Los criterios ESG se han generalizado en el mundo de tal manera que los inversores entienden que afectan directamente a la rentabilidad a largo plazo. Por ello, cada vez es más común ver la evolución de las conversaciones desde las de inversión sostenible a las que simplemente hablan de inversión.

Lamentablemente, todavía queda mucho trabajo por hacer en los comités de dirección, donde una parte importante de sus componentes sigue resistiéndose a la revolución de ESG, frenando a la empresa con un enfoque obsoleto orientado a la maximización del valor a corto plazo. Ya sabéis que siempre defiendo que las empresas deben generar valor para sus grupos de interés, pero no sólo valor económico en el corto, sino también valor para la sociedad y para el mundo en el que vivimos.

He leído algunas encuestas que nos indican que más del cincuenta por ciento de las personas que componen los equipos de dirección consideran que se dedica demasiado tiempo a todo lo relativo a ESG.  Hay quien apunta a que la razón subyacente es la falta de diversidad entre sus miembros. Personalmente, creo que ese factor puede tener un peso importante, al igual que el hecho de que no hace tiempo que la dirección de las empresas tiene el mandato de lidiar con todo lo relativo a la sostenibilidad, el medioambiente y la gobernanza; y que antes se enfocaba más en todo lo relativo a compliance.

Por otra parte, vemos cómo las organizaciones purpose-driven brindan el impulso que los comités de dirección necesitan para aumentar su foco en ESG y gestionar sus empresas para el éxito a largo plazo. Se debe definir una misión clara para centrar los esfuerzos de todas las empresas para mejorar su impacto positivo en el medioambiente y en la sociedad. Sin propósito, una empresa no puede tener una estrategia sostenible y, por ende, los inversores no pueden obtener rendimientos sostenibles.  La responsabilidad final de definir ese propósito debe recaer en la junta, porque tiene el deber de adoptar una perspectiva intergeneracional y diversa que se extienda más allá del mandato de cualquier equipo de dirección.

Coincido con los que piensan que las empresas son la mejor plataforma para cambiar el mundo, para mejorarlo y tener un impacto real. Las empresas que basan su trabajo en valores son clave para nuestro planeta, y de igual modo, son mucho más atractivas para el talento. Por eso, me alegra ver que empresas de la relevancia de Salesforce vinculan una parte del salario variable de su dirección a medidas ESG, ya que eso es un mensaje muy poderoso no sólo para su empresa, sino para todas las que quieren ser líderes en su sector de actividad. En su caso, han decidido vincular dicho bonus a la igualdad y a la sostenibilidad ambiental.

Lori Castillo Martínez, directora de igualdad, y Suzanne DiBianca, directora de impacto y vicepresidenta ejecutiva de relaciones corporativas, hace unos días dijeron algo muy en la línea que comentaba más arriba: “Parte de lo que hace de Salesforce una empresa increíble es nuestra creencia de que las empresas son la mejor plataforma para el cambio. Nuestro compromiso con la igualdad y la sostenibilidad nos ayuda a ser una mejor empresa y a fomentar comunidades más inclusivas, equitativas y resilientes”.

Para que sirva de inspiración para otras empresas, os diré que hace casi un año presentaron lo que llamaron 'exhibición de sostenibilidad', un contrato al que se adhieren sus proveedores y que incluye varias obligaciones para los proveedores, en particular requiriendo que se comprometan a establecer un objetivo basado en la ciencia para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Lógicamente, también anunciaron su compromiso para colaborar con los proveedores en la acción climática. 

Volviendo a las medidas de igualdad, han decidido centrarse en aumentar la representación de empleados negros, latinos, indígenas y multirraciales en Estados Unidos y de mujeres en todo el mundo. En lo referente a las medidas de sostenibilidad, el foco lo han puesto en la reducción de las emisiones de los viajes aéreos y el aumento del gasto con los proveedores que firmaron el anexo de sostenibilidad antes mencionado; algo que me parece muy coherente y nada sorprendente. Dada la progresiva vuelta a la normalidad, creo que tener objetivos claros sobre las emisiones de los viajes de negocios de los empleados cobra especial relevancia si queremos racionalizar el uso de las herramientas del trabajo y de los viajes por trabajo.