Michel Temer fue investido tras la expulsión de Dilma.

Michel Temer fue investido tras la expulsión de Dilma. Ueslei Marcelino Reuters

América

El Gobierno brasileño post-Roussef hereda su fragilidad política

Las reformas propuestas por Michel Temer no consiguen desatascar la inestabilidad del país. 

3 octubre, 2016 00:58

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Con el cese de Dilma Rousseff como presidenta de Brasil y su consiguiente sustitución por su vicepresidente, Michel Temer, el futuro político y económico del quinto país más grande del mundo se presenta inestable e incierto.

Ni el acceso a la presidencia de este político del Partido del Movimiento Democrático ni las elecciones municipales de Brasil este domingo en las que el Partido de los Trabajadores de Rousseff y Lula da Silva ha sufrido el peor revés en dos décadas cambiarán la frágil situación política en Brasil, coincidieron diversos expertos en un debate celebrado recientemente en el Real Instituto Elcano (RIE) en Madrid sobre el futuro del país. “El nuevo Gobierno de Temer entra con la misma expectativa. Nada ha cambiado”, afirmó Carlos Malamud, investigador principal del RIE para América Latina.

Con respecto a la corrupción dentro del Parlamento del país sudamericano, Carlos Alonso Zaldívar, investigador del mismo Instituto y antiguo embajador en Brasil, dijo que la política y la corrupción funcionan conjuntamente. “Cada voto se vende y se compra. El sistema funciona incluso con la mayoría de los senadores y diputados procesados”, adujo.

A Dilma Rousseff se le achaca su mala gestión institucional (con un incremento del 36% del gasto público primario en 2014), su impopularidad (situada entre el 15-20% en 2015) y su vinculación con el caso de corrupción con la petrolera Petrobras como principales detonantes de su marcha como mandataria. “Su impeachment se debía a un colapso institucional y a una pérdida del apoyo de la opinión pública”, comentó el columnista y editor para América Latina de The Economist Michael Reid.

El actual presidente de Brasil, Michel Temer, no goza de “ninguna legitimación social”, apuntó Zaldívar. “Lo que él quiere es establecer un clima que le permita gobernar con facilidad dos años más y luego poder irse”, alega el exembajador, que culpa a Temer de haber presentado “un programa socioeconómico desconocido” que va en contra de lo que prometió su formación -Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB)- en las presidenciales de 2014.

Entre las medidas anunciadas por el dirigente brasileño destacan el establecimiento de un techo del gasto público durante un periodo de 20 años y una reforma en las pensiones (incrementando la edad para la jubilación, que está en 55 años). En cambio, “estos proyectos son insostenibles”, comentó el periodista Reid.   

El rechazo por parte de la sociedad hacia el sustituto de Rousseff se refleja en los sondeos. Únicamente el 13% de los brasileños aprueban la actuación de Temer como presidente, mientras que un 35% no respaldan su gestión, según una encuesta elaborada por Carta Capital y Vox Populi.

Elecciones municipales

La pregunta es: ¿qué pasará con el Partido de los Trabajadores (PT) tras el revés a Rousseff? “Habrá un descenso en los votos y también afectará de cara a las presidenciales de 2018”, según Carlos Malamud.

Los sondeos aportados por el Instituto Datafolha vaticinaban para la primera vuelta de las  municipales de este domingo una debacle del PT en algunas capitales de estado. Finalmente el partido de Rousseff y Lula únicamente ha obtenido la alcaldía de una capital en unos comicios municipales que dejan un nuevo mapa político en el país, con los peores resultados del PT en dos décadas. 

Todavía falta que siete petistas peleen en la segunda vuelta, pero aun en el mejor de los escenarios -esto es, que salgan todos electos-, la caída con respecto a los últimos comicios de 2012 sería del 59%, según Folha de Sao Paulo.

Joao Doria, un empresario sin experiencia política, ha ganado en Sao Paulo, la mayor ciudad de Brasil y su corazón financiero. Del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), es aliado del nuevo presidente de Brasil.

Estos comicios se han visto envueltos por la polémica después de que el pasado miércoles fuera asesinado un candidato a la alcaldía del municipio de Itumbiara (centro) durante un acto electoral, informa Reuters. A su vez, un candidato a concejal para la ciudad de Cuiabá, en el estado oriental de Mato Grosso, resultó gravemente herido. Por ello, el Tribunal Superior Electoral envió a más de 20.000 efectivos militares a 265 municipios para reforzar la seguridad.

¿Lula 2018?

Después del ‘entierro’ político de Rousseff el PT está buscando un candidato de ‘peso’ de cara a las elecciones presidenciales de 2018. El posible retorno de Lula da Silva “no depende de las elecciones municipales, sino de la evolución de sus causas judiciales, de su popularidad y de las encuestas. Y si vuelve a la política, lo haría como el ‘salvador de la patria’”, apuntó Malamud.

Tildado por el Ministerio Público Federal como “el comandante máximo del esquema de corrupción” y denunciado por lavado de dinero y corrupción pasiva en el escándalo de Petrobas, el retorno de Lula a la política está en el aire.

Según una encuesta de intención de voto para las próximas presidenciales llevado a cabo por el Instituto Datafolha en julio, Lula da Silva sería elegido presidente en las próximas presidenciales por un 22% del electorado, por delante de la socialista -y su exministra de Medio Ambiente- Marina da Silva, con un 17%, y detrás quedaría Aécio Neves, del Partido Social Demócrata Brasileño (PSDB), con un 14%

Con la sombra de la justicia pisándole los talones, Lula no dudó, durante un mitin en Río de Janeiro el pasado martes, en llamar “niños” a los fiscales que le acusan de corrupción, informa Reuters. Además, aprovechó en ese mismo discurso para dar pistas sobre su futuro en la política brasileña: “si pensaban que por perseguirme o por perseguir al PT evitarían que yo fuera candidato en 2018... Yo no era candidato, pero se ha convertido en mi principal gancho electoral".