Opinión El merodeador

Merodeos

1 octubre, 2015 20:36

Aznar tiene que mostrar el informe de Dezcallar

Las críticas que Jorge Dezcallar dedica en su libro al comportamiento de Aznar en las jornadas posteriores al 11-M siembran dudas no ya sobre la ofuscación que éste demostró aquellos días -algo generalmente admitido-, sino sobre su honestidad. La tesis del ex director del CNI es que Aznar intentó alargar hasta las elecciones la tesis de la incógnita de la autoría, aun cuando ya había datos que señalaban a los islamistas. Dezcallar asegura que, aunque hubo dudasal principio, el 13 por la mañana ya le dijo a Aznar: “El asunto huele a islamista que apesta”. Sin embargo, no recuerda nada sobre un informe de su puño y letra que, según desvela Aznar en sus memorias, le envió ese mismo día. Aznar reprodujo su contenido entrecomillado. “No estamos en condiciones de respaldar o rechazar ninguna de las dos grandes alternativas [la etarra y la islamista]”, decía entre otras cosas. Para que no haya dudas sobre su actuación, el ex presidente del Gobierno debería hacer público ahora ese documento.

La deuda oculta prueba la opacidad de la Generalitat

El Banco de España se ha encontrado con 1.040 millones de déficit que Cataluña no había contabilizado. El pufo oculto, que proviene de facturas de asociaciones público-privadas vinculadas a la Generalitat, impedirá a las Comunidades Autónomas cumplir el objetivo de déficit del 0,7% previsto para 2015 y vuelve a elevar la deuda de las administraciones públicas al 99,5%. A la espera de conocer las explicaciones de Artur Mas, lo único seguro es que el escándalo minará la credibilidad del Estado y de la Generalitat ante sus acreedores. No es un problema menor si tenemos en cuenta que Cataluña arrastra una deuda de 67.855 millones y es la tercera autonomía con más deuda con relación a su PIB (casi un 33%), por más que el independentismo se empeñe en obviar tanto la corrupción como la opacidad en la gestión.

 

La 'dedocracia', el pan de cada día de los partidos

A dos meses para las elecciones ya podemos dar la bienvenida a los diputados. Pedro Sánchez ha anunciado la renovación de las listas del PSOE al Congreso como un "cambio necesario" en un "tiempo nuevo". Sin embargo, a la hora de elegir candidatos el líder socialista ha ignorado una reforma esencial. Democratizar los partidos (una de las obsesiones de EL ESPAÑOL) es fundamental para garantizar una verdadera regeneración en un país donde la dedocracia sigue siendo el procedimiento habitual para escoger a los cargos públicos. El fichaje de la diputada del PSC Meritxell Batet como número dos en la lista por Madrid es un claro ejemplo de cómo los candidatos a las listas no deben cumplir ningún criterio más allá de la arbitrariedad que impone el líder de turno. Una verdadera calidad democrática no será posible mientras los partidos sigan controlados por sus cúpulas y mientras la ley electoral no permita a los ciudadanos elegir candidatos.

 

TVE, un pozo sin fondo y sin credibilidad

La falta de credibilidad de los informativos de Televisión Española es tan clamorosa que no hay noche electoral en la que salga bien parada. Perdió la batalla de la audiencia en las andaluzas de marzo y en las municipales de junio, y volvió a darse un batacazo el 27-S. La noche de las catalanas TVE apenas concentró el 6,6% de la cuota de pantalla, por detrás de Antena 3 (8,9%) y a mucha distancia de La Sexta (12,2%). A la irrelevancia de la cadena hay que sumar unas cifras desastrosas en la gestión. Las mejores previsiones apuntan a que TVE cerrará 2015 con un déficit de 70 millones tras haber cerrado 2014 con perdidas de 135 millones. En lugar de hacer autocrítica, el presidente de la corporación, José Antonio Sánchez, alegó que que "la noche electoral la ganó Gran Hermano". Con semejante descaro lo que resulta evidente es que la decadencia de la cadena pública es inevitable con los nuevos mandatarios.
 

Más en opinión

Blog del Suscriptor
colcristian

La lotería de la bondad

Anterior

'The desnudas'

Siguiente