El papa Francisco ha anunciado este jueves que creará una comisión para estudiar la posibilidad de que las mujeres puedan ser diáconos. Este grado de consagración anterior al del sacerdocio permitiría a las mujeres administrar algunos sacramentos como el bautismo y el matrimonio. Se trata de un anuncio histórico que demuestra el compromiso del papa por adaptar a la Iglesia a los nuevos tiempos. Además, ofrecer vías de participación a la mujer supone sumar miembros a un clero cada vez más mermado por la falta de vocaciones. Un paso de semejante magnitud puede ser mal recibido por los sectores más conservadores de la Iglesia. Sin embargo no debería olvidarse que en asuntos de la competencia del Santo Padre nadie debería ser más papista que el papa.