Pablo Iglesias se enfrenta con la bancada socialista.

Pablo Iglesias se enfrenta con la bancada socialista. EFE

España Debate de investidura

Los feroces ataques de Iglesias rompen los puentes con Sánchez

Podemos agita los fantasmas del 'felipismo', ataca a la vieja guardia y alecciona sobre las siglas del PSOE.

2 marzo, 2016 22:52

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Pablo Iglesias arremete sin piedad contra el PSOE al mismo tiempo que le ofrece su apoyo para formar un gobierno de coalición. Nada nuevo bajo el sol. Este miércoles, en su primera intervención en el hemiciclo del Congreso de los Diputados, el secretario general de Podemos ha explotado la misma estrategia que lleva utilizando contra Pedro Sánchez y los suyos desde la noche electoral del 20 de diciembre.

Iglesias ha agitado los fantasmas del 'felipismo' al afirmar que “el pasado de Felipe González está manchado de cal viva”, ha arremetido contra la vieja guardia del PSOE y, una y otra vez, ha aleccionado a los socialistas sobre sus propias siglas. Un severo alegato que dificulta sobremanera la posibilidad de un acuerdo de izquierdas. Y, por ello, abona el terreno para unas nuevas elecciones generales.

Pedro Sánchez ha fracasado en su primer intento en la sesión de investidura. La Cámara le ha denegado el apoyo al líder socialista: 130 síes, 219 noes y una abstención. El viernes volverá a pedir la confianza del Congreso en una votación en la que necesitará mayoría simple. Si no lo consigue, España volverá a las urnas antes del verano.

El objetivo final de la acción política de Pablo Iglesias es fagocitar al PSOE. En ese marco, el líder de Podemos repite una y otra vez el mismo esquema: se acerca a la formación de Pedro Sánchez con ofertas casi imposibles de asumir para los socialistas. Les tiende su mano para negociar al tiempo que censura sus actitudes. Y les ofrece su ayuda para gobernar mientras recuerda lo peor de su pasado. Iglesias insiste en esta tesis sobre todo cuando se dirige a Sánchez, a quien recuerda, como ha hecho este miércoles, que ha obtenido “el peor resultado electoral de un candidato del PSOE” antes de afirmar que puede ser presidente “por fortuna”. Con esta estrategia, los dirigentes de Podemos intentan erosionar al candidato socialista al tiempo que perfilan su mensaje por si hay que volver a las urnas.

Una bomba para los socialistas

En el PSOE, el discurso de Iglesias cayó como una bomba. Aunque los correligionarios de Sánchez esperaban un discurso duro, la referencia a la “cal viva” de los GAL indignó a más de uno. “Demuestra el respeto que tiene por los socialistas y su voluntad de llegar a un acuerdo”, dicen fuentes socialistas. “Hablaba para la tele”, en palabras de un diputado del PSOE, y “perdió los papeles en la réplica”. “Tendrá que explicar a sus votantes, que quieren pactar con nosotros, por qué lo ha echado todo a perder”, según estas fuentes. La esperanza en el PSOE es que la dureza de Iglesias le pase factura. De Podemos, Sánchez no espera prácticamente nada más.

Las palabras del diario de sesiones explican esta fractura entre los dos grandes partidos de la izquierda. En el debate de investidura celebrado en el Parlamento, el secretario general de Podemos ha continuado con esta táctica e incluso ha ido más allá al incrementar el nivel de crítica a los socialistas. Los ejemplos en el discurso de Pablo Iglesias son casi innumerables. Y todos ellos resultan hirientes para los diputados del PSOE, que difícilmente se sentarán a negociar con alguien que, según ellos, trata de humillarles.

Capitulación frente a Ciudadanos”. Para empezar, el líder del partido de los círculos ha insistido en la idea de que el PSOE ha capitulado frente a Ciudadanos porque Albert Rivera “es el gran triunfador a costa de Sánchez”. “Debatimos el intento de investidura firmando un pacto que tuvo como testigo 'El abrazo' de Juan Genovés. Le recuerdo que aquel cuadro sirvió primero para representar la amnistía a los presos políticos de la dictadura y después para homenajear a los abogados laboralistas de Atocha asesinados por defender a la clase obrera. A la vista de los contenidos de su pacto, señor Sánchez, creo que usted debería haber buscado otro cuadro: 'Las lanzas', de Velázquez, hubiera sido un cuadro mucho mejor, puestos a simbolizar una capitulación”. Un primer torpedo que enfurecía a los representantes del PSOE. 

Las siglas que usted representa”. Otra referencia de Iglesias que sin duda ha escocido en filas socialistas ha sido la de sus siglas. “Tengo un enorme respeto por las siglas que usted representa. Son las siglas que fundó un socialista ejemplar, un socialista con principios. Son las siglas que representaron hombres y mujeres de talento y dignidad irrepetibles como Margarita Nelken, Indalecio Priego o Juan Negrín. Son las siglas del partido de mi abuelo, socialista de una época en la que ser socialista llevaba antes a la cárcel y al pelotón de fusilamiento que a los consejos de administración de las grandes empresas”. Así, el secretario general de Podemos ahondaba por enésima vez en sus continuos ataques al PSOE por las puertas giratorias que han atravesado algunos de sus vetustos dirigentes.

Fue su partido durante mucho tiempo el partido del tráfico de influencias que dio la espalda a los trabajadores españoles

El crimen de Estado, un pasado manchado de cal viva”. Tanto en su primera intervención como en los turnos de réplica posteriores, Iglesias ha resucitado uno de los casos que más duele a los socialistas: los crímenes de los GAL contra miembros de ETA. En primer lugar, ha dicho a Sánchez que “su partido fue el partido del cambio” pero a renglón seguido ha recordado que “Solchaga decía que España era el país donde era más fácil hacerse rico” y ha afirmado que “su partido fue el partido del crimen de Estado”. “Desconfíe, señor Sánchez, de los que tienen manchado su pasado de cal viva”, ha afirmado entre quejas de la bancada socialista. “Fue su partido durante mucho tiempo el partido del tráfico de influencias que dio la espalda a los trabajadores españoles”, ha aseverado.

Por si había dudas, posteriormente, en el duro rifirrafe con Sánchez, un Iglesias en plena forma insistía en que “está usted siguiendo las consignas de Felipe González, cuídese de él porque tiene el pasado manchado de cal viva”. Y, para colmo, acusaba al candidato de “utilizar la memoria de las víctimas para atacarnos”. Como respuesta, el líder del PSOE decía sentirse “orgulloso” de González y recordaba que su partido ha padecido el terrorismo etarra.

Que su pacto no cuestione las políticas neoliberales no me sorprende en el caso de Ciudadanos, pero esperaba otra cosa de un socialista

La próxima vez mande a un socialista”. También Iglesias ha tenido tiempo para arremeter contra el PSOE por las políticas económicas que recoge su acuerdo con Ciudadanos. A su juicio, ese pacto “consolida las principales políticas del PP”. “Quizás ello tenga que ver con los economistas que lo han negociado”, afirmaba en referencia a Jordi Sevilla y Luis Garicano. “Si me acepta un consejo, señor Sánchez, la próxima vez mande a un socialista a hablar de economía”. En esa línea, Iglesias destacaba que el llamado pacto de El abrazo no pone en cuestión “las políticas neoliberales”. “No me sorprende en el caso de Ciudadanos, pero esperaba otra cosa de un socialista”, afirmaba.

“Capitulación sonrojante”

La S y la O de sus siglas”. Para disgusto de Sánchez y los suyos, Iglesias ha insistido en hacer juegos de palabras con las siglas del PSOE con la intención de censurar el acuerdo con Ciudadanos que, en su opinión, está hecho “a la medida de las oligarquías, del Ibex 35 y de algunas viejas glorias de su partido”. El líder de Podemos ha llegado a espetar a Sánchez que “de seguir así, cediendo a la presión naranja (Ciudadanos), no se extrañe si cualquier día los trabajadores le exigen que entregue la S y la O de sus siglas”. “En materia tributaria, su capitulación frente a la naranja mecánica es sonrojante”, agregaba, desatado, sin poder frenar sus ataques a su hipotético socio para un Gobierno de coalición “de cambio y de progreso”.

Sánchez e Iglesias, más lejos que nunca.

Sánchez e Iglesias, más lejos que nunca. EFE

Usted es ambiguo y yo no traiciono a mi gente”. Además, Iglesias ha elevado el tono para introducir una crítica de carácter personal que casi ha pasado inadvertida ante el fragor del debate que han generado otras acusaciones. En varias ocasiones, ha afeado a Sánchez que sus planteamientos “son ambiguos” en materia laboral o en la reforma del artículo 135 de la Constitución. Frente a esa ambigüedad, “yo no traiciono a mi gente, señor Sánchez”. En esa línea, se ha mofado del leitmotiv que utilizaba el candidato socialista en su discurso del martes: “la próxima semana”. “Su discurso pasará a la historia por esa frase que decían Tip y Coll, pero es hoy, señor Sánchez, no la próxima semana”, afirmaba.

Ha elegido usted un socio muy hábil que no dudará en entregarle al PP en cuanto tenga ocasión. Después de que fracase usted hoy y el viernes, los mismos que no le dejaron pactar con nosotros querrán obligarle a tragar la segunda entrega del plan de las oligarquías: incluir al PP en el acuerdo

Cuídese de la naranja mecánica”. Entre los diputados del PSOE tampoco se ha recibido de buen grado que Iglesias haya tratado al candidato como un ingenuo que está siendo engañado por Ciudadanos. Ha sido casi al final de su discurso, justo antes de reclamarle que “rectifique y negocie con nosotros”. “Cuídese de la naranja mecánica, ha elegido usted un socio muy hábil que no dudará en entregarle al PP en cuanto tenga ocasión. Después de que fracase usted hoy y el viernes, los mismos que no le dejaron pactar con nosotros querrán obligarle a tragar la segunda entrega del plan de las oligarquías: incluir al PP en el acuerdo. Es el plan del Ibex 35 y de algunas viejas glorias de su partido, y le aseguro que en esa segunda entrega el plan no es que usted sea presidente”.

Cita del fundador del PSOE. Entre críticas y más críticas al pacto del PSOE y Ciudadanos, el discurso de Iglesias también escondía otro dardo envenenado contra Sánchez. Y es que el líder de Podemos ha incluido una referencia a la figura histórica que lleva su nombre y apellido: Pablo Iglesias, fundador del propio PSOE. “Si rectifica usted y gobernamos juntos, tendremos enemigos, pero no debe importarnos”, decía como anticipo. “Merecer el odio de los que envenenan al pueblo, de los que roban, será para nosotros una honra. La frase no es mía, sino del fundador de su partido”. Los aplausos de los diputados de Podemos contrastaban sobremanera con el enfado evidente en los escaños del PSOE.

Así las cosas, las posibilidades de un acuerdo entre el PSOE y Podemos siguen menguando con la misma velocidad que aumentan las opciones de que en junio se celebren unas nuevas elecciones generales. Quizás lo sucedido este miércoles en el Congreso suponga un punto de no retorno en las relaciones entre ambas formaciones. Aunque la política, como reconocía en la tribuna el propio Iglesias, es el arte de lo posible. Y pactos más difíciles se han visto.