Los grandes partidos ya plantean abiertamente lo que desde el 20-D venían barruntando de puertas hacia dentro: la celebración de unas nuevas elecciones. Este miércoles ha sido el Gobierno, en boca del ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, quien ha reconocido que la vuelta a las urnas será inevitable si PSOE y Ciudadanos no secundan la investidura de Rajoy, lo que parece altamente improbable a tenor de las continuas negativas de los socialistas al PP. En el PSOE dos de sus barones también han admitido la cercanía de otra cita electoral. García-Page, presidente de Castilla-La Mancha, aseguró que unas nuevas elecciones son “más probables que la investidura de Sánchez” y Ximo Puig, líder del Ejecutivo de la Comunidad Valenciana, se ha mostrado incluso “convencido” de esta posibilidad. Izquierda Unida, también con la vista puesta en el horizonte electoral, trabaja para concurrir con Podemos. Dos semanas después y tras haber perdido cinco millones de votos, el bipartidismo sigue atrincherado, pero ya reconoce de cara al público que las nuevas elecciones están cada vez más cerca.

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ha impugnado los resultados electorales de las elecciones del pasado seis de diciembre. El partido del chavismo ha alegado “compra de votos” -lo que resulta irónico viniendo del régimen venezolano- para tratar de invalidar al menos a ocho de los parlamentarios electos de la oposición. Su intención es desactivar la mayoría cualificada que iba a permitir a sus adversarios promover una reforma de la Constitución, convocar referendos o poner en marcha la aprobación de una amnistía para los presos políticos. Maduro ha dado un nuevo paso en la deriva que inició la semana pasada, cuando aprovechó su última sesión plenaria con mayoría absoluta para nombrar trece magistrados del Tribunal Supremo de Justicia, dos de ellos ya miembros de la Sala Electoral que evaluará el recurso que acaba de presentar. La oposición ha criticado la treta de Maduro y asegura que en algunas de las circunscripciones denunciadas el Gobierno perdió por una diferencia de 10.000 votos. El presidente de Venezuela, que dijo estar militarmente preparado para afrontar una derrota en las urnas, se niega a aceptar el resultado electoral con todo tipo de artimañas.

El precio medio de la vivienda en España se ha incrementado un 1% en términos interanuales durante 2015, según ha informado la tasadora Tinsa, presidida por Ignacio Martos. Se trata del primer repunte desde hace ocho años, cuando estalló la burbuja inmobiliaria, lo que demuestra que uno de los dos motores tradicionales del crecimiento (junto al consumo interno) empieza a mejorar. La remontada de precios viene encabezada por Cataluña y Madrid, con el incremento de un 5,3% y un 3,3% respectivamente, mientras que se ha reducido de forma drástica en Comunidades como Navarra (8,5%), Murcia (4,3%) o Aragón (3,6%). Esta dualidad indica el peso de la inversión extranjera que, con una cifra récord en 2015 de 13.000 millones de euros, ha contribuido a sacar al mercado inmobiliario de su tendencia bajista. El dinero exterior ha ido destinado principalmente a oficinas y comercios en las grandes ciudades, pero también ha repercutido con fuerza en el mercado de la vivienda. La recuperación de la que habla el Gobierno, que hace del triunfalismo económico el eje de su discurso, viene acompañada por una mejora del sector ladrillero, al igual que sucedió cuando empezó a inflarse la burbuja que pincharía en 2007. La buena noticia del aumento en el precio de la vivienda también debería entrañar una advertencia para no repetir los errores del pasado.