Rajoy y Rivera, poco antes de su reunión.

Rajoy y Rivera, poco antes de su reunión. Dani Pozo

España La investidura

Rajoy coloca al PSOE entre la abstención y la celebración de elecciones en Navidad

Xavier García Albiol: "A ver si Pedro Sánchez tiene narices de enviar a 36.000.000 de españoles a elecciones".

19 agosto, 2016 00:43
Tres semanas después de recibir el encargo del rey de formar gobierno, el líder del PP por fin ha fijado ya una fecha para someterse a una sesión de investidura, condición que le impuso Albert Rivera para empezar a negociar un apoyo. Será el martes 30 de agosto, por lo que la primera votación -la que pone en marcha el reloj hacia las terceras elecciones- será el 31 de agosto y la segunda, si no obtiene el respaldo de la mayoría absoluta del Parlamento, el 2 de septiembre. Con este calendario y si la situación sigue bloqueada, las terceras elecciones serán el 25 de diciembre, día de Navidad. 
En público, el Partido Popular quita hierro al asunto de que la cita con las urnas caiga en un día tan festivo porque, argumentan, su objetivo es conseguir la gobernabilidad en las próximas semanas. En privado, sin embargo, reconocen que "a quien debe preocupar que las elecciones caigan el 25 de diciembre es a quien quiere ir a terceras elecciones". Un argumento que sirve para multiplicar la presión sobre el PSOE, el único partido que tiene la llave para que Mariano Rajoy pueda sacar adelante una investidura. Con este calendario, en el partido conservador entienden que los españoles se "echarían encima" de aquellos que "siguen obstaculizando" la formación de un gobierno. 
Xavier García Albiol, el portavoz del PP en el Parlamento de Cataluña, no pudo ser más explícito en las redes sociales y reveló a pies juntillas la estrategia que se ha seguido en el PP para forzar la abstención del PSOE. "A ver si Sánchez tiene narices de enviar a 36.000.000 de españoles a repetir elecciones el día de Navidad". Una afirmación que responde el dilema al que ha sometido Rajoy a Pedro Sánchez: o se abstiene o será el culpable de que se celebren otros comicios el día de Navidad.
Mariano Rajoy y Albert Rivera dieron un paso decisivo este jueves para intentar acabar con el bloqueo político. El líder del PP se comprometió con el líder de C´s a lo que no se atrevió a debatir en el Comité Ejecutivo que tuvo con los suyos el miércoles. Ante Rivera, el presidente del Gobierno en funciones aceptó firmar las seis condiciones de regeneración innegociables que Ciudadanos le puso encima de la mesa. Sin mover una coma, justo lo contrario de lo que predecían algunos de sus colaboradores más cercanos horas antes a que celebrase la reunión en Génova que solo sirvió para que el partido diera carta blanca al presidente para negociar lo que él quisiera con Rivera.
El presidente de Ciudadanos también consiguió lo que parecía imposible: que el candidato oficial del rey Felipe VI desde el 28 de julio fijase con la presidenta del Congreso, Ana Pastor, una fecha para celebrar una sesión de investidura. En estas tres semanas en las que el PP ha tenido el reloj de la democracia parado, Mariano Rajoy ha asumido lo que hasta este jueves era impensable para él: que a una investidura se puede ir sin tener los apoyos suficientes como para sacarla adelante, la tesis que utilizó hasta la saciedad para desacreditar la candidatura de Pedro Sánchez durante la investidura abortada la pasada primavera. "A una investidura no se puede ir cuando uno tiene la certeza absoluta de que no puede ser investido; por eso, ahora voy”, respondió el presidente en funciones a EL ESPAÑOL cuando este periódico le preguntó si un candidato ya se puede someter a una investidura aunque no disponga de los apoyos suficientes como para sacarla adelante.

170 síes frente a 180 noes

Según sus cálculos, acudirá al Parlamento a solicitar la confianza a los 350 diputados que conforman la Cámara Baja con el voto afirmativo de sus 137 diputados, los 32 de Ciudadanos y el voto de Coalición Canaria. Serían 170 síes frente a los 180 noes, muchos más apoyos que los 123 que disponía tras el 20D, cuando declinó la oferta de Felipe VI para pedir la confianza a la Cámara Baja.
Rajoy, durante su rueda de prensa.

Rajoy, durante su rueda de prensa. Dani Pozo

Mariano Rajoy, que barajó la posibilidad de no celebrar la sesión plenaria de su investidura hasta después de las elecciones autonómicas en Galicia y País Vasco del 25 de septiembre, ahora ha decidido darse solo diez días para intentar convencer al PSOE de lo necesaria que es su abstención para sacar adelante la sesión de investidura. Un cambio tan repentino que solo se justifica con redoblar la presión en Ferraz y que todos los agentes sociales se echen encima de Sánchez para que le deje gobernar. 

Un decálogo similar al de Madrid

Mientras el PSOE sigue enrocado en su no, el portavoz del PP en el Congreso, Rafael Hernando, firmará este viernes por la mañana las seis condiciones impuestas por C´s para negociar la investidura de Rajoy. Los conservadores se comprometerán así a separar cualquier cargo público por corrupción; eliminar aforamientos; desarrollar una nueva ley electoral; acabar con los indultos por corrupción; limitar los mandatos a dos legislaturas y abrir una comisión de investigación por el caso Bárcenas. Tras la estampa del compromiso, los dos partidos formarán inmediatamente sus equipos negociadores y este mismo viernes se sentarán para empezar una negociación 'in extremis' que apenas durará una semana. 
El objetivo de Ciudadanos es que el Partido Popular cierre un decálogo de una batería de medidas al estilo que Cristina Cifuentes cerró con Ignacio Aguado en Madrid o Susana Díaz en Andalucía. Serán entre cincuenta y ochenta medidas a desarrollar durante la legislatura a cambio del voto afirmativo en la investidura. Así, fuentes de Ciudadanos reconocen que el acuerdo será mucho más reducido que el pacto de El Abrazo que firmó con el PSOE durante la legislatura fallida. En ese caso, matizan, "se firmó un acuerdo de gobernabilidad" y este, insisten, "solo es un pacto de investidura".