Opinión El merodeador

Merodeos

17 julio, 2016 23:46

La España del “Prenda” que hay que combatir

Que la sociedad española necesita seguir haciendo progresos en materia de educación, de socialización y de tolerancia lo demuestran episodios como el de la violación de una joven madrileña cometida por cinco hombres en los Sanfermines. Lo que hace particularmente horrendo este suceso que ha conmocionado a la opinión pública es tanto el abuso en grupo como que ninguno de los participantes tuviera un rasgo de lucidez y tratara de hacer entrar en razón al resto. Y el colmo es que dos de ellos son servidores públicos: uno militar y el otro guardia civil.

Pese a los indudables avances que a todos los niveles ha experimentado España en las últimas décadas sigue existiendo una cierta permisividad hacia la mala educación, hacia la violencia incluso, de la misma forma que pervive en las nuevas generaciones un machismo ciertamente preocupante.

Uno de los encarcelados por la salvaje violación es José Ángel Prenda, miembro de la peña radical sevillista Biris, para quien su abogado ha pedido la excarcelación argumentado que no hubo violación sino relaciones "consentidas". Un gran tatuaje en el vientre con su apellido ha servido para que la víctima lo identificase. Prenda, que hace honor a la acepción más vulgar de su apellido, es la imagen de esa España atrasada moralmente que se alimenta de múltiples factores, ya sea de entornos desestructurados, de la sensación general de impunidad producto de una tolerancia mal entendida, de la pérdida de modelos de virtud, de unas televisiones que se regodean en la zafiedad... Esa España que tanto recuerda la que caricaturiza Santiago Segura en Torrente, y que sigue estando ahí, es la que debemos combatir.

Bouhle no era un lobo tan solitario

El autor del atentado de Niza no era un lobo solitario. Las investigaciones han podido determinar que Bouhle contó con ayuda para acceder a armas, como la pistola que utilizó en la masacre. De ahí las detenciones que se han sucedido en el entorno del terrorista, aunque áun está por determinar si formaba parte de una célula yihadista.

Esas circunstancias, así como que no estuviera fichado por los servicios de Inteligencia como islamista radical, han abierto un debate en Francia y han llevado a la oposición a criticar al Gobierno que dirige Manuel Valls por deficiencias en la seguridad. Sin embargo, no sólo es imposible tener controlado a todo aquel que sea sospechoso de simpatizar con el Estado Islámico, sino que en el caso de Bouhle sus propios vecinos decían que no observaba los mandatos del Islam.

Aunque se confirme que había una trama tras el terrorista, y aun cuando la autocrítica es necesaria para mejorar, más que la hora de los reproches es el momento de unir fuerzas para combatir al yihadismo.

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