Siria, herramienta política de Vladímir Putin

Siria, herramienta política de Vladímir Putin Pavel Golovkin Reuters

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La guerra en Siria, herramienta política de Vladímir Putin

La intervención de Moscú le ha servido al presidente para recordar a Occidente que Rusia importa en el tablero geopolítico y distraer la atención del pueblo ruso de la crisis económica.

15 marzo, 2016 02:00
Moscú

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Rusia se va de Siria. Tras cinco meses y medio de intensos bombardeos, el presidente ruso, Vladímir Putin, ha ordenado este lunes iniciar la retirada inmediata de sus militares de suelo sirio, al dar por cumplida su misión.

Putin anuncia la retirada de las tropas rusas en Siria en vísperas del aniversario del conflicto

“Considero que el Ministerio de Defensa ha cumplido en términos generales su misión. Ordeno iniciar a partir de mañana el repliegue de la principal parte de nuestro grupo militar en la República Árabe Siria", ha dicho Putin en una reunión con el titular de Defensa, Serguéi Shoigú, y el canciller Serguéi Lavrov.

La sorprendente retirada rusa se produce en medio de un frágil proceso de paz y con una tregua como telón de fondo entre las partes principales del conflicto. El máximo dirigente ruso ha explicado que su decisión de ninguna manera significa que Moscú se retira también de las negociaciones sobre el futuro del país. Acto seguido, ha encomendado al titular de Exteriores "intensificar la participación de Rusia en la organización del proceso de paz para solucionar el problema sirio".

El Kremlin también ha dejado claro que las bases usadas por militares rusos en Siria seguirán funcionando.“Nuestras bases, la naval en Tartus y la aérea en el aeródromo Hmeymim, funcionarán como antes. Hay que garantizar su fuerte protección desde la tierra, el mar y el aire”, afirmó. El Kremlin ya ha informado de su decisión a los “colegas sirios y acordado (la retirada) con el presidente Bashar Asad", según explicó el portavoz presidencial Dmitri Peskov.

La aviación rusa empezó a bombardear el 30 de septiembre pasado las posiciones del Estado Islámico y el Frente al Nusra y otros grupos terroristas en Siria tras una petición de Asad. La oposición y las potencias de Occidente, sin embargo, han asegurado que la ofensiva de Moscú se ha cebado con los rebeldes en vez de centrarse en combatir el terrorismo.

Desde el pasado 27 de febrero en Siria está en vigor un cese de hostilidades, fruto de un acuerdo entre EEUU y Rusia, y uno de los principales hitos hacia la solución de un conflicto armado que le ha costado al país más de 250.000 vidas en cinco años, según Naciones Unidas.

El Kremlin espera que las negociaciones en Ginebra concluyan con un resultado positivo teniendo en cuenta el progreso que se observa en los asuntos sirios tras el inicio de la tregua. Según Peskov, el resultado de las consultas sobre Siria dependerá de si hay o no una amplia representación de los bandos en conflicto."Moscú trabaja con todos los bandos para garantizar la representación más amplia en estas consultas ya que su resultado potencial depende de que estén ampliamente representadas todas las partes interesadas, todas las partes de la sociedad siria, incluidos los kurdos", dijo el portavoz presidencial citado por la agencia Sputnik.

La inesperada intervención rusa en Siria cuya importancia geopolítica es comparable con la anexión de Crimea en 2014, ha sido una apuesta muy arriesgada de Putin. El jefe del Kremlin la emprendió en plena crisis económica en un intento de ganar puntos en el escenario internacional como socio imprescindible de Occidente. Bajo las narices de la coalición internacional, liderada por EEUU, Putin levantó a escondidas una fortaleza militar en Siria y buscó poner bajo su control tanto los cielos sirios, como el futuro del presidente Asad. 

“La operación en Siria ayudó a Putin salir del aislamiento que se produjo a causa de la crisis ucraniana”, dijo a EL ESPAÑOL el analista político ruso, Gleb Pavlóvski.

Sin embargo, varios analistas advierten que pronto cabe esperar otra jugada arriesgada del Kremlin, esta vez para distraer la atención de los rusos de la cada vez más palpable crisis económica. Los bajos precios del crudo y el conflicto congelado en la vecina Ucrania ya han hecho a la divisa nacional rusa perder más del 50% en dos años.

A falta de remedios económicos que ofrecer para salir de este callejón sin salida, Putin podría recurrir a los métodos tradicionales para mantener el control sobre el país. El Kremlin ha advertido ya en varias ocasiones de que Rusia defenderá cada vez con mayor contundencia sus intereses nacionales. Para que Occidente se tome en serio la “amenaza rusa”, Moscú invertirá miles de millones de dólares en modernización de sus fuerzas armadas y el despliegue de nuevas armas nucleares estratégicas.