Llamándote Jeremías Pérez es más que probable que pases totalmente desapercibido en las listas de clase. Pérez es un apellido más que repetido y ni el exotismo del Jeremías harán que se percaten de tu existencia. El rollo de que tu nombre proviene del profeta no cuela y nadie se creería que tus padres fueran unos devotos de Sydney Pollack y Robert Redford. Solo hace falta que abras la boca para que no pueda salvarte ni siquiera toda la literatura que podría rodearte…

El caso es que te recortas un poco los pelos del pechamen, te engominas el pelo, dices que eres licenciado en Derecho y te inventas una identidad. Álvaro es un nombre bien bonito y Reyes un apellido vistoso. Vas a convertirte en el rey de la seducción. Porque Álvaro Reyes está en la red.

Está en Twitter, seguido por más de 25.000 usuarios que han validado quién eres por mucho que fueras un Pérez cualquiera. Lo certifica el guión azul junto a tu nombre; sello de calidad de una identidad inventada. En Facebook te va también de lujo. Doble de seguidores de varios países, jaleándote para que los ayudes con su mierda de vida. Conoces bien cómo se sienten. Eres uno de ellos, un tipo mediocre que trata a las mujeres a patadas. Desde que internet transformó a un Pérez cualquiera en el rey de los Reyes, pones cachondas a las que te piden por favor que ni las toques. Lo cuentas en Youtube y desde tu “universidad” enseñas al resto de la humanidad tus trucos por menos de 20€.

Ninguna de las plataformas en las que te exhibes cierran tus cuentas porque legalmente están eximidos de esa responsabilidad. Nadie te denuncia y sin que un juez considere que tus enseñanzas son perniciosas sigues haciendo negocio mientras otros hombres aprenden tus tácticas de acoso y derribo. Ha tenido que ser una mujer feminazi como tú nos llamas, la que ha iniciado una campaña en Change.org intentando que alguien se dé cuenta de lo peligroso que eres, Álvaro Reyes, enseñando a los hombres a que nos falten el respeto.

Las actrices y actores del porno tampoco usan su nombre verdadero. Registrar un nombre diferente al tuyo es una estrategia para convertirte en tu propia marca alcanzando el reconocimiento sin que te vinculen con tu pasado. Los del porno lo hacen entre otras cosas escapando de cretinos que los llaman pajeándose a las dos de la madrugada (doy fe de que lo hacen). ¿Y tú Pérez? ¿Tú de qué escapas?

En realidad Jeremías, sigues siendo el gañán de toda la vida. Más que tu propia marca, ésa es tu verdadera firma.

Y sin red que te proteja, te estrellarías contra el suelo.