Dicen, quienes han embarcado, que disfrutar de un crucero es una experiencia que se aproxima más que ninguna otra a viajar en el tiempo. Porque con ese azul del mar y los horizontes en la lejanía, el paso de las horas parece dilatarse en un movimiento apenas perceptible. Y sin embargo, se mueve. Y se mueve mucho. Tanto, que un día de diversión, de visitas turísticas y de relax tiene premio: el despertar en una nueva ciudad, en una nueva cultura, en una nueva aventura.

Y lo mejor de todo es que navegar en uno de estos hoteles flotantes está al alcance de cualquiera. Hay paraísos más cerca de lo que uno piensa, en Europa, norte, sur, este y oeste, cada uno con sus diferencias y sus atractivos.

Uno se imagina navegar en mar abierto con la quietud del océano por doquier. Tal vez por ello la experiencia por los fiordos noruegos resulta tan excitante. Y es que, al abrigo de una naturaleza que casi puede tocarse con la mano, los paisajes que se suceden en esta travesía por las rutas fluviales de Noruega ofrecen recuerdos destinados a perdurar en la memoria para siempre.

Pasajeros contemplan el escenario que ofrecen los fiordos.

Pasajeros contemplan el escenario que ofrecen los fiordos.

NORTE DE EUROPA: FIORDOS

La ruta está hecha para sorprender ya desde el mismo inicio. Muy alejado del concepto de pueblo costero que tenemos en España, el punto de partida es la ciudad alemana de Warnemünde, a pocos kilómetros de Rostock y a un par de horas en tren de Berlín. La historia de riqueza y opulencia del lugar aún se palpa en sus construcciones y calles, como marco de unas playas de arena blanca que ofrecen un retrato inesperado para el que nada supiera de antemano del Báltico.

Pero la aventura no ha hecho más que empezar. Bergen da la bienvenida a Noruega con su espíritu abierto, su animación y con la antesala de la belleza que nos encontraremos en los siguientes pasos. Esta ciudad ofrece un barrio declarado Patrimonio de la Humanidad donde se entremezcla el sabor añejo de la tradición y el bullicio de un puerto marinero.

Hellesyt, siguiente parada, es el punto más meridional del crucero, y la puerta a la exhuberancia de la naturaleza más salvaje. Situada en la falda de las montañas, esta pequeña población mira tanto al agua como a las alturas. En su entorno puede accederse a miradores espectaculares con vistas a los valles circundantes y a algunos de los lugares más icónicos de Noruega, como la cascada de las Siete Hermanas.

Flaam da incluso un paso más en lo agreste. Buscarla en el mapa es suficiente para dar cuenta de su laberíntica ubicación. La ciudad se esconde a los ojos del visitante entre tupidos bosques aunque luego se abre, hospitalaria, para servir de lugar de respiro ante la visión de los cortados y desfiladeros que circundan la zona y que confieren al lugar un pálpito de cuento de fantasía en el que no es difícil comprender por qué las leyendas sobre duendes, trolls y magia habitan esta tierra.

Difícil de olvidar lo visto, la vuelta ofrece una última oportunidad para contemplar durante la navegación estos escenarios de película antes de volver a la 'civilización' en la última visita del programa, a Copenhague.

Datos prácticos: Vuelos y traslados incluidos desde Madrid. Día de salida: Domingo, desde Warnemünde. Ocho días de duración. Guía a bordo de B the travel brand. Traslados exclusivos para los clientes de B the travel brand. Desde 1.084 €
MÁS INFORMACIÓN: NORTE DE EUROPA - FIORDOS
San Petersburgo, la capital de los zares.

San Petersburgo, la capital de los zares.

SURCAR EL BÁLTICO

La situación estratégica de Warnemünde posibilita un recorrido diferente, que se interna en el Báltico y en las principales ciudades que comparten sus orillas. La primera es Helsinki. La capital finlandesa es una sorpresa para quien crea que la cultura escandinava es el modelo sueco. La ciudad supo reinventarse tras el incendio que la redujo a cenizas a comienzos del siglo XIX y, en su caso, miró más a la cercana San Petersburgo. Fruto de ello es su urbanismo y la arquitectura, que ofrece amplios espacios abiertos que, si el tiempo acompaña, permiten una animada vida en la calle.

Es evidente que la historia señala a la mencionada San Petersburgo como la ciudad más influyente de la zona. Antigua capital del imperio ruso, sus calles han visto zares, pero también revoluciones y cruentas batallas. La Historia, la que se escribe con mayúsculas, parece escrita en la magnificencia de sus palacios y en sus bulevares, si bien ha sabido entrar en el siglo XXI añadiendo a su belleza características comunes a otras grandes ciudades occidentales.

El barco deja Rusia, pero no su zona de influencia. Tallin, la capital de Estonia, es otra de esas ciudades que adquirió un mayor empaque tras salir de la Unión Soviética. Eso sucedió en 1991, aunque su centro histórico deja patente que sus calles anclan sus raíces en un pasado que va mucho más allá y en el que los comerciantes alemanes también tuvieron mucho que decir durante la Edad Media. Su muralla, el castillo que domina la plaza o el ayuntamiento son algunas de estas construcciones destacadas.

Y de capital a capital, antes de regresar a Warnemünde. De nuevo Copenhague se ofrece como la última escala de un viaje hacia los confines de la Unión Europea.

Datos prácticos: Vuelos y traslados incluidos desde Madrid. Día de salida: Domingo, desde Warnemünde. Ocho días de duración. Guía a bordo de B the travel brand. Traslados exclusivos para los clientes de B the travel brand. Desde 904 €
MÁS INFORMACIÓN: NORTE DE EUROPA - BÁLTICO

MEDITERRÁNEO ORIENTAL DESDE BARI

Italia y Grecia, sin embargo, son países más próximos cultural y geográficamente. No obstante, la posibilidad de alcanzar sus ciudades en barco ofrece una visión inesperada y divertida. Porque, si los visitantes se atreven a jugar, buena parte del espíritu del viaje se halla en dejarse llevar y perderse por las callejuelas de algunas de las ciudades en las que atraca el barco durante los ocho días del viaje.

Para empezar, tenemos Bari. Uno de esos tesoros escondidos que se caracteriza por su intrincada planta urbana, diseñada para confundir a los saqueadores y vencer el pulso al viento marino. Y también por su arquitectura tintada en ocre y su estructura de patios, que bien podría recordar a ciudades españolas. Además, por su joya artística, la basílica de San Nicolás, que domina la ciudad.

Katakolon es la siguiente parada aunque, sería justo decirlo, casi más un billete al pasado. Si bien la población es pequeña, se halla muy cerca de uno de los yacimientos arqueológicos más prolíficos del Mediterráneo: Olimpia, cuna de los Juegos Olímpicos. Aunque hoy sólo sean ruinas, los vestigios señalan el lugar como una escala imprescindible en la vida social, política y religiosa de la Antigua Grecia.

Mikonos es la siguiente escala. Y, como Bari, ofrece una red de calles laberínticas a cuyo encanto resulta difícil resistirse. Eso, si uno pisa la ciudad, porque es tentador quedarse contemplando desde la distancia una de las imágenes más clásicas de las islas griegas, con esos barrios encalados de un blanco inmaculado y perfilados por el azul que, en la zona, viene a confundirse con el mar y el cielo.

Pero si de vistas icónicas hablamos, ¿cómo no pensar en Atenas y su acrópolis? La parada en el puerto de El Pireo permite una escapada a la capital helena o lo que es lo mismo, a ese hipnótico caos de ciudad en la que el ruido de la modernidad queda siempre un escalón por debajo del altar a la cultura clásica que es el complejo más sagrado de la antigüedad.

Una vis más guerrera (y paradójicamente más tranquila) es la que ofrece Dubrovnik, en Croacia. Se trata de una ciudad de aires medievales que, pese a ser Patrimonio de la Humanidad desde 1979, ha ido ganando reconocimiento en los últimos años. Su combinación de paisajes, arquitectura y playas son un secreto en voz alta que ha conquistado no sólo al visitante: con algún ligero retoque, se ha convertido en escenario recurrente de series de televisión como la afamada Juego de Tronos.

Y Venecia, ¿qué decir de Venecia que no se haya dicho? La última parada del crucero antes de regresar a Bari es una apuesta segura. Una ciudad infinita que, más que recorrerse, se vive y en la que cada esquina guarda un pedazo de historia y, por qué no, una foto que llevarse en la cámara fotográfica.

Datos prácticos: Vuelos y traslados incluidos desde Madrid. Día de salida: Domingo, desde Bari. Ocho días de duración en régimen de pensión completa. Al embarcar en Bari los clientes podrán visitar Venecia. Traslados exclusivos para los clientes de B the travel brand. Desde 514 €
MÁS INFORMACIÓN: MEDITERRÁNEO ORIENTAL DESDE BARI
Los más pequeños también tienen sitio para divertirse en las embarcaciones.

Los más pequeños también tienen sitio para divertirse en las embarcaciones.

EMBARCAR EN VENECIA

La ciudad de los canales -la única ciudad de los canales- tiene en su acervo infinidad de literatura y cine. El escritor Eduardo Mendoza, por ejemplo, la toma como escenario de su novela La isla inaudita. En la misma, el protagonista llega allí casi por azar pero a medida que discurren sus peripecias, encuentra en sus recovecos un lugar que le atrapa mientras se sumerge -a veces, literalmente- poco a poco en su esencia.

Lo mejor de Venecia es vivirla. Para una experiencia más amplia en La Serenissima, B the travel brand ofrece también la posibilidad de que la capital del Véneto sea el punto de inicio de otro crucero por el Mediterráneo. El recorrido es similar al anterior, con la diferencia de que en este caso, Bari pasa a ser una escala más. Además, mientras que el paquete incluye los vuelos desde Barcelona, el recorrido que empieza en Bari incluye los viajes a y desde Madrid.

Datos prácticos: Vuelos y traslados incluidos desde Barcelona. Día de salida: Sábado, desde Venecia. Ocho días de duración en régimen de pensión completa. Guía a bordo de B the travel brand. Traslados exclusivos para los clientes de B the travel brand. Desde 979 €
MÁS INFORMACIÓN: MEDITERRÁNEO ORIENTAL DESDE VENECIA
MSC Magnifica.

MSC Magnifica.

TODO A BORDO

Para navegar por el Mediterráneo desde Bari o Venecia, MSC fleta el Magnifica que, con poco más de 290 metros de eslora, dispone un sinfín de posibilidades para que los hasta 2.518 pasajeros encuentren una actividad a su medida. Restaurantes internacionales, salones de belleza, gimnasios o pistas de tenis... todo, con unas vistas inigualables.

MSC Opera.

MSC Opera.

Dado lo intrincado de las maniobras en las zonas que se visitan en el norte de Europa, es el modelo Opera el que opera en aquellas latitudes. Lo que pierde en tamaño (274 m.) lo gana en destreza y, por supuesto, manteniendo todas las opciones de ocio para los hasta 2.150 pasajeros que pueden ocupar sus camarotes: spa, zona de baile, teatro... incluso parques infantiles con atracciones de agua.

'Cruceros: despertar en una nueva ciudad cada día' es un contenido patrocinado por B the travel brand.