La disculpa pública y solemne que desde la tribuna del Congreso expresó Albert Rivera por el nuevo fracaso en el intento de alumbrar un gobierno, es un gesto sin precedentes en España. Nunca antes un líder político se había dirigido así a los ciudadanos para ofrecer sus excusas.

Tras dos elecciones y otros tantos intentos de investidura fallidos, la clase política está más desprestigiada que nunca. Las palabras de Rivera tienen un enorme valor y simbolismo, y son una muestra de responsabilidad frente al descontento de los ciudadanos.

Ese paso sí es un reflejo de la nueva política, que contrasta con los gestos vacíos de otros y también con la tradicional soberbia de los viejos partidos. Rivera ha demostrado además una gran habilidad política, ya que su disculpa a los españoles deja en evidencia a Rajoy y a Sánchez, que son quienes realmente deberían excusarse pues son ellos los que tienen la llave de la gobernabilidad.