La abogada de Manos Limpias, Virginia López Negrete, atiende a los medios de comunicación a su salida de la EBAP

La abogada de Manos Limpias, Virginia López Negrete, atiende a los medios de comunicación a su salida de la EBAP Cati Cladera Efe

España Caso Ausbanc

BBVA abre la vía para investigar a la abogada de Manos Limpias, Virginia López-Negrete

Además, el abogado de la infanta, Miquel Roca, ratifica que Pineda se puso en contacto con él para pedir 3 millones de euros a cambio de retirar la acusación, hecho que no consultó con la Casa Real.

14 junio, 2016 14:23

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El BBVA busca que el juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz impute a la abogada de Manos Limpias Virginia López-Negrete. Durante la declaración como testigos de dos exdirectores de comunicación de la entidad, Javier Ayuso y Ignacio Moliner, ambos han apuntado a la letrada como parte del grupo de presión ejercido por el presidente de Ausbanc, Luis Pineda.

Según fuentes presentes en el interrogatorio, cuando la entidad bancaria decidió dejar de pagar a Ausbanc por publicidad, Pineda comenzó a boicotear al banco a través de noticias en sus medios de comunicación y acudiendo a las juntas de accionistas para reventarlas.

Es ahí cuando sitúan a la letrada como parte de esas presiones. López Negrete acudió a las juntas amenazando con pedir la imputación del directivo Antonio Ballabriga en el 'caso Nóos'. Es más, finalmente lo hizo y el juez de Palma José Castro le llegó a imputar aunque finalmente no llegó al banquillo de los acusados tras levantar la imputación.

Los dos testigos se han comprometido con el juez a entregar el acta de la junta en las que aparece López Negrete amenazando con la imputación de el jefe de Responsabilidad Corporativa del BBVA. Moliner, que estuvo como director de comunicación hasta el año 2015, ha asegurado al juez que la actuación de la abogada en la junta fue una actuación concertada con Ausbanc.

Por su parte, Ayuso, el antecesor de Moliner en el cargo y adjunto al director del diario El País, ha explicado que los ataques de Pineda comenzaron cuando decidió dejar de pagar los 260.000 euros anuales a Ausbanc, dado que el precio era tres veces superior a lo realmente estimado. Además, Pineda, que actualmente se encuentra en prisión incondicional por diversas extorsiones, cada año exigía más dinero hasta que se decidió cerrar el grifo. Ayuso, quiso recalcar durante su interrogatorio la “gran voracidad” de Pineda.

La Casa Real no supo de la extorsión

Por su parte, el abogado de la infanta Cristina de Borbón, Miquel Roca, quien también ha declarado como testigo, ha ratificado la denuncia interpuesta por el jefe de los Servicios Jurídicos del Banco Sabadell, Gonzalo Barettino, ante la Policía. Así, ratifica que Pineda se puso en contacto con él para pedir 3 millones de euros a cambio de retirar la acusación a la hermana del Rey Felipe VI.

Miquel Roca, a su llegada a la Audiencia Nacional para declarar como testigo

Miquel Roca, a su llegada a la Audiencia Nacional para declarar como testigo Emilio Naranjo Efe

Roca, secretario del Consejo del Sabadell, no se llegó a reunir con Pineda porque mandó a Barettino en su nombre, y tras comprobar que se trataba de un intento de extorsión acudieron a la Policía a denunciarlo.

Roca ha negado que él fuera quien se pusiera en contacto con Pineda y con Manos Limpias. Además, ha dejado de lado en todo este suceso a la Casa Real. Ha negado tajantemente que se pusiera en conocimiento de la Casa Real ni lo consultó con ésta. “Mi cliente se llama Cristina de Borbón y Grecia”, ha afirmado de manera rotunda para desvincular a Felipe VI o personas de su confianza de todo lo ocurrido.

Por otro lado, Roca también ha negado que ofreciera al juez José Castro reunirse ni él personalmente ni a través de terceros. Niega la versión ofrecida por el instructor en una carta remitida a Pedraz ofreciéndose declarar como testigo, petición rechazada por el magistrado. En esa carta explicaba que Roca, a través de otro abogado, le pidió reunirse fuera de su despacho, en una casa, ajena a periodistas y fotógrafos, y lo que Castro entendió era un intento de ofrecerle algo para evitar sentar a la infanta en el banquillo de los acusados.