La expresidenta de Argentina y la líder de las Madres de la plaza de Mayo.

La expresidenta de Argentina y la líder de las Madres de la plaza de Mayo.

América ARGENTINA

Bonafini, de revolucionaria a entregada al kirchnerismo

La líder de las madres de Plaza de Mayo, a sus 87 años, se ha convertido en una opositora de Macri. Acusada de corrupción, mantiene una buena relación con la expresidenta.

15 agosto, 2016 01:21

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Un puñado de amas de casa -14 exactamente- emergió entre las tinieblas de la dictadura argentina, una tarde fría del otoño de 1977, y se atrevió a marchar a la plaza de Mayo, frente a la Casa Rosada. Exigían al ocupante del poder por la fuerza, el general Jorge Videla, que sus hijos secuestrados por el régimen aparecieran con vida.

Aunque los policías les gritaban "¡Locas, retírense!" y amenazaban llevarlas a comisaría porque regía el Estado de sitio, ellas reaccionaron con calma y caminaron en ronda, cubriendo sus cabezas con pañuelos blancos, como símbolo de los pañales de crianza y el amor incondicional de progenitoras que las animaba.

Así nacían las Madres de la Plaza de Mayo, envalentonadas y desafiando a una sangrienta dictadura de ultra derecha que secuestró, torturó, e hizo desaparecer al menos a 9.000 guerrilleros y militantes de izquierdas arrojándolos vivos al Atlántico austral desde los 'vuelos de la muerte' en aviones militares, según conteos oficiales y documentados.

Videla tampoco tuvo piedad con aquel puñado de 'madres coraje' que se enfrentaron a él. La líder, Azucena Villaflor, y varias de sus colegas, Esther Ballestrino de Careaga, María Ponce de Bianco, Angela Aguad, más la monja francesa Leonie Duquet, fueron secuestradas en diciembre de 1977 en una reunión en la iglesia de Santa Cruz.

Las embarcaron en el 'vuelo de la muerte' -un avión Skyvan PA-51 de la Prefectura Naval- que despegó la noche del 14 de diciembre y echó su 'carga' humana al mar. Sin embargo, los cadáveres aparecieron seis días después en las playas bonaerenses arrastrados por las corrientes marinas, mal calculadas por los verdugos. 

Las enterraron en el cementerio del pueblo bonaerense General Lavalle como NN. En 2005 el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) iba a identificar a las víctimas. Los esqueletos, certificó, presentaban fracturas múltiples causadas por la caída desde gran altura y el impacto con el agua.

Pese a aquel mazazo tremendo, las madres supervivientes no cesaron en su empeño. Continuaron adelante con las marchas y, así, ayudaron a tumbar a la dictadura en 1983, convirtiéndose en heroínas, un emblema mundial de la pelea contra el absolutismo. El resto de la historia se recuerda mejor: en 2013 Videla murió en prisión.

“Había que eliminar a un conjunto grande de personas que no podían ser llevadas a la Justicia ni tampoco fusiladas”, confesó Videla antes de morir al periodista Ceferino Reato-, “para no provocar protestas sobre la marcha se decidió que esa gente desapareciera; cada desaparición puede ser entendida como el enmascaramiento, el disimulo de una muerte”.

Hebe de Bonafini en una conferencia.

Hebe de Bonafini en una conferencia. Flickr

Líder con 87 años

Hoy por hoy en Argentina hay más de 1.000 represores condenados y procesados. La heredera más conocida públicamente de Villafañe es Hebe Pastor de Bonafini, que a sus 87 años sigue liderando la asociación, en medio del progresivo fallecimiento de unas mujeres ya ancianas.

Dueña de un estilo temperamental y mandón, causó divisiones entre las madres. Nunca ayudó a la unidad su postura pública pro violencia: se alegró con el ataque a las Torres Gemelas en 2001 y apoyó a las FARC de Colombia y a los presos de ETA. Las Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora y Madres Plaza de Mayo de La Plata nacieron de aquel divorcio.

“Desde la época de la resistencia Hebe fue una locomotora que iba para adelante, impulsaba todos los proyectos. En el fondo siempre tuvo una actitud muy frontal y gracias a esa frontalidad pudo ser una militante anti dictadura, fue una frontalidad constructiva”, describe a EL ESPAÑOL el abogado Ricardo Monner Sans, compañero de marchas de las madres.

Ahora, en democracia, el sello característico de Bonafini es su fuerte protagonismo político mediático, que hasta marca agenda en Argentina. Por ejemplo, en la última semana cubrió un raid meteórico: primero desoyó la llamada de un juez para declarar en un caso de corrupción en el que está implicada. El magistrado pidió su captura pero al final tuvo que ir él mismo a la sede de las Madres.

Comida con Kirchner

Ella se negó a declarar y luego recibió por todo lo alto a la ex presidenta peronista Cristina Fernández, viuda de Kirchner (2007-2015), en la ONG. Con una fe kirchnerista a toda prueba, agasajó a la ex mandataria con sándwiches y gaseosas junto a otras ocho madres y el ágape fue transmitido en directo por varias emisoras de televisión.

“Hebe es un ejemplo. Las únicas que se animaron (contra la dictadura) fueron ellas. No se animó nadie más porque todos teníamos mucho pero mucho miedo”, elogió Kirchner. También se alegró de que esas mujeres ya muy mayores “están maravillosamente jóvenes. Tienen una fuerza, una vitalidad, como si fueran a cumplir 20 años”.

Entonces Bonafini llamó a alzar las copas y exclamó: “Brindamos por nuestra querida Cristina”. Después instó a repetir el brindis pero esta vez, explicó, “para que (el presidente argentino Mauricio) Macri nos tenga miedo”. La ex presidenta la reprendió por lo bajo pero ella retrucó: “Sí, que (Macri) nos tenga miedo, me encanta que nos tenga miedo”.

El presidente de Argentina la había cuestionado poco antes, en una entrevista que concedió al portal estadounidense BuzzFedd. Bonafini “se encuentra involucrada en hechos de corrupción graves", dijo. Y declaró que “hace varios años que no le contesto (porque) está desquiciada, dice barbaridades fuera de lugar hace varios años".

Oposición a Macri

La reacción de la jefa de las madres de los desaparecidos no tardó en llegar. Al encabezar el pasado jueves la marcha número 2000 en la plaza, le respondió al presidente. Y llamó a casi un millar de seguidores a"retomar la marchas de la resistencia" de las madres e “inundar las plazas de las ciudades”. Pero esta vez no por la vigencia de los derechos humanos sino, precisó, “con la consigna '’Cristina conducción’'".

"En 2003 cuando vino (el ex presidente) Néstor (Kirchner) paramos las marchas de la resistencia porque en la Casa Rosada se sentó un hijo nuestro. Hoy las retomamos porque hace ocho meses que en la casa de Gobierno tenemos otra vez a un enemigo (Macri)", disparó la señora, que se ha convertido en una suerte de jefa de la oposición al macrismo.

¿Comprada por Los Kirchner?

Para el abogado y profesor Monner Sans, que impartió clases en la universidad popular de Madres pero se marchó “cuando olí que podía haber dinero del chavismo”, la explicación es monetaria. “Los Kirchner, que antes nunca se habían solidarizado con las Madres, al llegar a la Casa Rosada la ‘compraron’ económicamente y, bueno, creo que ella quedó corrompida”, lanzó.

Lo cierto es que Bonafini se encuentra imputada en una causa por supuesto desvío de dinero público - 14,7 millones de euros- que los Kirchner entregaron a la asociación para construir viviendas populares. Los principales acusados son los hermanos Sergio y Pablo Shocklender, dos parricidas que purgaron condena y a los que ella colocó al frente del emprendimiento.

Eduardo Fachal, abogado de las Madres, en declaraciones a EL ESPAÑOL, culpa a Sergio Shocklender del asunto porque “sabe manipular a la gente y defraudó a mujeres de avanzada edad que no estaban capacitadas para gestionar una obra pública”. “Ninguna de las madres aumentó su patrimonio, tienen lo mismo hace años. En cambio Shocklender y sus allegados se enriquecieron”, añadió.

En los tribunales de justicia se calcula que la situación procesal de Bonafini se va a definir a finales de año y, según fuentes judiciales consultadas por EL ESPAÑOL, las apuestas son a favor de que termine sobreseída. Sea como fuere, los argentinos dan por descontado que la influyente líder de las madres de Plaza de Mayo, genio y figura, seguirá ‘dando guerra’.