Michael Müller, candidato del SPD, y su mujer, Claudia, celebran los resultados en Berlín.

Michael Müller, candidato del SPD, y su mujer, Claudia, celebran los resultados en Berlín. Reuters

Europa ELECCIONES REGIONALES

Berlín gira a la izquierda en detrimento de la CDU de Angela Merkel

El SPD se impone en la ciudad-estado de Berlín. El xenófobo AfD entra en su 10º parlamento regional.

19 septiembre, 2016 02:09

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El partido socialdemócrata de Alemania (SPD) estaba de enhorabuena en la tarde del domingo después de que se dieran a conocer los primeros resultados de las elecciones de Berlín. Cerca de 2,5 millones de berlineses estaban citados a las urnas y la mayoría de ellos dieron su apoyo a formaciones de izquierda. El SPD fue el partido más votado y podrá seguir al frente de la capital germana.

Los socialdemócratas se hicieron con un 21,9% de los votos, mientras que Los Verdes consiguieron un 15,3% y Die Linke consiguió un 15,6%. La conservadora Unión Cristiano Demócrata (CDU), el partido de la canciller Angela Merkel, aunque quedó como segunda fuerza política (17,7%), no estaba para celebraciones.

Tanto SPD como CDU perdieron votos respecto la anterior cita con las urnas, celebrada en 2011. Entonces, socialdemócratas y democristianos lograron un 28,3% y un 23,3% de los votos. Pero los resultados del domingo eran especialmente decepcionantes para CDU. Significaban que, muy probablemente, quedaría fuera del Gobierno berlinés. El domingo, la gran coalición que habían firmado socialdemócratas y democristianos en el último lustro parecía desautorizada, con los días contados.

“Lo más probable es la unión en el Gobierno berlinés de SPD con Los Verdes y Die Linke”, dice a EL ESPAÑOL Martin Klausch, politólogo de la Universidad Libre de Berlín. De ahí que al alcalde de la capital alemana, el socialdemócrata Michael Müller, se le viera como el triunfador de la noche electoral. A los festejos del SPD se unió el ministro de Economía y vicecanciller alemán, el líder socialdemócrata Sigmar Gabriel. Éste se congratuló por que Berlín haya elegido seguir siendo una ciudad “social y humana”.

Caroline, una joven de 28 años, podría haber votado a cualquier de los tres partidos progresistas que se intuyen como nuevos regidores en Berlín. El domingo aún no tenía claro a qué formación iba a dar su voto. Tras depositar su papeleta en el colegio electoral de Escuela Diente de León, en el barrio Rixdorf, al sureste de la capital alemana, reconoce que votó a Los Verdes. “Para mí son importante las infraestructuras, porque en Neukölln es difícil moverse en bici”, afirma al tiempo que quita el candado a su bicicleta. “También voté por los políticos que quieren que haya diversidad en el barrio”, añade.

AFD ENTRA EN OTRO PARLAMENTO REGIONAL

No fueron los ecologistas sino Die Linke el partido que firmó la mayor sorpresa en los comicios de Berlín. La formación izquierdista ganó cerca de un 5% de votos respecto a las elecciones de 2011. Para Klausch, ese resultado es “inesperado, pues se preveía que Die Linke cayera en beneficio de Alternativa para Alemania (AfD), pero no ha sido así”. La formación xenófoba a la que alude este politólogo, sin embargo, consiguió un resultado destacado en sus primeras elecciones en la capital alemana, logrando cerca del 12% de los votos. La ciudad-estado de Berlín es la décima región en la que AfD logra representación parlamentaria.

Según el instituto de estudios demoscópicos Forschungsgruppe Wahlen, casi un cuarto de los actuales electores de AfD en Berlín votaron en 2011 a la CDU, partido al que más debería de preocupar el auge de la formación anti-inmigración, según Klausch. “La CDU tiene que unirse”, apunta este experto. Tanto es así que Frank Henkel, el candidato a la CDU en Berlín, firmó una campaña electoral en la que se apostaba por la mano dura y en la que cabía la crítica a las políticas del Gobierno. “Más policía y más vigilancia por vídeo”, era uno de sus eslóganes.

Pero ese mensaje no resultó especialmente cautivador. El 18% cosechado por la CDU en Berlín es el peor resultado de los democristianos de su historia en la capital. En una situación muy parecida se vio la CDU en las elecciones regionales en el Lande de Mecklemburgo-Pomerania Occidental, donde AfD se erigió como segunda fuerza política, sólo por detrás del SPD y por delante de los democristianos. Allí también apostó la CDU por un mensaje de mano dura.

En su material de campaña en Berlín, AfD hacía alusión a los resultados de Mecklemburgo-Pomerania Occidental. “Primero Schwerin, después Berlín”, indicaba uno de sus eslóganes de campaña, inspirado en la canción del artista canadiense Leonard Cohen First We take Manhattan y en el que se mentaba a la capital del Land del noreste germano.

Sin embargo, “Berlín y Mecklemburgo-Pomerania Occidental son dos regiones muy diferentes, en Mecklemburgo-Pomerania Occidental hay sectores de la población que se sienten apartados de la sociedad, algo que no ocurre tanto en Berlín”, comenta Klausch. La capital alemana es la ciudad más poblada de Alemania. Entre sus cerca de 3,5 millones de habitantes se cuentan más de 180 nacionalidades. Apostar contra la multiculturalidad, como hace AfD, trae menos réditos políticos en una urbe tan cosmopolita.

UNA CDU DEBILITADA

Los comicios en Berlín estuvieron precedidos por las elecciones locales de Baja Sajonia (noroeste), donde la CDU fue la formación que más votos consiguió (34,4%). Para los cristianodemócratas, esos comicios representaron algo de oxígeno. El domingo, sin embargo, era evidente la insatisfacción de los conservadores. “Pocos gobiernos estatales están en una situación tan mala como la de Berlín, los dos partidos en el Gobierno han perdido votos”, decía, por ejemplo, Peter Tauber, el secretario general de la CDU. Por su parte, el diputado Michael Grosse-Brömer, también de la CDU, fue de los primeros en lamentar los resultados de su partido: “No podemos estar satisfechos”, decía este político en declaraciones a la televisión pública germana.

Para Carsten Koschmieder, también politólogo en la Universidad Libre de Berlín, con el 18% conseguido por la CDU en Berlín, es fácil que se vea ahora al partido de la canciller debilitado. “En la prensa se verá que la CDU es débil o que está en crisis, pero esto no significa que Merkel tiene que cambiar sus políticas”, dice Koschmieder a este periódico. “Incluso si los resultados no son buenos, no lo hará, porque la canciller tampoco lo hizo antes”, concluye.