En las protestas por el aniversario del encarcelamiento de Leopoldo López reclamaron democracia.

En las protestas por el aniversario del encarcelamiento de Leopoldo López reclamaron democracia. Reuters

América

Una oposición debilitada se reorganiza para evitar la dictadura de Maduro

La Mesa de Unidad Democrática tiene el reto de no sucumbir a conflictos internos, la trampa en la que el chavismo quiere que caiga. 

23 febrero, 2017 00:45

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Después de los resultados electorales del 6 de diciembre de 2015, la oposición venezolana parecía destinada a poner fin al chavismo tras 16 años al frente del Gobierno. Con dos terceras partes del Parlamento a su favor, la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) consiguió derrotar con contundencia al oficialismo en las urnas; la diferencia fue de más de dos millones de votos, según los resultados oficiales.

Pero catorce meses después de aquel hito, la coalición opositora se ha debilitado internamente, con evidentes disputas entre los partidos políticos que conforman la MUD. Y Nicolás Maduro sigue presidiendo Venezuela con control sobre el resto de los poderes públicos y evitando el referéndum revocatorio para cuya convocatoria la oposición había cumplido todos los requisitos.

Cuando el Gobierno confiscó el referendo revocatorio y pospuso las elecciones de gobernadores dejó sin estrategia a la coalición opositora

Si al politólogo Luis Salamanca se le pide que explique qué le pasó a la oposición para llegar a este punto, comienza por definir a la MUD como “una tarjeta electoral en la que se cobijan partidos de la oposición” que ha funcionado muy bien cuando se han presentado escenarios electorales, pero que no ha comprendido que el enfrentamiento contra regímenes autoritarios además de electoral es político. Esta “doble lucha”, en opinión del doctor en ciencias políticas, no ha sido posible y eso lo ha aprovechado el oficialismo para atacar a la oposición directamente en su corazón.

“Cuando el Gobierno confiscó el referendo revocatorio y pospuso las elecciones de gobernadores (que debieron realizar en diciembre de 2016) dejó sin estrategia a la MUD. La oposición perdió lo más importante en estos procesos, que es marcarle la agenda al contrincante”, explica Salamanca. Para él, la disidencia “no ha podido hacer planteamiento político (que) no (fuera) electoral”.

DIVIDIR Y VENCER

Durante 2016, el movimiento liderado por Nicolás Maduro logró sobrevivir a pesar de la profunda y continuada crisis económica en Venezuela y del contundente rechazo que muestran las encuestas. Según el Venebarómetro de septiembre del año pasado, el 76,4% de los venezolanos calificó la gestión del Gobierno como “negativa”. “El Ejecutivo está feliz con todo esto que le ha pasado a la MUD”, dice Salamanca. El profesor universitario cree la coalición cayó en la “trampa caza bobos” del oficialismo con la propuesta de crear la Mesa de Diálogo, un órgano facilitado por el Vaticano y Unasur, con José Luis Rodríguez Zapatero como uno de los mediadores, para que ambos bandos llegaran a acuerdos.

Para muchos disidentes, como la dirigente de Vente, María Corina Machado, el diálogo ha servido para darle “oxígeno” al chavismo y fue un “gravísimo error”. Otros como Manuel Rosales, líder de Un Nuevo Tiempo, uno de los partidos que conforman la MUD, creen que “el diálogo tiene futuro”. El tema ha dividido a la oposición, que no ha logrado consenso al respecto.

Las ONG de derechos humanos como Foro Penal, por su parte, han manifestado que el diálogo “debe desarrollarse con claridad moral, honestidad y a puertas abiertas”, en una crítica directa al secreto con el que la MUD y el Gobierno habían adelantado las conversaciones y han exigido también participar activamente de las mismas.

Después de varios intentos, la MUD y el Ejecutivo anunciaron acuerdos el pasado mes de noviembre que incluían la liberación de los presos políticos como Leopoldo López, líder de uno de los partidos de la alianza opositora, y la apertura de un canal humanitario para importar y distribuir alimentos y medicinas, pero no se ha cumplido.

Si quien tiene la responsabilidad de conducir no es capaz de construir consenso, ni es capaz de sentar a las partes y que haya diálogo entre las partes, lo lógico es ponerse a un lado

Durante este tiempo el chavismo ha utilizado la carta del diálogo para tratar de mostrar a Maduro como un líder conciliador y a sus contrarios como un grupo donde prevalecen las rencillas por el poder. “La MUD dividida, peleada, sin rumbo, pretende imponerle al país una agenda de angustia y tristeza. Nuestra propuesta es la paz, la alegría”, ha expresado el diputado Diosdado Cabello, primer vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), la formación de Maduro.

Los desacuerdos puertas adentro de la oposición por este tema y otros como el referendo revocatorio y las elecciones regionales han sido tan intensos que Henrique Capriles Radonski, gobernador del estado Miranda y excandidato presidencial, presionó a principios de año por un cambio dentro de la estructura de la Mesa de la Unidad Democrática. “Si quien tiene la responsabilidad de conducir no es capaz de construir consenso, ni es capaz de sentar a las partes y que haya diálogo entre las partes, lo lógico es ponerse a un lado”, dijo Capriles hace unas semanas en referencia directa a Jesús “Chúo” Torrealba, secretario ejecutivo de la coalición.

REESTRUCTURACIÓN URGENTE

Ante las posibilidades de fractura o división, la MUD decidió en las últimas semanas hacer una reingeniería de su estructura. Creó una comisión especial para tal fin y hace pocos días anunció la decisión de eliminar la figura del secretario ejecutivo, dejando a un lado a Torrealba. A su vez, anunció que la portavocía del movimiento pasaría a estar a cargo de los propios partidos políticos “de manera rotativa”. También incorporó a tres figuras, más inclinadas al ámbito profesional que al partidista, como responsables de los equipos técnicos, político y social.

Otra de las medidas tomadas por la MUD es la de ampliar la dirección política, cuyas decisiones eran tomadas con anterioridad por el G4, constituido por los partidos Primero Justicia, Acción Democrática, Un Nuevo Tiempo y Voluntad Popular. Ahora este grupo se amplía con la incorporación de los otros cinco movimientos que obtuvieron representación parlamentaria (La Causa R, Movimiento Progresista de Venezuela, Avanzada Progresista, Vente Venezuela y Alianza Bravo Pueblo).

“La oposición, siendo mayoría, enfrenta a una fuerza política minoritaria, pero que controla las instituciones, la plata, los medios, las armas y la relación militar”

Julio Borges, actual presidente de la Asamblea Nacional, había anunciado que el primer reto de la MUD era afrontar el cambio porque ahora afronta a una “dictadura abierta donde no hay reglas del juego”. Después de este paso cree que es necesario incorporar a otros sectores, como la Fuerza Armada, no perder tiempo con la pugna con el Gobierno y dedicarse a buscar soluciones al “drama humano” que padecen los venezolanos y así presionar para la realización de las elecciones.

Si bien todas las encuestas muestran que la MUD sigue encabezando la preferencia del electorado frente al chavismo, más allá de los errores cometidos, el analista Luis Vicente León ha escrito que sólo con eso no basta para que esa opción logre acceder al poder. “La oposición, siendo mayoría, enfrenta a una fuerza política minoritaria, pero que controla las instituciones, la plata, los medios, las armas y la relación militar”. Cree que únicamente es posible hacer frente al chavismo gubernamental con una contraparte “alineada, estructurada y liderada”.