Un hombre pasa leyendo 'Charlie Hebdo' ante el homenaje por el aniversario de la tragedia.

Un hombre pasa leyendo 'Charlie Hebdo' ante el homenaje por el aniversario de la tragedia. Ian Langsdon Efe

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'Charlie Hebdo' da alas a #JeNeSuisPasCharlie: se mofa de Aylan y las agresiones sexuales

En la jungla. El diario satírico dilapida la simpatía que recabó con #JeSuisCharlie. Pero la provocación constante está en su naturaleza.

15 enero, 2016 12:49

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"¿En qué se hubiera convertido el pequeño Aylan si hubiese crecido? En sobador de traseros en Alemania". Esta es la viñeta, publicada a pocos días del controvertido número de homenaje a los fallecidos en el atentado de hace un año que señalaba al Dios del Antiguo Testamento como "el asesino", que puede haber terminado con la paciencia de quienes dieron su apoyo incondicional a la publicación satírica.

La viñeta, firmada por Riss, el director de la publicación, ridiculiza tanto la muerte del niño refugiado Aylan Kurdi, cuya imagen yaciente en una playa turca conmocionó al mundo, como la oleada de agresiones sexuales que sufrieron más de 600 mujeres alemanas en Nochevieja, especialmente en Colonia, por grupos de hombre coordinados entre los cuales la Policía identificó a solicitantes de asilo.

Para muchos, esto es demasiado. Sobre todo porque Riss, satirizando la indignación global que ha juzgado hipócrita, han recurrido a hacer burla de la muerte de Aylan con una insistencia que ha incurrido en lo morboso. El número del pasado septiembre de Charlie Hebdo volvía una y otra vez sobre la imagen.

Riss ironizaba en la portada entonces sobre las posiciones de ideología conservadora que alertaban sobre la "islamización" de la "Europa cristiana": "Los cristianos andan sobre las aguas, los musulmanes se hunden".

Pero en el mismo número era más difícil de asimilar el humor negro de esta viñeta. "Tan cerca del objetivo", reza, mostrando a Aylan ahogado junto a un letrero de McDonalds que ofrece "dos menús infantiles por el precio de uno".

Estas ilustraciones han vigorizado el movimiento #JeNeSuispasCharlie que nació en paralelo al movimiento #JeSuisCharlie hace un año. Por aquél entonces aglutinaba la opinión que rechazaba apoyar a la revista - sin por ello justificar el atentado - por ridiculizar las creencias religiosas. Pero ahora empieza a recabar apoyos por parte de usuarios defensores de la laicidad a los que sin embargo repugna la derisión con la que tratan la crisis de los refugiados y las agresiones sexuales.

Riss ya dejó claro en septiembre que las críticas le importaban poco. "Hemos recibido amenazas de muerte por el dibujo de Aylan, como si hubiésemos blasfemado". - recogía Le Monde. "Para algunos no ha diferencias. El dibujo de humor negro les resulta intolerable incluso cuando no es religioso. Pero cuando se es laico, no hay nada sagrado".

Charlie siempre fue esto

Muchos han ido descubriendo a lo largo del año la verdadera naturaleza de la revista a la que prestaron apoyo incondicional en nombre de la libertad de expresión. Pero lo cierto es que Charlie Hebdo siempre fue una publicación minoritaria que antes del atentado sufría problemas terminales de liquidez.

Su humor brutal, grosero e irreverente nunca fue para todos. Se enorgullecen de ser los que llevan al límite la libertad de expresión atreviéndose con lo que nadie se atreve a satirizar. Es su compromiso fundacional, lo que les ha llevado a volver a trabajar pese al asesinato de sus compañeros.

Pero esta posición extrema casa mal con las expectativas que la opinión pública internacional puso sobre ellos, y chirría con el escrutinio constante que ahora reciben. No van a cambiar. Nunca serán complacientes. "No seremos un símbolo", decía Gérard Biard hace un año tras convertirse en redactor jefe.

El periodista Carlos Salas recordaba el año pasado una portada de Charlie Hebdo de 1980. Aquél año ETA mató a 100 personas en España. "Bombas en España" era el elemental titular que mostraba a una turista francesa en topless encantada de que la onda expansiva de un coche-bomba le levantase los senos.

Salas jugaba provocando a ver si seguíamos "siendo Charlie" después de ver esa portada, recordando la indignación que sintió en la época al verla, antes de entender que la publicación se burlaba no de las víctimas sino de la indiferencia de los franceses.

Pero quizás incluso el propio Salas estaba poniendo de su parte para justificarles. En la Charlie la provocación es un fin en sí mismo, y les seguirá importando bien poco si terminan teniendo otra vez al mundo en contra.