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    COLORIDA: verde lima, amarillo limón o un naranja muy ácido. Pero también, un rosa pastel o un azul claro pueden ser las perfectas combinaciones para tu mesa de verano. Porque, este año, los colores pastel están de moda. Además, estamos en una época muy visual que nos permite ser muy creativos con las tendencias. Alíate con las flores, -que se convertirán en tus grandes amigas-, o con herramientas tan sencillas como el “washi tape”, para poder ir cambiando la decoración sin una gran inversión y hacerte una experta en eso del “Do It Yourself”. Las rayas, los lunares o los cuadros vichy (al igual que en la pasarela), pueden combinarse para darte esa mezcla de colores a la que no consigues llegar. Lo importante es que esté coordinado. | Foto: House Of Hackney.

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    SENCILLA: si tienes un rincón bien iluminado y aún no te atreves con grandes mezclas, opta por colores neutros. Ni estampados ni piezas decorativas. Y el blanco, por supuesto, de base. Hazte con un azul, un verde o un amarillo que consiga ese elemento visual que buscas y utilízalo para la vajilla, la cubertería o cualquiera de los textiles que visten la mesa. Una cristalería transparente y, si quieres, unas ramas de tomillo o unas margaritas que sumen, pero que no llamen demasiado la atención. Es la mesa más low cost y fácil de conseguir, además de la perfecta compañera de esas comidas que ya hablan por sí solas. | Foto: Zara Home.

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    CAMPESTRE: para conseguir una mesa con esta inspiración, necesitas un buen jardín, que es donde mejor encuentran su sitio. Utiliza el lino como material, no busques la perfección y quédate en la decoración floral más simple: margaritas, lavanda o cualquier hierba aromática en ramillo. Otros textiles, como la arpillera o el yute pueden funcionar como bajoplatos o pequeños manteles para cubrir una mesa que, si es de madera natural, mucho mejor. Ayúdate de las velas (nunca de la luz artificial) para conseguir el ambiente más rural. | Foto: Erin Hannum & Take A Seat Events.

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    IBICENCA: todo al blanco. Aprovecha una mesa de madera que cuente una historia y déjala desnuda. Sillas de mimbre, cojines envueltos en lino o algodón y muy poca ornamentación. Se trata de respirar Mediterráneo. No debe verse recargada, sino todo lo contrario, ha de primar la austeridad. La vajilla de cerámica o de loza en blanco, monocolor o en algún estampado que nos recuerde a los azulejos de algunos patios. Al prescindir de cualquier otro elemento, aquí puedes permitírtelo. | Foto: A Beach Cottage.

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    INFANTIL: si tienes jardín, aprovéchalo. Tanto los niños como tú, lo agradeceréis. Siéntales en el suelo, extendiendo toallas, esterillas y cojines y plantéalo como una comida diferente. Mezcla colores, cuelga banderillas o farolillos y utiliza, incluso, manteles de papel y cubertería de plástico para darle un toque aún más desenfadado. Además, si encuentras una temática que vaya con la cita, no dudes en utilizarla como leitmotiv de la decoración. Hay miles de opciones “low cost” para conseguir el ambiente perfecto para los más pequeños.| Foto: Nydia Yang.

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    NÁUTICA: podríamos decir que lo marinero, en verano, siempre es tendencia. Sobre la pasarela y, también, en la mesa. Fácil de conseguir, -basta con un mantel de rayas en azul y blanco-, puedes hacerla mucho más personal añadiendo centros de mesas en los que predomine el rojo o el amarillo. Barcos o veleros, tazas de latón y redes a modo de mantel o nudos marineros para cerrar las servilletas. Busca la elegancia con buenos algodones para toda la ropa que vista la mesa. | Foto: Zara Home.

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    ROMÁNTICA: porque siempre hay una noche de verano para cenar en pareja. O entre amigas, pues es una temática que, bien llevada, no tiene por qué caer en lo evidente. La gama de los rosas y los tonos pasteles funcionan muy bien y las flores, de nuevo, el mejor complemento: rosas pequeñas, claveles blancos, lirios o flores de pato. Esta vez si pueden ser ostentosas. Y sí, mezcla. Pero intenta mantener la sutileza con recipientes ligeros que no recarguen demasiado la mesa. Para la noche, unas velas colgantes que se suspendan en el aire. | Foto: Little Sooti.

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    NATURAL: y, para ello, nada mejor que las flores. Porque además, estamos en temporada de permitirnos todos los excesos que se nos antojen con ellas. Eso sí, no pueden ser artificiales. Puedes llenar miles de jarrones altos con ellas y llevarlos al centro de la mesa. Si, además, quieres darle un aire mediterráneo, no lo dudes, frutas como la naranja o el limón serán tus mejores aliados. Ésta es, quizás, la mesa más fácil de conseguir, porque requiere una ornamentación sencilla y centrarse en la vegetación que más te guste. Eso sí, tampoco lo estropees con textiles acrílicos o una cubertería de plástico. | Foto: Taases Home.

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    MARINA: conchas, caracolas o pequeñas estrellas de mar nos trasladan, irremediablemente, al verano. Porque si tenemos una imagen de esta estación en nuestra mente, esa es, sin duda, una playa. Con el blanco de nuevo de base, -pues te será mucho más fácil combinar los elementos decorativos entre sí-, utiliza tonos que nos recuerden al mar: el azul aguamarina, el color propio de la arena o los tonos coral del fondo del océano. Además, puedes permitirte añadir detalles en dorado y plateado. Son un acierto. Utiliza velas en pequeños tarros transparentes o deja que floten en grandes conchas. | Foto: Virginia Esber.

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    MEXICANA: ¿qué sería de un verano sin una noche de guacamole, Coronas y mucho picante? Una temática refrescante y diferente que combina, además, con platos y “picoteos” sencillos. Además, lo suyo es que cuanto más estética de cantina informal consigas, mucho mejor. Mezcla de materiales, mucho colorido y suficiente espacio para llenar el centro de fuentes con comida. Porque aquí no se va a mesa puesta.| Foto: Rainbows & Lollipops.