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Innovadores

Los robots que dan el sábado libre a los empleados japoneses

UIPath, creada durante 10 años por ‘científicos locos’ en Rumanía, expande los algoritmos RPA para asumir tareas repetitivas sin valor añadido rn

23 enero, 2019 07:00

Tenemos un cliente en Japón, Sumitomo Mitsui Banking Corporation (SMBC), en el que hemos hecho el desarrollo de RPA más importante del mundo, más de 1.000 robots. Y están desarrollando otros 4.000. A finales de año habrán ahorrado 1.000 millones de euros. Pero también logran un objetivo muy social. En Japón se trabaja seis días a la semana, incluido el sábado. Ahora les han dado el sábado libre a los empleados y quieren darles también un viernes cada mes, para asegurarse de que tienen empleados felices, que quieren quedarse en la compañía, trabajar aún más y dar más productividad". Lo cuenta Frank Lopez, vicepresidente EMEA de UIPath, compañía a la que define como "la primera empresa de RPA en el mundo".

Las siglas RPA responden a Robotic Process Automation. "Hace un año, la gente no entendía de qué se trataba: ¿RPA son robots físicos? No, no... Ahora lo que quieren saber los ejecutivos es cómo hacer ‘lo gordo’ [las tareas pesadas] y cómo vendérselo al comité ejecutivo". 

El RPA de UIPath, según lo describe Lopez (sin tilde en su business card), es software de automatización de procesos digitalizados, capaz de utilizar herramientas de inteligencia artificial y machine learning como "IBM Watson, Google, Microsoft, Abi [AI especializada en salud], para analizar datos de un formulario e interpretarlo". 

Los algoritmos pueden aplicar OCR y utilizar visión artificial para «quitar todo el trabajo manual, repetitivo, que no tiene valor añadido. Se incrementa la productividad del trabajo, decrecen los errores, el cumplimiento es al 100% y a una velocidad increíble». Se refiere, por ejemplo, a tareas como revisar y clasificar formularios, tramitar facturas… "En Volvo hacen 2.000 facturas de proveedores al día. El robot las interpreta y entran directamente en SAP. Sólo se comprueban las excepciones que detecta el robot y avisa por email". 

A Lopez le encanta citar casos de grandes compañías. Como Orange que, por ejemplo, "tiene 34 aplicaciones diferentes para atención al cliente. Una para ver paquetes comerciales, otra para saber si la fibra llega a donde llama el cliente, otra para pedir cita con el técnico… Un operador tiene que navegar por esas aplicaciones y nos podemos tirar 45 minutos al teléfono. El robot usa las mismas, pero mucho más rápido y sólo para para pedir al cliente una decisión en el proceso".

En Orange, cuenta, pusieron "120 robots en producción en nueve meses y ahora están desarrollando 350. Nos utilizan en casi todas las áreas del negocio. Detectaron equipamientos de Movistar Fusion que no se usaban [tiene un contrato para su fibra óptica] y así ahorraron unos millones de euros. Hacer manualmente este trabajo hubiera tomado meses. Lo hicieron con robots".

"Tenemos una política de open source y damos formación gratuita a nuestros partners y clientes", añade. "Hay un primer curso, el Academic, los fundamentos, de unas 25/26 horas, condensado, se hace en una semana. Los Invention Labs, para enseñar qué se puede hacer en RPA con nuestra herramienta. Y Academy lives, donde los participantes pueden desarrollar en un día dos casos de uso y ver cómo se hace, de manera muy fácil".

UIPath vende licencias y sus partners hacen implantaciones y desarrollos a medida. Hay varios niveles de optimización robótica: un asistente personal, que cuesta 1.200 euros al año, trabaja ayudando a las tareas de un empleado las mismas horas que este. Robots "desatendidos", que trabajan 24 horas al día en tareas pesadas y repetitivas, cuestan 8.000 euros al año. Y hay robots "orquestadores", que guían y supervisan las tareas de hasta 12.000 desatendidos.

Y de dónde sale UIPath, para haberse convertido en "un unicornio, la compañía de software empresarial que más rápido ha crecido jamás", según dice Lopez. Pues "la empresa fue fundada en 2005 pero no hizo negocios durante 10 años. Empezó en Rumania, con un equipo de desarrolladores, astrofísicos, y científicos locos, que trabajaron 10 años desarrollando algo único y empezaron a venderlo en 2015. Hoy somos una empresa americana, con sede en Nueva York y presencia en Estados Unidos, Latinoamérica, Europa y Asia".