El Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE) y la Fundación BBVA han elaborado un ranking de las mejores y peores universidades en España. Esta clasificación coloca a San Jorge, la universidad privada de Zaragoza, en el último puesto, mientras que la Pompeu Fabra, la Autónoma de Barcelona y la Politécnica de Catalunya están en primer lugar. Aunque este estudio es sin duda relevante, sería un error asumir que el problema de la enseñanza superior española es que un par de universidades privadas no dan la talla. Como han demostrado los últimos rankings internacionales, el verdadero problema es que no hay ninguna universidad española, pública o privada, entre las 100 mejores del mundo. La endogamia del sistema y el excesivo número de centros son algunas de las razones que explican su baja calidad, al igual que la falta de competitividad de unas facultades que muchas veces no tienen en cuenta la realidad laboral del país. Se trata de un problema de fondo. Los cambios estructurales que se necesitan sólo pueden nacer de un gran pacto por la universidad, una tarea imposible para un ministro en funciones como el titular de Educación Íñigo Méndez de Vigo.