Asisten a personas recién desembarcadas en Sicilia el 4 de octubre.

Asisten a personas recién desembarcadas en Sicilia el 4 de octubre. Antonio Parrinello Reuters

Europa

Italia se desespera ante el abandono de la UE en la acogida de refugiados

3.134 personas han fallecido en aguas italianas en lo que va de año, 208 más que en todo el año pasado.

8 octubre, 2016 02:28

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Tras una larga semana de mala mar en la que no hubo noticias de nuevas llegadas, fueron necesarias sólo 48 horas para evidenciar que la emergencia en el Mediterráneo continúa entre los principales problemas europeos. Entre el lunes y el martes de esta semana, los servicios de rescate salvaron la vida de más de 10.000 migrantes, mientras que al menos otros 37 perdieron la vida en el intento de llegar a las costas italianas.

Desde el centro de coordinación de Roma atendieron en esos dos días la llamada de 72 embarcaciones, a las que habría que sumar otras seis el pasado miércoles. Demasiadas para que un único país se haga cargo de los supervivientes, lamentan desde Italia. “Europa está dejando a Italia en estado de aislamiento, la ayuda es insuficiente”, sentencia la portavoz del Consejo Italiano para los Refugiados (CIR), Valeria Carlini. Según la representante de esta organización, el Gobierno italiano “está haciendo un esfuerzo enorme” para poder dar cobijo a los migrantes y solicitantes de asilo que permanecen en este país.

Desde que en 2013 comenzara la crisis migratoria, se ha multiplicado la construcción de centros de acogida. Actualmente Italia hospeda a unas 130.000 personas, que se reparten en distintos tipos de instalaciones. Cerca de las costas se encuentran los puntos de identificación y entre las distintas regiones se reparten centros de primera acogida y otros de larga estancia en los que estas personas esperan mientras se tramita su documentación.

En estos últimos apenas hay más camas libres, por lo que el Ejecutivo de Matteo Renzi ultima un plan para reubicar a cientos de ellos y evitar el colapso de las administraciones locales. Se especula también con aumentar la dotación por migrante a los ayuntamientos, aunque en algunos prósperos municipios del norte, gobernados en muchos casos por el partido xenófobo de la Liga Norte, ya han mostrado su rechazo.

Italia se ve obligada a construir una iniciativa con recursos propios, que después habrá que estudiar cómo sacar de las partidas presupuestarias en las que Europa exige austeridad

El senador del gobernante Partido Democrático, Stefano Esposito, reprocha que “Italia se ve obligada a construir una iniciativa con recursos propios, que después habrá que estudiar cómo sacar de las partidas presupuestarias en las que Europa exige austeridad”. “Por desgracia, la Unión Europea está fracasando en este tema”, sentencia.

En 2015 los ministros de Exteriores europeos aprobaron la misión Sofía, con la intención de frenar el tráfico migratorio arrestando en el mar a los traficantes que parten desde Libia. Pero con la lección aprendida, las mafias abandonan a su suerte a los migrantes en tierra o antes de entrar en aguas jurisdiccionales internacionales, por lo que este operativo sólo ha servido para prestar apoyo a las misiones Tritón –gestionada por el organismo europeo Frontex- y la italiana Mare Sicuro, que se ocupan únicamente del salvamento.

Según la portavoz del Consejo Italiano para los Refugiados otra evidencia de la dejadez europea es que “Tritón cuenta con menos recursos que los que ponía a disposición Italia cuando se ocupaba ella sola” y que la UE “tampoco está cumpliendo con los compromisos para la reubicación de refugiados”. Hasta el momento, sólo han sido recolocados en otros países comunitarios unos pocos cientos de los 160.000 que tenían que reducir la presión de Italia y Grecia.

Las cifras revelan que el Mediterráneo se ha convertido este año en un escenario más mortal. Sólo en Italia ya han muerto 3.134 personas en estos nueve primeros meses, por los 2.926 que fallecieron en todo el Mare Nostrum el pasado año. Tras el polémico acuerdo entre la UE y Turquía para frenar la llegada de refugiados y migrantes a costas helenas, Grecia ha sentido un ligero alivio en su colapsado sistema de acogida, pero en Italia el número de llegadas sigue siendo prácticamente el mismo que el año pasado, 142.725 a estas alturas, frente al mismo periodo del año pasado con 132.071, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

El Estado italiano los atiende, pero ante el aluvión de los últimos años, organizaciones privadas colaboran en espacios públicos o con instalaciones propias, a menudo a cargo de organizaciones religiosas. Una de ellas es la Fundación Arché, que en Italia trabaja en distintos proyectos para atender a menores.

Lo más importante es ofrecer una atención que no responda sólo a la emergencia de necesidades primarias como comida o una cama, porque muchos de ellos pasan periodos de espera extremadamente largos

El director de acogida del colectivo, Alfio Di Mambro, explica que “lo más importante en estos casos es ofrecer una atención que no responda sólo a la emergencia de necesidades primarias como comida o una cama” porque “muchos de ellos pasan periodos de espera extremadamente largos”.

Son sobre todo los solicitantes de asilo. Alemania sigue siendo el país que más demandas tramita, pero en Italia el número ha crecido hasta las 72.500 en los nueve primeros meses de 2016, por las 84.000 de todo el año anterior. “Tras el cierre de la ruta balcánica, el mar se ha convertido en la única vía para muchos”, afirma Gian Franco Schiavone, vicepresidente de la Asociación de Estudios Jurídicos para la Inmigración, que asiste legalmente a los refugiados.

De estas solicitudes sólo se acepta cerca la mitad, porque la mayoría proceden de Nigeria, Pakistán, Eritrea o Costa de Marfil, a los que no se otorga fácilmente el estatuto de asilo al no estar oficialmente en guerra.

El primer ministro italiano, Matteo Renzi, ha reiterado su petición a la Unión Europea para una mayor implicación a la hora de invertir en los países de origen y en la gestión interna del flujo migratorio. Y en estos temas fue precisamente donde encontró un mayor punto de fricción con sus socios en la última cumbre europea celebrada en Bratislava. “Si las cosas siguen así, en vez del espíritu de Bratislava estaremos hablando del fantasma de Europa”, dijo a su regreso a Italia en una entrevista en el Corriere della Sera.