David contra Goliat.

David contra Goliat. Salvador Martínez

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David contra Goliat: una horchatería sienta a Facebook en el banquillo por cerrar su perfil

Después de conseguir que se juzgue un caso en España, la empresa exige la restitución de 7 años de publicaciones en su muro y que Facebook rectifiquen su política de bajas de usuarios.

3 junio, 2017 01:39

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“Estamos alucinados, es una alegría que nos ha dado la justicia”. Andoni Monforte es el fundador de Món Orxata, una pequeña empresa horchatera valenciana que acaba de ganar una batalla judicial contra el gigante de Facebook. En la empresa están superados por la repercusión. Lo que reclaman a la empresa de Zuckerberg, cuenta Monforte, es “respeto” porque de la noche a la mañana se vieron con toda su vida borrada de Internet.

Fue en enero de 2016 cuando Facebook cerró sin aviso ni explicación alguna la página que Món Orxata se había abierto siete años antes para promocionarse. Todo un historial de publicaciones desaparecido y un mapa con la ubicación de la empresa con el lema "Cerrado permanentemente". Desde la empresa explican que este cierre de su página provocó un descenso en las ventas del 36% en el año en que la página estuvo cerrada. Ahora, esta pequeña empresa de Alboraia (Valencia) ha ganado su primera batalla contra Facebook. Un juzgado valenciano ha fallado a favor de la horchatera que pedía que el pleito judicial se dirimiese en España y no en Estados Unidos como fija la red social en base a una cláusula de sumisión a la jurisdicción de los tribunales de California.

Así mostraba Facebook la página de la empresa.

Así mostraba Facebook la página de la empresa.

Món Orxata nació en 2003 “con el objetivo de devolver a la chufa y a la horchata artesana la posición histórica, agrícola, gastronómica, comercial y turística que entendemos que le corresponde como producto estrella de nuestra huerta”, cuentan en su web. Se trata de un pequeño negocio que emplea a 70 personas en temporada alta y a unas 30 el resto del año. Pueden llegar a facturar entre 700.000 euros y algo más de un millón, dependiendo de la temporada. Siguen la llamada política de la economía del bien común que, entre otras cosas, establece que nadie cobre tres veces más que el que menos cobra. Y también devolvieron a las calles de Valencia la imagen perdida de los tradicionales carritos de venta de horchata.

El negocio iba hacia delante y en 2009 pensaron en saltar a internet. “Nuestros clientes madrileños y de otros puntos de España que compraban la horchata cuando venían de vacaciones nos preguntaban que cómo la podían comprar fuera”, relata el fundador de la firma. Fue entonces cuando crearon su tienda online y pensaron en abrir el perfil en Facebook. “Entonces creo que no existía la diferencia entre página personal y de empresa, Facebook era emergente en España y lo elegimos por eso”, apunta. Desde entonces empezaron a volcar ahí toda su historia. Fotos con personajes célebres bebiendo su horchata artesanal, de sus trabajadores, eventos, etc. Hasta que un día amanecieron con la página cerrada. Tenían más de 4.000 seguidores además de compradores por toda España.

“Era nuestro ADN de empresa online, sólo estábamos ahí y de repente, después de siete años, nos borran. Es como que te están crucificando”, dice Andoni Monforte. El cierre alarmó a sus clientes que comenzaron a llamar para dar las “condolencias” por bajar la persiana. “Un cliente de Mondragón, un tatuador, que nos pedía (y pide) unos cinco litros por semana nos escribió enfadado por el cierre”, recalca.

10% de probabilidades

Empezaron entonces su via crucis particular para conseguir una respuesta de Facebook. Pedían solo una explicación de por qué se les había borrado. Mails, llamadas, requisiciones amistosas… Todo en saco roto. No obtuvieron ninguna respuesta sobre qué habían hecho mal. Así que optaron por acudir a los tribunales a pesar de que les decían que tenían un 10% de probabilidades.

De momento, han ganado una primera gran batalla. Un juzgado ha dictado que el asunto debe juzgarse aquí y no en EEUU. “Este es un tema procesal que hemos conseguido saltar y que es muy importante, tenemos el derecho a ser juzgados en Europa. Esto sienta un precedente judicial muy importante. Ahora veremos qué pasa con el fondo del asunto”, explica. Si no hay acuerdo previo, Facebook se sentará en el banquillo.

El auto de juzgado de Primera Instancia 1 de Valencia remite a la jurisprudencia del Tribunal Supremo que fija que la cláusula de sumisión a tribunales extranjeros tiene carácter “rigurosamente excepcional” para dar la razón a los demandantes. El auto estima que la posición “predominante” de Facebook “dificulta o limita de forma significativa el derecho a la tutela judicial efectiva de los usuarios de la red, sean personas físicas o profesionales que pretendan utilizar la proyección comercial que puede proporcionar la presencia en esa red y que pueden verse perjudicados en su imagen pública y prestigio comercial por las decisiones de la demandada”. La decisión judicial reconoce el derecho de Món Ortxata a no tener que acudir a la justicia norteameriana por ser borrado de Facebook.

"Derecho al recuerdo"

Andoni Monforte explica que lo que le están reclamando al gigante de las redes sociales no es el dinero por el perjuicio causado (piden 6.000 euros pero asegura que las ventas se redujeron un 36% ese año), sino el derecho a la memoria online. Ese es el fondo del asunto que debe dilucidarse tras ganar la batalla procesal. Monforte habla de que han sido víctimas de una damnatio memoriae, el castigo de la antigua Roma en base al cual se borraba todo vestigio de la existencia de una persona. “Facebook nos ha hecho una damnatio momoriae del siglo XXI, no le pedimos dinero, le pedimos el derecho al recuerdo”, dice.

Lo que reclaman es que les devuelvan la página y su historia de siete años en la red y que rectifiquen su política a la hora de dar de baja perfiles. Algo han conseguido (además de la batalla procesal): “Hace tres meses que, de repente, nos aparece la página de Facebook otra vez, sin ninguna comunicación, ninguna disculpa, nada”, dice Monforte. Para él, la devolución de la página es consecuencia directa de la decisión judicial.