Carlos Torres, consejero delegado de BBVA, ha afirmado en una entrevista este martes que a largo plazo la entidad bancaria podría operar en España con sólo 1.000 oficinas, es decir, con un 25% de de las que tiene actualmente. La noticia llega una semana después de que el Banco Santander comunicase a los sindicatos que pretende cerrar de forma inminente hasta 450 sucursales. Esto es un duro golpe para un sector que desde el 2009 ha perdido más de 71.000 empleos. La diferencia es que esta nueva oleada de cierres obedece más a los cambios estructurales del mundo de la banca que a la crisis económica, por lo que la tendencia no se frenará a pesar de los ciclos económicos. Para empezar, la digitalización de los servicios ha reducido la afluencia a las sucursales, ya que cada vez más gente, en especial los jóvenes, prefiere hacer sus gestiones bancarias online. Es evidente que nos encontramos ante un cambio imparable, ya que la economía del futuro será digital. En un informe publicado la semana pasada, Citigroup alertó de que tres de cada diez trabajadores de banca perderán su trabajo en la próxima década debido a la innovación digital. Sería absurdo e inútil intentar frenar este desarrollo tecnológico. Sin embargo la administración debería actuar para dar salida a aquellas personas que perderán su trabajo en un futuro muy cercano.