En octubre pasado hubiera apostado por una depresión económica en Europa en 2023. Es más, para España la hubiera pronosticado para antes. Técnicamente una depresión son dos trimestres seguidos con decrecimiento del PIB. Después del verano pasado, calculé que esa circunstancia se daría en el cuarto trimestre de 2022 y el primero de 2023. Lo primero no se ha cumplido. Lo segundo parece que, afortunadamente, tampoco lo hará.
Dicen que un economista es un profesional que explica con gran precisión por qué no ocurrió lo que el dijo que pasaría. Por eso debo explicarme. Lo que no sé es si será con gran precisión.
¿Por qué afirmo que no es probable esa recesión si la principal causa aducida, la guerra de Ucrania, se mantiene? Porque la 'vieja Europa' ha demostrado una capacidad de adaptación impensable. El suministro energético se está resolviendo de manera más o menos adecuada.
"La 'vieja Europa' ha demostrado una capacidad de adaptación impensable"
Alemania ha empezado a recibir gas por fuentes diferentes a los acueductos Nord Stream. Además, estos no se han secado del todo, porque Rusia también necesita los rublos/dólares. La cooperación intra-Unión Europea ha funcionado mejor de lo esperado. España envía gas y energía, tanto a Alemania, como a Francia. La Península Ibérica, alejada del escenario bélico y situada entre los dos mares europeos, es un lugar idóneo para su almacenaje y envío.
Por otra parte la climatología ha ayudado. El invierno ha sido más suave de lo esperado. Las necesidades de calefacción se han reducido.
Los fondos Next-Generation de la Unión Europea, obtenidos mediante la "mutualización de la deuda europea", dotan de liquidez las economías nacionales. Es la vuelta a Keynes que la socialdemocracia europea nunca abandonó. Según su teoría en épocas bajas del ciclo, el Estado (la UE en este caso) debe invertir endeudándose, para amortizar esa deuda en las épocas altas. Veremos si se cumple. De momento se ha hecho lo primero, lo segundo corresponderá a generaciones posteriores.
Pasado el primer trimestre del año con apuros, con crecimiento cerca de cero o ligeramente negativo, vendrá la primavera con el despertar de la industria del turismo. En los países del sur remontará el consumo y el crecimiento del PIB será positivo. No me atrevo a decir cuanto, pero el año pasado fue fuerte.
De ahí que el fantasma de la recesión se vaya alejando de la zona euro.
No obstante, el crecimiento no será muy alto. Todos los expertos anuncian cifras de aumento del PIB que van del cero al 2%. En España, entre el 1 y el 2,3%. En Alemania, su Gobierno prevé el 0,2%.
De todas formas, España aún no ha recuperado el PIB pre-pandemia y, aunque el presidente Sánchez anuncia que lo hará este año, no se sabe cuándo ocurrirá.
Por otra parte, esas previsiones tienen otra cara. La inflación bajará menos de lo deseable. Al mantener la demanda los precios seguirán subiendo. No tanto como en 2022, pero algo más de lo conveniente. En particular en la inflación subyacente y la 'cesta de la compra'. Precios cuya subida dependerá de las condiciones climatológicas del campo y la continuidad, o no, de la guerra de Ucrania, uno de los suministradores mundiales de materias primas agrarias.
De manera que las clases medias y trabajadoras este año, con aumentos salariales entre el 2/3%, pueden ver reducida otra vez la capacidad adquisitiva de sus rentas. Aunque al contrario de lo que sucedió en la crisis financiera de 2008 es posible que mantengan su puesto de trabajo, que entonces perdieron.
"Sobre la inflación y el PIB, la UE y el BCE actúan con dos medidas que pueden parecer contradictorias"
En resumen, sobre la inflación y el PIB, la UE y el BCE actúan con dos medidas que pueden parecer contradictorias: los miles de millones de la deuda comunitaria aumentarán la liquidez monetaria, mientras la subida de tipos de interés del BCE intentará reducirla. Ambas medidas (endeudamiento para invertir con aumento de la circulación monetaria y subida de los tipos de interés) se van a producir a la vez. La primera tira del PIB, la segunda dificulta su crecimiento. La primera acelera la inflación, la segunda la frena. ¿Dónde esta el equilibrio?
Los expertos lo analizarán en el futuro. Entonces lo harán con mucha precisión.
*** J. R. Pin es profesor del IESE.