Trump va primero en las primarias republicanas.

Trump va primero en las primarias republicanas. Jim Young Reuters

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¿Cómo serían los Estados Unidos del presidente Donald Trump?

El candidato habla de vallar la frontera con México y bajar radicalmente los impuestos a ciudadanos y empresas, pero nadie sabe con certeza qué haría el magnate de llegar al poder.

25 febrero, 2016 03:05

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(Este artículo ha sido actualizado a 4 de abril de 2016 tras la victoria de Donald Trump en Indiana y la retirada de su rival Ted Cruz de la primaria republicana).

Imagínate a Donald Trump sentado en el Despacho Oval decidiendo el futuro Estados Unidos. El mismo Donald Trump que habla de levantar un muro en la frontera con México o prohibir a los musulmanes entrar en el país.

Hace unos meses esa imagen sonaba a disparate. El propio Huffington Post estadounidense decidió en un principio que no cubriría la campaña del multimillonario en su sección de Política, sino que lo haría en el apartado de Entretenimiento “junto a nuestros artículos sobre los Kardashians”.

Hoy, esa imagen no parece tan irrealizable.

Tras las primarias de Indiana, Trump se ha asegurado la nominación del Partido Republicano.

Momentos después de conocerse los resultados, su principal rival en las primarias, el senador Ted Cruz, se retiró. Durante unas horas sólo quedaba un obstáculo en el camino de Trump hacia las elecciones presidenciales: el gobernador de Ohio, John Kasich, sobre el que el magnate ostenta una ventaja de casi 900 delegados -los encargados de escoger al candidato presidencial en la Convención Nacional del partido. Pero la prensa estadounidense informa de que el último oponente de Trump en las primarias está a punto de anunciar su rendición.

La cuestión ahora es qué pasará si Trump vence al candidato de los demócratas en noviembre y se hace con la Casa Blanca.

“Lo que dice que va a hacer ahora, hace cinco años decía otra cosa complemente distinta”, dijo a EL ESPAÑOL James Pethokoukis, analista económico del think tank conservador American Enterprise Institute, que entiende que la candidatura de Trump está plagada de incertidumbre. “[Pero] algunos votantes republicanos parecen dispuestos a jugar a los dados y votar por alguien que nadie sabe qué hará”.

ESTADOS UNIDOS, PRIMERO

Las posturas políticas de Trump son a menudo confusas. Ha pasado de defender el aborto a criticarlo; ha dicho que deportaría a los 11 millones de inmigrantes indocumentados que viven en EEUU para luego decir que sólo a “los malos” y vuelta a empezar; ha jugueteado con la idea de enviar tropas a Siria; quiere tumbar la reforma sanitaria de Obama aunque ha defendido la atención subvencionada para los ancianos.

Pero su campaña, aseguran los expertos, no se sustenta en grandes (y viables) propuestas legislativas, sino que encuentra su combustible en el sentimiento de frustración con la política convencional y la economía que reina entre el electorado estadounidense.

“Cuando oímos hablar de Donald Trump, se suele informar acerca de sus comentarios incendiarios”, dijo John Judis, investigador del centro estadounidense Carnegie Endowment for International Peace y redactor sénior de la revista National Journal, durante una visita a Madrid. “[Pero] si uno va a sus mítines, escucha un mensaje adicional que es muy importante”.

El pilar de la campaña de Trump es “hacer que Estados Unidos sea grande de nuevo” (su famoso eslogan "Make America Great Again") protegiendo a los trabajadores locales de la inmigración, las otras economías del mundo y las empresas que buscan huir del fisco. “Lo que piensan los votantes es 'aquí hay un hombre que no va a servir a la élite de los negocios'”, aseguró el experto, que afirma que Trump defiende esencialmente el nacionalismo económico, una idea que rompe con el pensamiento tradicional republicano.
“Creo que es alguien nuevo, y nosotros estamos cansados de la misma vieja rutina política, de la misma vieja política”, explicó a EL ESPAÑOL Dan McPartland, empleado de 56 años en una tienda de Brooklyn, después de que el magnate arrasara en las urnas de Nueva York, su estado natal.

'TRUMPMÉRICA'

El mismo día que anunció su candidatura, el magnate inmobiliario dejó claro que la inmigración era un verdadero problema para él. “[México] manda a gente que tiene muchos problemas, que trae consigo. Traen drogas, traen delincuencia, son violadores y algunos, supongo, son buenas personas, pero hablo con los guardias fronterizos y me cuentan lo que nos está llegando”. A continuación, hizo una de las promesas estrella de su candidatura: “Construiré un gran, gran muro en nuestra frontera sur y haré que México lo pague”.

Aunque fue su primera promesa electoral, la campaña de Trump ha detallado recientemente en su página web cómo obligaría a México a pagar por la notoria barrera fronteriza. Junto con la imposición de aranceles y tasas, el método principal de Trump consistiría en amenazar a las autoridades vecinas con prohibir a los inmigrantes ilegales enviar dinero a sus familias. “Reciben aproximadamente 24.000 millones de dólares al año en giros de ciudadanos mexicanos que trabajan en Estados Unidos. La mayoría procede de inmigrantes ilegales”, afirma Trump en su web.

Aparte de forzar a México a financiar el muro, el programa de Trump incluye triplicar el número de agentes de inmigración, eliminar el derecho a recibir la nacionalidad por nacer en suelo estadounidense y que los inmigrantes ilegales permanezcan detenidos mientras esperan una audiencia judicial. Pero el multimillonario no carga sólo contra la inmigración ilegal, también contra la legal. Como presidente, Trump haría más difícil para los trabajadores extranjeros cualificados obtener un visado de empleo y obligaría a las compañías estadounidenses a contratar primero a nacionales, dice en su página web.

“No sé cómo será [finalmente] su política de inmigración, pero si el resultado de sus políticas fuera que la gente viese los Estados Unidos como un lugar menos deseable para emigrar, sobre todo los trabajadores altamente cualificados, o menos acogedor, sería malo para la economía estadounidense (...) sería horrible”, afirmó Pethokoukis, del American Enterprise Institute.

Trump quiere reformar asimismo el sistema fiscal para rebajar los impuestos a los ciudadanos. Una de sus medidas en este sentido sería retirar el impuesto sobre la renta a los solteros que ganan menos de 25.000 dólares anuales o a los matrimonios que generan menos de 50.000. También quiere fijar el tope impositivo para las empresas, independientemente de su tamaño, en el 15% de sus ingresos. Al mismo tiempo, desea reducir el gasto público, un objetivo histórico entre los republicanos.

Cuando EL ESPAÑOL lo entrevistó en febrero, Pethokoukis dudaba que los planes económicos del multimillonario fueran viables y aseguraba que el PIB de estadounidense tendría que crecer un 11% anual para equilibrar las cuentas como promete el magnate.

Trump ha presentado recientemente también un plan de reforma sanitaria muy similar al que proponía el candidato retirado Marco Rubio después de que en un debate no supiera explicar con qué sustituiría el programa sanitario del presidente, Barack Obama. "Sustituiré Obamacare por algo genial", se limitó a decir el multimillonario.

Ahora la web de su campaña recoge un pequeño programa de reforma sanitaria que empieza por el desmantelamiento del sistema establecido por Obama, un sistema al que se opone generalmente el Partido Republicano. Trump propone destruir barreras estatales para permitir a las aseguradoras competir a escala nacional; deducir los pagos de primas de seguros médicos de la declaración de la renta; habilitar cuentas de ahorro privadas libres de impuestos para tratamiento médico; delegar la gestión del programa público Medicaid a los estados; y permitir el acceso a medicamentos importados más baratos a los ciudadanos.

En su afán por situar a "Estados Unidos primero", Trump aboga por mantener puestos de trabajo en EEUU y evitar que las empresas nacionales no externalicen la producción. Defiende imponer aranceles para proteger la economía nacional al tiempo que apoya liberalizar el mercado interior. Una de sus obsesiones, es debilitar la posición económica de China.

“Como he dicho muchas veces, estamos tan ligados a China y Asia que sus mercados están tirando abajo el mercado estadounidense. Espabila EEUU”, escribió en Twitter en verano. El magnate quiere declarar oficialmente a China “un manipulador de divisas” y luchar por que su “laxa” legislación laboral se endurezca para evitar la fuga de trabajos al país. Pero otros importantes socios comerciales de EEUU como Canadá o México se encuentran igualmente en el punto de mira de Trump.

"IDEOLOGÍA POR ESTRATEGIA Y CAOS POR PAZ"

Pese a todo, -habiéndose peleado incluso con el papa Francisco- los expertos concuerdan que, en materia de política exterior, Trump probablemente no sería un presidente beligerante ni militarmente proactivo. “La promoción de la democracia [en el exterior] ha sido una característica común de la política exterior republicana”, afirmó a este diario Peter Trubowitz, director del Centro para Estados Unidos de la London School of Economics. “Pero no vemos mucho de [ese elemento] en Trump”, aseguró el experto, que entiende que candidatos como Marco Rubio se pronunciaban mucho más al respecto.

Para Trubowitz, aunque el controvertido magnate defienda fortalecer el Ejército, iniciar una intensa campaña militar exterior a gran escala al estilo de George W. Bush "sería incoherente" con lo que Trump ha venido diciendo.

“Trump ha dado muestras, hasta cierto punto, de ser de la escuela realista en la política exterior”, aseguró Judis, que destaca que Trump critica la invasión de Irak. “[Sobre] negociar con [Vladimir Putin], si escuchas con atención, él dice 'voy a conseguir un trato mejor' mientras que el resto de los candidatos [republicanos] no negociarían con esta gente”.

A finales de abril, el polémico multimillonario decidió explicar con más detalle cómo sería la política exterior de EEUU con él al frente. Trump se apartó de algunas de sus posturas más extremas y prometió sustituir “la ideología por la estrategia y el caos por la paz”, en línea con los pronósticos de los analistas consultados por este diario.

El magnate aseguró que el grupo terrorista Estado Islámico desaparecería “rápidamente” bajo su mandato. Aunque abrió la puerta al uso de fuerza militar, no especificó cómo la organización se esfumaría. Envió un mensaje de diálogo y advertencia a Rusia y China, adversarios tradicionales de Washington. “Deseamos vivir en paz y amistad con Rusia y China. Tenemos serias diferencias con estas dos naciones y tenemos que afrontarlas con ojos abiertos", dijo al tiempo que aseveró que mostraría su "fuerza" para recuperar el respeto de las dos potencias orientales.

También prometió reestructurar la OTAN y revisar la financiación que Washington suministra a la organización. Asimismo, avisó a los aliados de EEUU de que "deben pagar por el coste de esa defensa [que Washington les suministra]; de lo contrario, EEUU debe estar preparado para dejar que estos países se defiendan a sí mismos”.

Respecto a si Trump suavizará sus propuestas de ser elegido presidente, Trubowitz apuntaba que puede ocurrir que un candidato modere su opinión al entrar en la Casa Blanca. Por su parte, Pethokoukis afirmó que sus propuestas más radicales le servirían como herramienta para negociar. “Creo que son propuestas de negociación”, dijo. “Se considera a sí mismo un gran negociador y hacedor de acuerdos. Yo entiendo que esas serían sus propuestas iniciales en una negociación política si llega a presidente y finalmente acordaría algo menos [extremo]”.