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    MARILYN MONROE en LA TENTACIÓN VIVE ARRIBA (1955): la imagen de la actriz bailando con un vaporoso vestido blanco sobre la salida de aire del metro de Nueva York es, quizás, la escena más popular de la historia del cine. Símbolo indiscutible de belleza y sensualidad, Monroe lució así de espectacular gracias al diseño de William Travilla, uno de los mejores diseñadores de moda de Hollywood.

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    La imagen se hizo tan omnipresente que el diseñador llegó a odiar su propia creación, refiriéndose al vestido como "that silly dress”. Un “estúpido vestido” que, por cierto, se subastó por 4,6 millones de dólares en junio de 2011 en la casa de subastas Profiles in History (California). | Foto: GTRES.

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    RITA HAYWORTH en GILDA (1946): a ritmo de “Put the Blame on Mame”, esta escena se convirtió en un canto a la sensualidad. Nadie superará nunca ese baile con el que se quitaba el guante para, después, agitarlo de manera provocativa. Hayworth representó, sin duda, la mejor imagen de una "femme fatale".

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    El vestido palabra de honor en satén, con abertura hasta el muslo y cintura muy ceñida fue obra del francés Jean Louis, el diseñador de vestuario de Columbia Pictures en los años 40. Un diseño tremendamente femenino que se ha versionado infinitas veces y que inspiró -al igual que la figura de Gilda- al personaje de Jessica Rabbit. | Foto: GTRES.

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    AUDREY HEPBURN en SABRINA (1954): dicen que cuando le ofrecieron a Hubert de Givenchy realizar el vestuario de la película lo aceptó porque creyó que la señorita Hepburn a la que se referían era Katharine Hepburn. Cuando descubrió que no, rechazó el trabajo. Menos mal que rectificó y nos regaló uno de los vestidos más bonitos y elegantes de la gran pantalla.

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    Un diseño palabra de honor blanco que contrasta con bordados en negro y que le sentaba como un guante a una, aún desconocida, Audrey Hepburn. A raíz de esta película y gracias al éxito de aceptación de sus diseños, el modisto y la actriz se harían íntimos, convirtiéndose así en su firma de cabecera. | Foto: GTRES.

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    GRACE KELLY en LA VENTANA INDISCRETA (1954): la actriz siempre fue un icono de moda y elegancia, tanto dentro como fuera de la gran pantalla. Y con su papel en la película de Alfred Hitchcock -una de las mejores cintas de suspense de la historia del cine-, nos dio una verdadera lección de estilo.

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    Edith Head fue la encargada del vestuario de este film y también de casi todas las películas más inolvidables de mediados del siglo XX. De hecho, ganó ocho Oscar en la categoría de Mejor Vestuario y llegó a estar nominada hasta 35 veces. La diseñadora admitió que el vestido bicolor con corpiño negro y falda de tul de seda blanco que popularizó la actriz estaba inspirado en el “New Look” de Christian Dior. | Foto: GTRES.

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    AUDREY HEPBURN en DESAYUNO CON DIAMANTES (1961): todos, incluso los que no han visto la película, reconocen esta escena. Una jovencísima Audrey Hepburn desayuna frente al escaparate de Tiffany’s en la Quinta Avenida de Nueva York mientras, embobada, sueña con tener algún día alguna esas preciosas joyas. Se trata, sin duda, de otro de los momentos más icónicos e imitados de la gran pantalla. Con su papel divertido, Hepburn nos conquistó a todos. Y con su elegancia y delicadeza femenina nos hizo enamorarnos perdidamente de Holly Golightly.

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    Vestida por su modisto de cabecera, el gran Hubert de Givenchy; la actriz lució este impecable diseño negro en satén con guantes a juego. Un diseño bautizado como “La petite robe noire”, elegido por la propia actriz de la colección del diseñador de 1961 y que fue subastando en Christie’s por nada menos que 700.500 euros en 2006.

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    JULIA ROBERTS en PRETTY WOMAN (1990): una ‘princesa’ moderna, así es como querían que se sintiera el personaje de Roberts cuando se vistiera para ir a la ópera. Y lo consiguieron. ¿El responsable? Un impresionante y ceñido vestido rojo con el que la actriz definió sus transformación y que protagonizó una de las escenas más recordadas del film. Ese momento en el que Richard Gere pilla la mano de la actriz cuando va a coger el collar -joya que ciertamente costaba un cuarto de millón de dólares- y que fue totalmente improvisado sobre la marcha.

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    La diseñadora de vestuario Marilyn Vance fue la responsable de la elección del vestido. Y aunque indudablemente el rojo es un color que favorece a Julia Roberts, cuenta la historia que el director tenía previsto que el vestido fuera negro. Vance ordenó que se hiciera el vestido en diferentes colores para ver cuál de ellos fotografiaba mejor. Finalmente, el rojo -como quería la diseñadora- salió vencedor.

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    De nuevo, JULIA ROBERTS en PRETTY WOMAN (1990) esta vez con un diseño más sencillo pero que, desde 1990, ha sido revisitado e imitado por la industria. Se trata del vestido marrón con lunares blancos; un diseño con vuelo, escote caja sin mangas y cinturón que la actriz luce en el film durante un partido de croquet.

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    Creado por Nino Cerrutti, en la actualidad sigue estando en boca de todos por las versiones low-cost realizadas por el gigante Inditex para Zara y, más recientemente, Oysho.

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    KATE HUDSON en CÓMO PERDER A UN CHICO EN 10 DÍAS (2003): Matthew McConaughey se quedó sin habla cuando vio aparecer a Andy (Kate Hudson) para ir juntos la noche del evento en la que todas sus apuestas saldrían a la luz. Él, de traje y ella, rubia y de cara angelical, no podía lucir mejor con este espectacular vestido amarillo de raso.

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    De frente parecía un vestido sencillo y elegante, pero al darse la vuelta el diseño se transforma en uno mucho más sexy gracias a un pronunciado escote en la espalda que la deja totalmente al descubierto. Karen Patch, diseñadora de vestuario y responsable de la creación, pese a lo arriesgado del color fue muy inteligente al apostar por el amarillo. Hudson estaba deslumbrante y gracias a éste se ha convertido en uno de los vestidos más icónicos e inolvidables del cine.

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    KEIRA KNIGHLEY en EXPIACIÓN: MÁS ALLÁ DE LA PASIÓN (2007): inspirado en las fotografías del francés Jacques Henri Lartigue y en la obra “Chica en verde” de Tamara de Lempicka; la diseñadora de vestuario (y ganadora de un Oscar en 2013 por Anna Karenina) Jaqueline Durran consiguió que la actriz luciera imponente con un diseño al bies en verde de estilo años 30.

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    Sencillo, sin abalorio alguno, pero indudablemente elegante y llevado por la actriz durante una de las escenas más importantes del film. Escena enmarcada por un entorno y color únicos que hicieron destacar (más aún) la belleza de este vestido. Actualmente, es uno de los diseños más copiados por el fast fashion y fue elegido como el mejor atuendo de la historia del cine según In Style y SkyMovies (la plataforma británica de canales de cine en televisión).

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    KATE WINSLET en TITANIC (1997): uno de los once Oscar que se llevó la película fue por su diseño de vestuario. ¡Y bien merecido! Obra de la figurinista Deborah Lynn Scott, gracias a los elegantes y delicados vestidos que conformaban el armario de Wislet, la actriz lució más resplandeciente que nunca.

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    Como este diseño en color granate con sobrevestido de encaje y pedrería negro. Un diseño que Winslet lució en la escena más memorable de Titanic; momento en el que Leonardo DiCaprio la detiene justo en el momento en el que intenta saltar por una de las barandillas de la cubierta del barco. El vestido fue subastado en 2012 por 300.000 dólares.

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    SARAH JESSICA PARKER en SEXO EN NUEVA YORK (2008): fue una de las prendas más caras (27.000 dólares) que la reina del glamour, Carrie Bradshaw, lució tanto en la película como en la serie. Y, también, uno de los más icónicos ya que por fin -tras años de relación- sería el elegido para dar el “Sí, quiero” a Mr. Big. Un original (como ella) vestido de novia firmado por Vivienne Westwood.

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    Formado por varias capas asimétricas de tela abullorada en color champagne y escote tipo corsé de palabra de honor; en la actualidad se puede mandar a hacer en la boutique que la marca tiene en Londres. | Foto: Getty Images.