La decisión de Pedro Sánchez de convocar para el próximo 1 de octubre a su Comité Federal responde más a una estrategia para intentar retrasar su posible destitución a manos de los barones del partido que a la necesidad de debatir el bloqueo político de España, que es la razón alegada por Ferraz. La oposición interna al secretario general no ha parado de crecer desde el batacazo de las generales de junio, por más que haber eludido el sorpasso de Podemos le diera algo de oxígeno.

Pedro Sánchez ha alentado la idea falsa de que el fracaso de Rajoy en su investidura volvería a situar al PSOE en disposición de recuperar la iniciativa, pero la dificultad de que Ciudadanos y Podemos lleguen a ponerse de acuerdo y la lógica oposición de la mayoría del PSOE a hacer concesiones a los independentistas ha acabado con el ilusorio proyecto del secretario general socialista. Con este escenario, las alternativas del PSOE se limitan o bien a cambiar de criterio y abstenerse ante el PP en una nueva sesión de investidura -pidiendo o no a cambio el relevo de Rajoy-, o bien a ir a unas terceras elecciones generales en diciembre que sólo interesan al PP.

El test del domingo

Los comicios de este próximo domingo en Galicia y País Vasco se convierten así en el test que aguardan los barones para intentar forzar la salida del secretario general. Todos los sondeos dan por hecho que el PSOE puede ser superado por En Marea y pasar de 16 a 8 escaños en el País Vasco, lo que serviría de pretexto a la mayoría crítica para -tal como ha adelantado EL ESPAÑOL- dar un golpe de mano la misma noche electoral o al día siguiente en la Ejecutiva Federal.

La dimisión de una mayoría de los 36 miembros actuales de la dirección parecería justificada por el fracaso en las urnas y obligaría a Sánchez a dimitir, según estipulan los estatutos del partido. Así, el resultado en dos territorios en los que el PSOE no tiene mucho peso se convertiría en la bomba de relojería que dinamitaría al actual líder.

Ganar tiempo

Consciente de que sus críticos ya son mayoría en la Ejecutiva, Ferraz ha filtrado que convocará al Comité Federal el 1 de octubre. Intenta así hacer dela necesidad virtud. Sánchez podría querer plantear la posibilidad de consultar a las bases si abstenerse o no ante el candidato del PP, pero está aún por ver si llega vivo a la reunión del máximo órgano del partido. 

Nunca en democracia ninguno de los dos partidos mayoritarios ha tenido una oposición interna tan fuerte y decidida como la que ahora afronta Sánchez. Contra él se han posicionado los tres últimos secretarios generales del partido: Rubalcaba, Zapatero y González. No es pues exagerado afirmar que el PSOE atraviesa su peor crisis interna desde que en 1979 Felipe González logró desprenderse del marxismo.

El problema es que mientras hace 37 años el PSOE encaraba un proceso de modernización que lo llevaría a la mayoría absoluta apenas tres años más tarde, las perspectivas actuales para el primer partido de la oposición no son muy halagüeñas, gane quien gane la guerra interna.