Al ministro, al hilo de los folios de Rosalía publicados por EL ESPAÑOL, cada vez que suena un teléfono por cualquier despacho o despachito le da un vuelco el corazón. Los papeles de Rosalía han metido más miedo si cabe en el ministerio del Interior. Suena un teléfono y los ujieres se van por la pata abajo. El Evangelio según Rosalía nos cuenta que a Fernández Díaz hay que contactarlo siempre por el móvil. Siempre.

Y al móvil, siempre al móvil, que parece que este señor es nuevo en esto, y eso que peina ya canas hasta en la glándula pineal. Jamás se le llame al despacho oficial: y parece que lo decía en serio y en rotundo. Palabra de Rosalía.

Al móvil, siempre al número de móvil que se le facilitó a Luis en su momento, que el número ministerial es el error, y es el Watergate que les faltaba justo ahora, y es también que saquen mañana grabaciones hasta en el programa de Matamoros.

Los papeles de Rosalía pueden ilustrar la segunda parte y la cara B de un Gobierno en estado presunto de cañerías. Rajoy recurre a Bertín Osborne en TVE como el jabón mediático necesario, mientras ambos son capaces de presumir de cocina reformada y de WC alicatado, de inmutabilidad cada uno en lo suyo: de vencer al tiempo y a la Historia y al ridículo de lo caduco.

Mariano Rajoy juega a que todo prescriba o se disuelva, que ya la Historia lo absolverá a él y a sus torpezas: quizá cuando ya en España no queden ni puros ni españoles. Por el resto del camino, toda corrupción habrá dejado cadáveres en el pudridero o en el olvido: españoles empujados al centro sociológico y militantes (pienso en Euskadi) que vieron perder su inocencia y lo mejor de su vida, como cantó Julio Iglesias en su momento.

Los papeles de Rosalía y la historia negra de su procedencia ponen en valor la importancia democrática del Periodismo –del Periodismo de investigación de este periódico-. La caligrafía redonda de Rosalía puede citar a todo un país a salir ya de su indolencia atávica.

Los Episodios Nacionales hoy los escribe Ibáñez, como si a Mortadelo y a Filemón les viniera Dios a ver cada cuanto. Hay canguelo de nuevo en Génova 13. Olor de cañerías.

Al móvil, siempre al móvil. Llamad al móvil y se os atenderá.