El astronauta Buzz Aldrin en uno de sus paseos por la Luna el 20 de julio de 1969.

El astronauta Buzz Aldrin en uno de sus paseos por la Luna el 20 de julio de 1969.

Investigación

Microchips y microondas, algunos de los avances que tenemos gracias al primer viaje a la Luna

Analizamos los avances tecnológicos que se impulsaron en esta carrera espacial, que culminó hace 50 años con la llegada del hombre a la Luna

19 julio, 2019 07:00

El cohete y el ordenador de a bordo de la misión Apolo, que pisó la Luna hace 50 años un 20 de julio, fueron dos ingenierías aeroespaciales claves para el desarrollo del sector: no se ha construido un cohete comparable a este Saturno V. Nos lo cuenta Julio Gallegos, miembro de la Agencia Espacial Europea (ESA) y profesor de la Escuela de Arquitectura, Ingeniería y Diseño de la Universidad Europea.

En el proyecto del Apolo, que se inició en 1962, el hito más importante en ingeniería aeroespacial fue la construcción de un cohete lo suficientemente potente para por llevar a una órbita de la Luna y que fuera capaz de regresar con tripulación humana a bordo. “Este cohete ha sido el máximo desarrollo aeroespacial: no ha habido ninguno tan potente como ese. Después de 50 años, los cohetes como el Ariane 5 de la ESA o el Falcon Heavy de Space X todavía no son comparables con el Apolo”, explica Gallegos. “La configuración de la tecnología es distinta, cierto, pero el combustible o la forma de despegar sigue siendo la misma y, en este sentido, la misión Apolo fue un desarrollo inigualable”.

¿Por qué no se pueden comparar? Básicamente porque las necesidades de la carrera espacial que se dio en la década de los 70 eran muy diferentes. Después de la llegada a la Luna las misiones cambian: tras ‘conquistar’ el satélite de la Tierra, los hombres hemos puesto el punto de mira en la exploración del Sistema Solar.

Para este tipo de misiones, puntualiza el astrofísico, se necesita un sistema de propulsión diferente al utilizado para llegar a la Luna. “Si antes se ponían diferentes etapas de propulsión en el cohete, ahora el Ariane o el Falcon Heavy están configurados con cohetes secundarios alrededor para aumentar su capacidad de empuje y vuelo, porque se aprovecha la propulsión alternativa que proporciona la propia gravedad de los planetas”.

Por ejemplo, para ir a Marte se necesitaría un cohete enorme si se fuera directo como fuimos a la Luna hace 50 años. Por eso “aprovechamos la propia aceleración que nos proporciona la gravedad de la Tierra, damos unas vueltas al planeta, escapamos y nos atrapa Marte”.

Además del cohete en sí, la misión del Apolo también desarrolló el ordenador de a bordo para controlar la aerodinámica y la trayectoria de la nave. “El Apolo Guidance Computer era un ordenador gigantesco, de siete metros de diámetro de ordenador instalado en una estructura circular, que tenía el reto de guiar el cohete”, indica Gallegos.

Este ordenador fue el que ayudó a los astronautas Neil Armstrong, Buzz Aldrin y Michael Collins a alunizar hace 50 años. “Fue la primera miniaturización de un ordenador, aunque ahora la memoria de 4kb suena ridícula, comparada con los gigas de memoria de los smartphones. Sin este ordenador hubiéramos tardado mucho más en llegar a reducir los microchips”.

Nuestro día a día, gracias a la misión a la Luna

Los avances tecnológicos que se impulsaron gracias a la misión a Luna fueron muchos y variados. Ya hemos mencionado el cambio que supuso la miniaturización del ordenador Apolo Guidance Computer, aunque tardó en llegar a nuestros hogares casi una década, “todo Silicon Valley recibió un impulso tremendo en toda la industria de microchips por el esfuerzo que se hizo para reducir el tamaño de un ordenador para que pudiera encajar en un vehículo tan pequeño como el vehículo de control”.

Gracias a esta misión, el microondas dejó de ser un ‘electrodoméstico’ de uso industrial para convertirse en uno de uso doméstico. “Las comidas eran frías porque no tenían agua caliente para hidratarlas, por eso la adaptación del microondas fue clave y se redujo su tamaño para adaptarlo al espacio reducido de una nave espacial. Este esfuerzo es el que permitió el uso extendido que ahora tiene en nuestras casas”.

Y sin desviarnos de la despensa de nuestras casas, también debemos agradecer a la carrera espacial para llegar a la Luna las mejoras para el empaquetado de la comida, para mejorar su conservación y duración.

Otro de los avances que aprovechamos para nuestro día a día es el uso de otras frecuencias para la transmisión de televisión. Este avance en el Apolo permitió la telemetría de los instrumentos y del vehículo espacial, utilizando una sola antena para la transmisión. El uso de la banda S unificada (2025 a 2120 MHz), nos ha permitido que las señales de audio y video estén en un único canal.

Además del uso de la banda S, también hubo innovación en las cámaras que se utilizaron a partir de la misión Apolo X, que permitían la transmisión en color con la calidad equivalente a una cámara de estudio de televisión, pero en dimensiones reducidas.