Las críticas que José María Aznar ha dedicado este lunes a Rajoy, responsabilizándolo directamente de los pésimos resultados del PP en Cataluña, socava más de lo que ya estaba el liderazgo del presidente de los populares.

En realidad, si Rajoy sigue hoy en su puesto como si nada hubiera pasado es debido a la dinámica interna de los grandes partidos en España, ayunos de democracia interna: nadie a su alrededor se atreve a decir que el rey está desnudo aunque hasta los niños se dan cuenta de ello.

Cuando Aznar denuncia que en estas elecciones en Cataluña "sólo ha jugado un equipo" está señalando la falta de inciativa y de respuesta de Mariano Rajoy. Cuando habla de "extravagancias" durante la campaña, se está refiriendo al esperpéntico debate del ministro de Exteriores, García Margallo, con el líder de ERC. Cosas que han quedado claras para millones de ciudadanos.

El presidente de honor del PP ha publicado su comunicado en el trance en que más daño puede hacerle a Rajoy: con el recuento aún caliente y sólo horas antes de que éste compareciera ante el comité ejecutivo para explicar unos resultados que han causado alarma en el partido, más si cabe por el éxito de Ciudadanos, que se ha confirmado como el gran rival de los populares en el centro político nacional.

El paso dado por Aznar, sin precedentes por el momento elegido, más allá de la lógica preocupación por la deriva del PP, encierra un evidente reproche personal, seguramente por haber sido excluido de la campaña.

Sin embargo, no por tener un componente de decepción y enojo, los argumentos de Aznar son menos certeros. El ex presidente del Gobierno recuerda que Rajoy viene de obtener malos resultados en cinco elecciones consecutivas -andaluzas, europeas, municipales, autonómicas y catalanas- y que es hora de que el PP tome nota del "aviso".

Aznar pide que se reflexione "por qué el partido del Gobierno en España no ha sido capaz de representar a la mayoría de las fuerzas constitucionales en Cataluña" y alerta del peligro que, para el futuro inmediato de su partido, puede tener el "fraccionamiento del espacio de centro derecha a nivel nacional".

José María Aznar tiene la autoridad moral y las manos libres para poder decir lo que muchos dirigentes, militantes y votantes no se atreven o no pueden. La tarjeta roja que le ha mostrado a Rajoy no va a sacar a éste del partido, pero sirve para que todo el mundo sea consciente de que sin chutar es imposible marcar goles.