El Consejo Superior de Investigaciones Científicas que dirige Emilio Lora-Tamayo ha anunciado este miércoles que el primer exoesqueleto que permite caminar a niños con atrofia muscular espinal ha sido desarrollado con éxito. Sin embargo, lo que debería ser una excelente noticia se ha tornado en una enorme frustración, ya que este aparato no cuenta con la financiación necesaria para llegar al mercado. Se calcula que en España hay entre 1.500 y 2.500 niños afectados por esta enfermedad. Resulta inadmisible que quienes la padecen no puedan disfrutar de los beneficios de este importante avance por falta de empresas que se interesen por la patente. Desarrollar la tecnología y tener buenos investigadores no es suficiente si luego el fruto de su trabajo no puede llegar a sus destinatarios. La Administración debe buscar fórmulas de colaboración con empresas privadas para garantizar que los avances científicos no queden aparcados en vía muerta, especialmente cuando pueden cambiar la vida de las personas. En eso sí vale la pena invertir.