sienta en su salsa.

En la medida en que Podemos apoya la enmienda a la totalidad del sistema democrático que inspira esta convocatoria, hipoteca sus opciones para ocupar el lugar del PSOE como partido hegemónico de la oposición. Podemos debe decidir si está dispuesto a asumir de una vez su responsabilidad institucional.

Como Trump

La tentación antisistema de Iglesias es sólo comparable al discurso contra el establihsment de Donald Trump en EEUU. De hecho, el primero no sabe hasta qué punto implicarse en una protesta que proclama la ilegitimidad del próximo Gobierno, del mismo modo que el aspirante republicano no sabe si aceptará o no el resultado de las elecciones. En este sentido, de hecho, la única diferencia entre ambos es que Trump nunca se atrevería a rodear el Capitolio.