El exalto cargo de Trabajo, Francisco Javier Guerrero.

El exalto cargo de Trabajo, Francisco Javier Guerrero. Efe

España FRANCISCO JAVIER GUERRERO Y JUAN FRANCISCO TRUJILLO

Camino del banquillo el exalto cargo de la Junta que se esnifó los ERE con su chófer

Procesados el ex director general de Trabajo y su conductor por gastarse ayudas públicas en droga y regalos.

11 marzo, 2017 01:43

La música suena sin descanso y, sobre la barra, dos copas. Una la sostiene el director general de Trabajo de la Junta de Andalucía, Francisco Javier Guerrero, y la otra, su chófer, el jienense Juan Francisco Trujillo. No es un día cualquiera, ambos están diseñando la gran mentira: el conductor oficial crearía una red empresarial a la que Guerrero rociaría de ayudas públicas con el único objetivo de "lucrarse", según sostiene la tesis judicial.

Y tanto que se lucrarían. En aquellos años no faltó de nada. El chófer se compró tres terrenos y un inmueble, mientras que el alto cargo de la Junta se benefició de costosos regalos. Juntos disfrutaban de la fiesta, los bares de copas y un vicio: la droga. En un mes llegaron a gastar más de 25.000 euros en cocaína. La factura de todo ello corría a cuenta del erario público.

Este modus vivendi se truncó cuando se inició la investigación de los ERE fraudulentos, la mayor supuesta trama de corrupción que ha sacudido a Andalucía y que va a sentar en el banquillo a los dos últimos presidentes de la región: los socialistas Manuel Chaves y José Antonio Griñán. Esta causa, repartida en varias piezas, indaga un presunto fraude en el reparto de casi 900 millones de euros en ayudas concedidas por la Junta a empresas y trabajadores entre los años 2001 y 2011 a través de un sistema opaco y arbitrario que controlaba Guerrero.

Cuatro de esas subvenciones bajo sospecha fueron otorgadas a las sociedades que creó el conocido como 'chófer de la coca'. En total, recibió 1.475.000 euros. Ahora, la juez que instruye su pieza, María Núñez Bolaños, ha procesado a ambos y otras dos personas: el que fuera directivo de Vitalia, Antonio Albarracín, y al administrador de una de las empresas del exchófer, Isidoro Ruiz Espigares, por los supuestos delitos de prevaricación, malversación, falsificación de documento mercantil y tráfico de influencias.

Guerrero habría sido el cerebro de esta gran mentira. Así lo cree la instructora, que en el auto de procesamiento sostiene que el ex alto cargo de la Junta “sugirió” a su entonces chófer que creara dos empresas porque, según confesó el propio Trujillo, “como tenía facultades para conceder subvenciones y no tenía que justificar nada, podía otorgárselas presentando una memoria muy simple”, de manera que el pago “lo acordaría” el mismo Guerrero.

Dicho y hecho. El relato judicial explica que “en ejecución de dicho plan o concierto”, el exchófer creó dos sociedades: Iniciativas Turísticas Sierra Morena y Lógica Estratégica Empresarial “y presentó dos breves memorias”. Cada una de estas empresas recibió 450.000 euros en los años 2004 y 2005, aunque también se concedió una tercera ayuda por otros 450.000 euros a Trujillo como administrador solidario de la sociedad Ave Nueva.

La cuarta y última subvención del tándem Guerrero-Trujillo no se otorgó a ninguna empresa, sino que se diseñó un plan más burdo: se firmó una póliza individual de 125.028,01 euros en la que aparecía como beneficiaria la madre del exchófer, Estrella Blanco García, cuya firma falsificó su hijo. El ex alto cargo de la Junta figuraba como el tomador de la misma.

Buena parte de ese dinero público se destinó a comprar droga. Lo confesó en sede judicial Trujillo y, aunque Guerrero lo negó, la juez le ha dado validez a su testimonio. El ‘chófer de la coca’ contó que ambos consumían cocaína “a cualquier hora”, “entre cinco y diez gramos diarios” y que él era el encargado de prepararle a su jefe bolsitas de esta sustancia que le iba entregando cuando así se lo pidiese. Llegaban a gastar en un mes, según dijo, hasta 25.000 euros en esta droga.

También solían “ir de fiestas y de copas”, pero el principal gasto era en drogas. Por ejemplo, Trujillo explicó que la póliza individual que se le hizo a su madre fue porque el entonces director general de la Junta le comentó que “necesitaban tener liquidez” para seguir comprando cocaína.

Regalos

Con las ayudas obtenidas durante el tiempo en que fue chófer de Guerrero (2003-2007), éste se compró tres terrenos y un piso en la calle San Luis de Sevilla, y devolvió entre 60.000 u 80.000 euros en mano a Guerrero. Entre otros gastos, pagó unos 40.000 euros en regalos para su jefe: 4.000 euros en un piano; 1.200 euros en teléfonos móviles; unos 2.000 euros en ropa; le regaló dos relojes y le compró antigüedades que él mismo trasladó a su domicilio en El Pedroso (Sevilla).

Pero, ¿cómo pudo Guerrero conceder estas subvenciones sin más justificación? La juez lo explica: Guerrero las otorgaba sin más trámite y, posteriormente, para realizar el pago, firmaba un convenio con el IFA (Instituto de Fomento de Andalucía, organismo de la Junta) para que abonara dichas ayudas que concedidas “de forma arbitraria por Guerrero para su lucro y el de sus amigos o conocidos a sabiendas del carácter ficticio de dichas empresas y de la finalidad indiciariamente ilícita de la ayuda concedida”.

Francisco Javier Guerrero fue alcalde de El Pedroso, localidad donde nació, y años más tarde dio el salto a la Junta de Andalucía, donde llegó a director general de Trabajo entre 1999 y 2008. Con fama de dicharachero y vividor, hizo de los bares su despacho oficial, ya que era con una copa por delante donde cerraba las subvenciones que iba a repartir.

De forma arbitraria para lucrarse

En aquellos años, su jornada laboral pasaba por comer en restaurantes, desplazarse a un bar de copas y, en ese local, despachar asuntos por la tarde. Días después, esa misma persona que había estado de copas con Guerrero, se presentaba en su despacho oficial. Lo contó su chófer, quien aseguró, además, que su jefe “presumía del poder que tenía para conceder ayudas, y yo me daba cuenta de que éstas se otorgaban a personas cercanas a él o al PSOE".

Tanto Guerrero como Trujillo llegaron a estar de forma preventiva en la cárcel por este asunto. Ahora, casi finalizada de la instrucción de la pieza, ambos se tendrán que sentar en el banquillo de los acusados y explicar cómo dilapidaban el dinero público en drogas y regalos, tal y como sostiene la juez. Según su tesis, Guerrero “otorgó de forma arbitraria y con ánimo de lucrarse él mismo y Juan Francisco Trujillo cuatro ayudas".