Díaz, este lunes en su primer acto tras conocerse que será candidata al liderazgo del PSOE.

Díaz, este lunes en su primer acto tras conocerse que será candidata al liderazgo del PSOE. EFE

Política EL FUTURO DEL PSOE ANDALUZ

Dos íntimos de Susana Díaz, aspirantes a la regencia del PSOE andaluz

La presidenta y líder del PSOE andaluz pretende mantener el control de ambos cargos desde Ferraz.

14 marzo, 2017 02:38
Sevilla

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Susana Díaz quiere ser la primera mujer que alcance la Secretaría General del PSOE. Pero también quiere quedarse en la presidencia de la Junta de Andalucía y controlar el proceso de sucesión al frente del PSOE-A que ahora mismo lidera. No será fácil: primero por la presión de la oposición, que ya ha comenzado a pedir su relevo; y, segundo, porque probablemente haya un aspirante del sector crítico a presidir la federación andaluza.

El próximo domingo 26 de marzo, Susana Díaz se convertirá en la tercera candidata en la batalla por el trono del PSOE junto a Pedro Sánchez –su principal rival— y Patxi López. Desde ese momento, estará ocupando sus dos actuales cargos, el institucional y el orgánico, de forma interina y será inevitable abrir el melón de la sucesión en Andalucía, aunque lo cierto es que las quinielas se han disparado ya en los últimos meses.

El primer relevo que tendrá que abordar será el de la dirección del PSOE andaluz. Susana Díaz busca una regencia, es decir, dejar al frente a alguien de su máxima confianza que pueda controlar desde Ferraz ante los movimientos internos del partido y evitar cualquier riesgo de perder el apoyo de la federación socialista más importante del país. Ya siguió este mismo patrón cuando dejó el PSOE de Sevilla, que se lo encomendó a su amiga personal Verónica Pérez.

Susana Díaz parte, a priori, con ventaja para ganar las primarias y dirigir el partido. Esto se ratificará en el 39 Congreso Federal que se celebrará en junio y después, el PSOE-A deberá convocar un congreso regional para designar al nuevo líder. Los dos regentes de mejor perfil serían la propia Verónica Pérez y el actual consejero de Turismo Francisco Javier Fernández, aunque ambos tienen algunos hándicaps.

Los dos principales aspirantes

La secretaria general del PSOE de Sevilla tiene una amplia trayectoria en el ámbito orgánico, pero siempre ha estado a la sombra de Díaz, su amiga. La imagen de Verónica Pérez se ha visto erosionada después de protagonizar uno de los episodios más esperpénticos de la ‘operación derribo’ contra Pedro Sánchez cuando se personó en Ferraz y dijo aquello de: “La única autoridad que existe en el PSOE es la presidenta del Comité Federal, que le guste o no a alguno, soy yo”. Tras dos horas esperando en el vestíbulo, nadie la atendió y tuvo que irse.

El problema de Francisco Javier Fernández es muy diferente. También es amigo personal de Susana Díaz (es madrina de uno de sus hijos), pero no tiene experiencia orgánica y es un gran desconocido. Pese a dirigir una de las carteras más atractivas del Gobierno andaluz, Turismo y Deportes, Fernández mantiene un perfil bajo que no lo consigue sacar del anonimato político. Su nombre también está en las quinielas de posible sucesor al frente de la Junta de Andalucía.

Un relevo también natural sería el del número dos en el partido, el gaditano Juan Cornejo, hombre de la máxima confianza de Susana Díaz. Conoce todos los rincones del socialismo andaluz, ha sido siempre leal a su jefa y desempeñó el papel de ‘negociador’ con el sector de Pedro Sánchez durante el conflicto interno.

Recompensa política

Otros posibles aspirantes a liderar el PSOE-A son Francisco Reyes, secretario provincial del PSOE de Jaén y presidente de la Diputación de Jaén; y Mario Jiménez, portavoz del grupo parlamentario del PSOE andaluz y miembro de la gestora del PSOE. El primero se alió con Susana Díaz desde que sucedió a José Antonio Griñán –con quien sí fue crítico—y jugó un papel importante en la caída política de Pedro Sánchez al reunir las 120 firmas suficientes en el comité federal para presentar la moción de censura contra éste.

El caso de Mario Jiménez es diferente. Siempre ha mostrado su lealtad a Susana Díaz, pero han mantenido una relación tirante en algunos momentos. Su designación como líder del PSOE-A podría ser una recompensa a su labor como miembro de la gestora del Partido Socialista y su oportunidad para volver a los órganos del partido andaluz, aunque no sería una voz incontestable a los criterios de la presidenta de la Junta.

Candidatura de los críticos

La elección del futuro secretario general del PSOE-A es una cuestión especialmente sensible que marcará la relación de la federación andaluza con Ferraz. Este proceso que Susana Díaz quiere controlar al máximo se le puede complicar si, como avanzó Alfonso Rodríguez Gómez de Celis –miembro del equipo de Pedro Sánchez-- en una entrevista a Diario de Sevilla, se presenta algún candidato del sector crítico.

De ser así, las cuentas no podrían salirle al aparato. En estos momentos, el equipo de Susana Díaz baraja un apoyo del 70% de los militantes andaluces frente al 30% que estaría con Pedro Sánchez; pero, además, existe un margen de error que son los votos que logrará la candidatura de Patxi López, respaldado por el entorno de Luis Pizarro y con Evangelina Naranjo como mujer fuerte en Sevilla.

Pues bien, según apuntan fuentes socialistas, Susana Díaz deberá proponer a un candidato de consenso con sus afines y sumar los apoyos que Patxi López en Andalucía para no dejar un partido fracturado con un ajustado resultado del 60-40 por ciento en el mejor de los casos. “No vamos a permitir que se ponga a cualquiera al frente del partido”, afirma un socialista afín a la lideresa.

El relevo en la Junta

El siguiente melón que tendrá que abrir Susana Díaz es su sucesor al frente del Gobierno andaluz. Aunque ella mantiene que compatibilizará su cargo en Ferraz con la presidencia de la Junta –esta semana ha vuelto a insistir--, las experiencias anteriores no aconsejan una bicefalia, ya que acaba abriendo una brecha en el partido y desgastando la gestión de la Administración por la presión de la oposición.

Eso mismo ocurrió cuando el presidente Manuel Chaves abandonó la Junta de Andalucía y la dejó en manos de José Antonio Griñán, aunque manteniendo, eso sí, la Secretaría General del PSOE-A. Lo que parecía un matrimonio bien avenido terminó en divorcio cuando Griñán reclamó el liderazgo del partido pocos meses después. En esos momentos, el caso de los ERE fraudulentos ya acechaba al Gobierno andaluz.

La jugada se repitió en el relevo de Susana Díaz por Griñán: éste se quedó al frente del PSOE-A tras dejar la Junta, pero no pasaron ni tres meses hasta la convocatoria de un congreso extraordinario que le dio a Susana Díaz el control absoluto en Andalucía.

El mayor temor de la presidenta del Gobierno andaluz es que todo el proceso interno del partido pase factura al PSOE andaluz y pierda las próximas elecciones autonómicas. Necesita buscar a un sucesor con tirón popular y abierto al diálogo para mantener el pacto de investidura con Ciudadanos que permite a los socialistas gobernar en la región.

Los nombres que suenan con más fuerza son el de Manuel Jiménez Barrios, actual vicepresidente y consejero de Presidencia y Administración Local, quien ya asumió las riendas de la Junta cuando la presidenta estuvo de baja por maternidad –hasta Ciudadanos cree que tiene “todas las papeletas” para relevar a Susana Díaz--; y su amigo personal Francisco Javier Fernández, consejero de Turismo y Deportes, que mantiene un perfil bajo.

En las quinielas aparecen otros dos nombres, además del ya mencionado consejero de Turismo Francisco Javier Fernández, de perfil más técnicos: se trata de la consejera de Hacienda y Administración Pública María Jesús Montero, que ha formado parte de los distintos gobiernos andaluces desde 2004 y ya se barajó como una de las posibles candidatas a sustituir a Griñán; o el alcalde de Sevilla, Juan Espadas, que esta misma semana ha dicho que Susana Díaz “siempre me va a tener a su lado; pertenecemos al mismo proyecto político”.

La maquinaria del PSOE-A está en marcha y Susana Díaz tiene perfectamente diseñada su hoja de ruta, pero su calendario podría verse modificado por la marcha de la legislatura de Mariano Rajoy (PP), que podría verse obligado a convocar nuevas elecciones si no logra los apoyos necesarios para sacar adelante los presupuestos. En este caso, la lideresa socialista tendría que agilizar sus pasos.