Motor

Porsche deja clara su nueva apuesta por los vehículos eléctricos

6 agosto, 2017 18:09

Último viernes de julio. Hace semanas que sobrevuela un rumor por el paddock del Mundial de Resistencia: Porsche Motorsport podría estar pensando en dejar el campeonato un año antes de lo que se esperaba y, con ello, las 24 Horas de Le Mans, prueba en la que han conseguido la victoria durante los tres últimos años. La decisión llegaba tras la reunión del consejo general de la marca, la cual ratificaba las discusiones que se han llevado a cabo durante los últimos meses.

Se abandona la categoría reina de la resistencia, la que en teoría era el campeonato más innovador en cuestión tecnológica, un absoluto laboratorio para desarrollar las tecnologías del futuro. La decisión sólo implica cerrar el proyecto entre los prototipos LMP1 híbridos, algo que no afectará a la participación dentro de la categoría GTE Pro con los Porsche 911 RSR de motor central que compiten actualmente frente a los Covette, 488 GT o Ford GT.

Apenas se han esgrimido algunas razones para ello, aunque todo apunta a que el proyecto del regreso de Porsche Motorsport a Le Mans ha llegado a su fin por el mismo motivo que a finales del año pasado Audi Sport abandonó el WEC y Volkswagen Motorsport el Mundial de Rallies. El presupuesto anual para un programa en el Mundial de Resistencia con un LMP1-H se estima que puede estar sobre los 250 millones de euros, motivo suficiente para buscar otro campeonato en el que se tengan que destinar menos recursos, especialmente ahora que la polémica sobre el “diésel-gate” no ha tocado a su fin.

El fabricante de Stuttgart se marcaba un nuevo objetivo, en este caso el primer campeonato de monoplazas eléctricos auspiciado por la Federación Internacional de Automovilismo: la Fórmula E. La fecha de su llegada será en la sexta temporada, 2019-20, año en el que se podrá completar la distancia completa de una carrera sin necesidad de cambiar de coche debido al desarrollo de las baterías. Los monoplazas son iguales, por lo que cada fabricante debe desarrollar su propio tren de potencia, una tecnología en la que precisamente Porsche está muy interesada y es por lo que pretende utilizar la competición como laboratorio. Además, su desembarco en la Fórmula E le servirá para medirse a otras marcas ya involucradas en la misma, entre las que se encuentran Audi, BMW, Renault o DS Automobile y a la que se unirá también próximamente Mercedes-Benz, la cual confirmaba esta misma semana que dejaría de lado al DTM.

Porsche confirma así sus primeros pasos para lo que ellos mismos han denominado como Mission E, el desarrollo de vehículos GT y deportivos completamente eléctricos siguiendo el camino que ya mostraron con la presentación del Concept Car bautizado con el mismo nombre que la nueva estrategia comercial. El propio Oliver Blume, CEO de Porsche, se marcó como objetivo recientemente el que, en el año 2023, uno de cada dos vehículos del fabricante germano vendidos fuera alimentado por baterías. El movimiento en lo deportivo se puede considerar en algo más que representativo, diciendo adiós a la única competición internacional híbrida y al reglamento de LMP1-H enchufables planteado para 2020, para saltar directamente a los eléctricos.

"El reajuste en los planes de competición se deriva del rumbo establecido por la compañía en su Porsche Strategy 2025, donde se contempla un desarrollo que combine los vehículos GT puros y los deportivos completamente eléctricos, como es el caso del primer coche de carretera movido al 100% por baterías, el Mission E. La creciente libertad para el desarrollo tecnológico propio hace que la Fórmula E sea atractiva para nosotros. Porsche está trabajando en innovadores conceptos de propulsión alternativos. Para nosotros, la Fórmula E es el entorno competitivo más vanguardista de cara al desarrollo de vehículos de altas prestaciones que tengan en consideración aspectos como el respeto medioambiental, la eficiencia y la sostenibilidad."