El terrorismo no es guerra, sino teatro de guerra. Una función donde los fantasmas aparecen en el segundo acto, cuando los cadáveres forman parte de las estadísticas y el apuntador ha dejado abierta la jaula del miedo.

Entonces llegan los juicios, los prejuicios, los veredictos y las opiniones. En los últimos días hubo montonera. Tal vez, una de las más destacables haya sido la del señor García Albiol, representante político conocido por tener muchas ideas y todas ellas sueltas. Cuando las junta, ocurre la catástrofe; lo que demuestra que todos tenemos derecho a opinar y que no todas las opiniones son igual de respetables.

En esta ocasión, lo que viene a decir el señor García Albiol es que uno de los grandes inconvenientes de Europa es el multiculturalismo. La solución, para él, sería lo que se denomina pluralismo cultural en el lenguaje del realismo capitalista. Una tendencia globalizadora que plantea deshumanizar la identidad de los pueblos, estableciendo un sistema de castas bajo una misma bandera. En pocas palabras, lo que propone el señor García Albiol es un parque temático donde las desigualdades están marcadas por las leyes del mercado y del lenguaje, las mismas leyes que dictan que al moro con dinero se le denomine árabe.

El señor García Albiol tiene que comprender que obligar a los pueblos a tal pluralismo es lo que nos lleva al desastre. El multiculturalismo no es un problema, sino todo lo contrario. Es la solución. Tolstói, novelista ruso inspirador de Gandhi, nos enseñó que, en lo singular de cada pueblo, reside su universalidad. Describe tu aldea y describirás el mundo, dejó dicho.

Si el señor García Albiol se integrase en la humanidad, no vendría con tales cosas. Lo que le pasa es que no escucha la voz de los pueblos y da su sitio al odio, que siempre ocupa más lugar que el abrazo. Estigmatiza la buena voluntad y la identifica con un arranque místico que en el lenguaje del realismo capitalista se denomina buenismo.
Las palabras del señor García Albiol han chirriado en un teatro de guerra, segundo acto, ahí donde los fantasmas encuentran lo que antes han puesto, como pasa en los cacheos de la policía. Son las palabras de un hombre inadaptado que sigue defendiendo la globalización cultural como resultado de un modelo económico que no se adapta a la realidad.

Por todo ello, no es plan contestar a su tweet. El señor García Albiol se contesta solo. En fin.