CSP, la confluencia de Podemos, ICV, EUiA y Equo se presentó a las elecciones catalanas defendiendo un referéndum pactado con el Estado. En su programa electoral, no obstante, figura de manera destacada el inicio de un proceso constituyente propio. Este proceso, según el partido, está fundamentado en la plena soberanía del pueblo catalán para decidir su futuro y no debe estar subordinado a ningún otro marco.

Varios miembros de CSP están molestos porque la lista liderada por Lluís Rabell se ha desmarcado de la invitación de la CUP para negociar este proceso constituyente. La hoja de ruta ideada por CSP tiene muchos elementos en común con las reclamaciones que plantea la formación anticapitalista. Diversos miembros del ala soberanista de la coalición aseguran, sin embargo, que hasta pasadas las generales de diciembre “no se moverá un dedo” en este asunto. Las mismas fuentes aseguran que desde Podemos se ha pedido que se mantenga el asunto en stand by para no perjudicar las aspiraciones nacionales del partido en los comicios del 20 de diciembre.

Desde Podemos, que representa el 50% de la coalición electoral, aseguran que la CUP no ha hecho ninguna propuesta en firme. “No podemos desmarcarnos de algo que no se nos ha ofrecido”, según explica un miembro del partido.

El líder de la CUP, Antonio Baños, tendió la mano a Rabell el pasado martes y aseguró que se pondría en contacto con CSP para entablar negociaciones sobre el llamado proceso constituyente. Durante la campaña fue el propio Rabell quien apostó por un entendimiento entre la CUP y ERC para formar un frente de izquierdas. La respuesta de CSP ante los medios al ofrecimiento de Baños ha sido, por ahora, negativa. Rabell ha asegurado este miércoles que los movimientos de la CUP son una “operación de maquillaje” para acabar invistiendo a Mas.

La campaña más ambigua

En una campaña electoral dominada por el blanco o el negro, el gris se convirtió en el objetivo de todos los golpes. La ambigüedad de la confluencia le costó cara a CSP, que recibió reproches de todos los partidos tanto en los debates como en los mítines.

Xavier García Albiol e Inés Arrimadas acusaron reiteradamente a Rabell de ser independentista. La CUP y Junts Pel Sí señalaron en repetidas ocasiones que votar a CSP significaba apoyar al bando unionista y le afearon a Rabell que lo fiara todo a un acuerdo con el Estado que nunca llegaría.

En la noche electoral, sin embargo, todo cambió. Ambos sectores se apresuraron a contar los 11 diputados de CSP en su bando. JPS se desdijo y ya no contó los votos de CSP en el lado unionista. PP, C’s y PSC sumaron los votos de la lista de Rabell a su bando para demostrar que el soberanismo no había ganado en votos.

El intento de evitar el marco plebiscitario y focalizar el discurso en las políticas sociales se demostró un fracaso, y la coalición obtuvo un resultado muy por debajo de lo esperado.

Una pluralidad difícil de gestionar

CSP nada entre dos aguas debido al gran número de corrientes que hay en la coalición. En el partido hay desde federalistas en un lado hasta independentistas en el otro extremo, pasando por un sector mayoritario que se define como confederalista.

En Podemos existe un pequeño sector independentista, pero quien ha hecho más esfuerzos para que la formación se comprometa con ese proceso constituyente ha sido Compromís per la Independència (CxI), el sector independentista de ICV. Esta corriente es minoritaria dentro del partido pero aún tiene cierta influencia en el seno de la organización.

Dentro de la ejecutiva de ICV hay varios dirigentes de este sector que se han declarado abiertamente independentistas. Es el caso de su coordinadora, Noe Ayguasenosa; los exdiputados Jaume Bosch y Laura Massana o el exconcejal por Barcelona Ricard Gomà. También en el Consejo Nacional se encuentran una docena de miembros soberanistas.

En ICV le quitan hierro a la capacidad de influencia de este sector dentro del partido. Los independentistas de ICV, sin embargo, se atribuyen la aparición en el programa de la apuesta por una “Cataluña soberana”, el inicio de un “proceso constituyente para decidir el modelo económico, social y político” y la celebración de un referéndum. “La existencia de esta hoja de ruta permitió que muchos nos quedáramos”, cuenta Sara Vilà, portavoz del sector independentista y número 1 de CSP por Lleida.

Otros históricos del partido, sin embargo, no se sintieron cómodos y dieron un paso a un lado. A la fuga de Raül Romeva del pasado marzo se sumó la ausencia en esta campaña de dos veteranos del partido como Josep Maria Armengou y Enric de Vilalta. Este último defendió el voto para JPS y la CUP. “Los de Podemos nos han alejado de los catalanes”, explica otro veterano de la formación. “Aquí mucha gente no se fía de Pablo Iglesias”.

El “cinismo” soberanista

Los independentistas de ICV no esconden su enfado con las formaciones independentistas por el trato que ha recibido CSP durante la campaña. “Ha habido mucho cinismo”, explica Vilà. “Hasta el día de las elecciones éramos los botiflers [traidores], después ya no”.

Vilà considera que se ha menospreciado la hoja de ruta constituyente que proponía CSP. “Para la ANC y Òmnium ha sido como si no existiera”, explica “y coincidía mucho con la hoja de ruta de la CUP”. El pasado martes los presidentes de Òmnium y ANC tendieron la mano a la formación liderada por Rabell, que mantiene buena sintonía personal con ambos dirigentes.

La portavoz de la formación reconoce que pocos soberanistas han visto CSP como el proyecto más útil para alcanzar la independencia y esto les ha perjudicado. Vilà, no obstante, sigue defendiendo que todo pasa por un referéndum pactado con el Estado. “La llave de la caja sigue en Madrid”, resume.

Una coalición cuestionada

Los malos resultados en las elecciones catalanas han evidenciado la fragilidad de las costuras con las que se fabricó CSP. En ICV el descontento está extendido tanto entre las bases como entre muchos dirigentes. El descalabro que ha supuesto para la formación la confluencia con Podemos ha sido muy grande. De 13 diputados que obtuvieron en la legislatura anterior han pasado a 11 con la confluencia, de los cuales sólo tres pertenecen a ICV.

Después de una reunión de cinco horas, la ejecutiva del partido decidió avanzar sustancialmente la asamblea nacional del partido para renovar la cúpula dirigente. La asamblea, prevista para mayo de 2017, se celebrará finalmente a principios de 2016.

Tanto Rabell como el coordinador nacional de ICV, Joan Herrera, reconocieron que la apuesta no había funcionado como esperaban, a diferencia del éxito que tuvieron las listas de confluencia en las pasadas elecciones municipales. En la reunión de la ejecutiva del partido ecosocialista se acordó apostar por la continuidad de la confluencia, a la espera de que el consejo nacional lo ratifique este sábado.